39. La fábrica

730 75 20
                                    

– ¿Segura que quieres probar esto? – Preguntó Natasha jadeante arrodillada en la cama viendo a su esposa recostada a su lado

– Totalmente, láska – Asintió mordiendo su labio inferior – Yo te voy avisando como me voy sintiendo – Decía intentando respirar correctamente

– Okay, ojos bonitos – Sonrió agachándose a besar sus labios

– Recuerda que jamás he estado con hombres, así que seguro estoy algo estrecha – Emitió ligeramente nerviosa y emocionada de probar algo nuevo con su esposa

– Seré muy cuidadosa, lo prometo – Le dejó otro beso y se levantó un poco para ponerse un strap on

Wanda la veía con atención, no creía lo que estaba a punto de hacer, se sentía en total confianza con Natasha y sabía que sería un momento realmente interesante si era la rubia la que le daba su primera experiencia de ese tipo, nunca se le había ocurrido tratar algo así con ninguna pareja y estaba segura de que si no fuera ella en específico no se atrevería a hacerlo con nadie.

– ¿Lista? – Preguntó Natasha posicionándose enfrente de ella

– Sí – Dijo con seguridad – Aunque estoy húmeda no creo que sea suficiente – Sonreía a como su esposa levantaba un poco su espalda para acomodar una almohada en su zona lumbar

– No te preocupes, este juguetito venía con todo lo necesario – Emitió tomando un lubricante de su mesa de noche y empezó a restregar el falso falo – Voy a entrar ¿Sí?

– Está bien – Asintió sintiéndose como si fuera virgen de nuevo, Natasha empezó a meter el juguete en su centro mientras acariciaba las piernas de Wanda

– ¿Lo puedo meter todo?

– Mmhhmmmm – Asintió tomando la mano de su esposa, sentía una especie de presión extraña, aunque no era incómodo – Puedes moverte cuando gustes – Dijo notando que la rubia estaba algo consternada de si seguir o no

– Lo haré lento – Dijo empezando a salir y entrar en ella

– Ah... – Gimió cuando comenzó a sentir placer después de unos segundos, creía que era un efecto del lubricante – Sí... así... – Notó como su esposa empezó a subir la velocidad y se inclinaba ante ella para verla a los ojos – Más rápido, mi Nat

La rubia empezó a besarla mientras atrapaba los gemidos de ella con su boca, adoraba poder tocar a su esposa con ambas manos mientras le daba placer, había sido una buena compra después de todo.

...

Veía la televisión mientras doblaba la ropa, sentía que el día no le rendiría, pues tenía más ropa en la lavadora y no había empezado a hacer el almuerzo, esperaba que Wanda llegue lo más rápido posible, no solo porque la extrañaba si no porque necesitaba ayuda, Leila jugaba en el piso, era adorable verla, aunque en un rato ya le tocaría su comida de media mañana, adoraba su vida, pero a veces todo parecía acumularse.

– Natasha – Escuchó su nombre justo después de la puerta abrirse – Nat – La voz de Wanda se escuchaba llorosa

– Amor, aquí estoy ¿Qué pasa? – Se aproximó preocupada a su esposa, quien cerró la puerta y la abrazó con fuerza – Dulce ¿Qué sucede? – Escuchaba el llanto de ella aumentar, correspondió a su abrazo acariciando su espalda y cabello dejándole besos en la coronilla

Natasha recordó que después del desayuno, Wanda recibió una llamada de improviso que solicitaba su presencia en la fábrica con prontitud, no quería adelantarse a conclusiones, pero estaba segura de que algo muy fuerte había pasado para que su esposa esté en lágrimas que no podía contener.

El aroma de la coincidencia | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora