64. La responsabilidad

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Estaba acomodando los platos del lavavajillas, aprovecharía de hacer el mayor quehacer posible, ya que los niños no estaban y su esposa se había ido a comprar algunas cosas para la casa.

– Mamá – Escuchó Wanda, frunció el ceño al ver a su hijo mayor – ¿Tienes un momento?

– Sí – Dijo la castaña volteando a verlo – ¿No deberías de estar en la escuela? – Cruzó los brazos con una ceja alzada

– Mamá – Decía notablemente nervioso – ¿Recuerdas a Kat?

Wanda no entendía qué pasaba y también se estaba poniendo nerviosa, pero solo decidió escucharlo – ¿Tu novia desde los doce años? Sí, la recuerdo

– Bueno... nosotros, ella, más bien...

– Dilo

– Lo que pasó, es que... está embarazada – La castaña no sabía si reír o que hacer exactamente, estaba muy nerviosa y no creía realmente que lo que escuchaba era cierto

– Mason, si estás bromeando con algo tan serio como esto...

– No – Se acercó a ella – Te juro que no, Kat está en la sala y tengo mucho miedo, no sé qué hacer, no sé ni como decirle a mamá, no contaba con ella que no esté en casa, pero te juro que no sé qué hacer – Tenía los ojos cristalizados, ella abrazó a su hijo

– Mason, tranquilo... – Dijo para ella misma también – Vamos a pensar en algo, tampoco sé cómo le diremos a tu mamá, pero ambas te apoyaremos totalmente con lo que suceda, te amamos y vamos a ayudarte

– Gracias – Susurró aferrándose a su mamá

Wanda tenía mil pensamientos en la cabeza, estaba nerviosa y temerosa, debían seguir muchos pasos, entendía que fue un error, también quería que su hijo fuera consciente de ello.

– Mason – Se alejó un poco para verlo a los ojos – Esto va a ser incómodo, pero ¿Por qué no se cuidaron? – Debía empezar a regañarlo – Siempre se te dio todo para que no pase algo como esto, tu papá te regaló una caja entera de condones, siempre te hemos hablado que tener relaciones sexuales no es un juego, no son solo unos momentos de placer y ya, porque todo tiene consecuencias

– No sé qué pasó – Emitió asustado – Te juro que yo me cuidé todas y cada una de las veces, no solo con condones, también Kat tenía su propios espermicidas, justo para evitar esto, pero simplemente no sabemos qué pasó

Wanda suspiró era cierto que siempre había un riesgo de que algo así suceda – Sé que todos estos años nuestras vidas han sido tan tranquilas que no lo pensábamos tanto al decidir tener bebés, pero un hijo es una gran responsabilidad, Mason

– En mi defensa, si mamá y tú pudieran concebir de manera tradicional, seríamos más de cuatro en esta casa – Dijo lo primero que se le ocurrió

La castaña no evitó soltar una pequeña risa, sabía que su hijo estaba nervioso, así que realmente no pensaba lo que decía – Bueno, esperemos que tu mamá llegue, hablaremos con ella y después con Kat que debe ser la más asustada y preocupada, aunque la verdad no sé como Natasha lo vaya a tomar

– ¿Cómo me vaya a tomar qué cosa? – Ambos escucharon la voz de la rubia, se tensaron notablemente. Natasha dejó las compras en la encimera, y los vio seria – ¿Por qué no estás en la escuela?

– Láska – Empezó diciendo Wanda creyendo que como adulta debía enfrentar a su esposa – Necesito que nos escuches, Mason vino aquí con Kat, que está en la sala, porque... Kat está embarazada

Natasha pasó de la sorpresa a la seriedad en un segundo, volteó a ver a su hijo y Mason supo que lo que diría su mamá no sería nada relajado ni un regaño amoroso como el de Wanda, no porque no lo ame, solo que su manera de demostrarlo cuando él se equivocaba no era como la de la castaña.

El aroma de la coincidencia | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora