22. La llamada de la escuela

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No sabía hace cuanto estaba parada enfrente de ella, no entendió su actitud ayer, tampoco quería dejarla sola, pero se trataba de su novia y su mejor amiga, ella no entendía el conflicto y confiaba en que Natasha tampoco, las amaba a las dos y quería que se lleven bien, pero para eso Yelena debía poner de su parte.

– Solo tienes que decirlo – Insistió Wanda viendo a la rubia – ¿Qué es lo que tanto te molesta de Nat?

– Ya te dije que no es nada en específico – Mintió de nuevo repitiendo su respuesta – Yo soy libre de querer hablar con alguien o no, yo no he sabido nada de Natasha por años, quiero que siga así ¿No es más fácil respetarlo?

– Y que te alejes de todos nosotros solo porque no puedes soportar la presencia de mi novia, es inmaduro Yelena – Emitió cruzada de brazos

– Déjame ser inmadura entonces – Decía restándole importancia – No me voy a alejar de mis amigos por ella, ¿Por qué te conflictúa tanto que solo la salude y me despida si la veo?

– Porque no es normal a nuestra edad tener rencores del pasado – Aclaró la castaña – Y menos que la detestes sin más, no tienes ni siquiera un motivo en específico, Yelena

"Tenía uno, pero contigo son dos ahora" Pensó la rubia viendo hacia otro lado – Ese es mi problema...

– Habla conmigo, Yels – La tomó de los brazos – Eres como mi hermana, yo te adoro y si piensas que le diré a Natasha lo que te molesta, claro que no, nuestras conversaciones son privadas – Aclaró

– Wanda, no hay nada que decir – Emitió en un suspiro sintiendo que estaba al borde de perder la paciencia

– Dejando lo que piensas de ella de lado, tú que la conoces hace mucho... ¿Crees que es buena para mí? – Preguntó viéndola a los ojos

– Wanda... – Sintió mucha responsabilidad al responder algo así, pero decidía seguir siendo sincera – No es mi lugar decidir eso, yo no la conozco realmente – Agachó la mirada "Y deja de insistir en lo mismo que en cualquier momento te digo que rompas con ella con cualquier excusa que me invente" Pensó viendo al piso.

– Yels... – El sonido de su teléfono la interrumpió – Dame unos segundos – Frunció el ceño al ver que era Natasha quien la llamaba – Láska... – La rubia no evitó rodar los ojos a un lado sabiendo quien llamaba a su amiga – No estoy en la oficina... sí, a eso vine... ¿Qué?... ¿Por dónde estás?... Voy para allá... tiene que haber una explicación... no lo regañes – Advirtió – Sé que lo puedes solucionar sola, pero yo voy a ir... okay... okay... okay... nos vemos... te amo, adiós – Colgó metiendo su celular a su bolso

– ¿Todo bien? – Preguntó sin mucho interés

– A Natasha la acaban de llamar de la escuela, Mason se metió en algún problema, debo ir – Decía apresuradamente poniéndose el bolso al hombro

– Creí que iríamos a comer – Emitió sintiéndose una niña pequeña por haber dicho algo así

– Lo dejaremos para la próxima – Besó su mejilla y la abrazó – Nos vemos, Yels y piensa en lo que te digo, por favor – La vio a los ojos – Yo te quiero a ti y Nat en mi vida, me alegraría que se lleven bien, no voy a obligarte a contarme, pero si pudieras hacer ese esfuerzo por mí estaría infinitamente agradecida – Le sonrió ligeramente – Siempre vas a ser mi chica especial, Yels

La rubia no podía creer que esa simple frase siga teniendo tanto efecto en ella, solo suspiró y asintió – Lo pensaré, ya vete, tienes que salvar a ese niño

– Tu sobrino, Yels – Emitió emocionada, la rubia intentó sonreír

– Vete y no vuelvas hasta que tengas tiempo para mí – Dijo en una especie de broma, Wanda rio ligeramente besando su mejilla y por fin cruzando la puerta de salida

El aroma de la coincidencia | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora