EXTRA: muñequitos de nieve

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La nieve caía sin parar por todos lados. Estaban todos los árboles cubiertos de nieve, los columpios y los toboganes estaban todos cubiertos de nieve.

Estaba mirando a la ventana con una taza de chocolate caliente en mi mano y en pijama. Era tan relajante ver la nieve caer tan lento...

Una mano de posa en mi cintura y deja un beso en mi nuca haciéndome estremecer.

—Feliz navidad princesa. —sus manos en mi cintura rodean mi abdomen abrazándome—

—Feliz navidad mi amor. —recargó mi cuerpo en el suyo—

Escuchamos risas y piecitos correr mientras bajan las escaleras.

Volteamos de donde proviene ese ruido y vemos a nuestros hijos bajar las escaleras riendo.

—¡Mamá, papá! —grita Mackenzie—

—¡Está nevando aún más! —Grita Charlotte acercándose a la ventana—

—¿Ta nevando? —dice mi hijo más pequeño de dos años—

—¿Y ustedes que?, ¿no piensan saludar? —digo cruzándome de brazos—

Con sonrisas en sus caras vienen a abrazarnos a ambos.

—Feliz navidad mis niños. —dice mi esposo—

—Feliz navidad mami, feliz navidad papi. —dice Mackenzie—

—¡Feli navida! —Dice enseñando sus dientecitos que le están saliendo con una sonrisa—

—¿Podemos salir? —pregunta Mackenzie—

—Después que desayunen. —Digo sentándome en la mesa—

Los niños toman asiento en la mesa y comienzan a comer rápido para después salir.

La primera que termina es Mackenzie, luego Charlotte, y el pequeño Nicholas se frusta porque quiere mas de algo.

—¡Aba! —Grita levantando las manitas—

—¿Que? —digo sonriendo—

—¡Aba! —repite—

—¿Agua? —el asiente— ¿Quieres más agua?

—¡Chi! —dice asiendo que su papá le dé más agua— ¡Rica!

—¡Rica! —lo imita su papá—

—¿Ya podemos salir? —dice Charlotte—

—Ahora si. —digo y ellos chillan de alegria—

—Vamos, si quieren salir tienen que ponerse un abrigo, oh si no, serian cubitos de hielo.

—¿Cubitos de hielo? —pregunta Mackenzie—

—Si, cubitos de hielo. Y yo me los comeré si os convertís uno. —dice mi esposo—

—No me quiero convertir en un cubito de hielo humano mami. —dice Mackenzie—

—Yo tampoco. —Ahora la que habla es Charlotte—

—Pues pónganse sus abrigos.

Minutos más tarde estábamos todos saliendo al jardín con unos abrigos, guates y gorros puestos por el clima.

—¡Charlotte mira! —grita Mackenzie tomando nieve en sus manos, y cuando Charlotte la mía se la tira en la cara—

—¡Mackenzie! —grita entrecerrando sus ojitos hacia su hermana— No te me escapas eh. —dice corriendo con ella por todo el patio—

Estábamos sentados mi esposo y yo en los escalones de la casa mientras mis hijos corrían por todo el patio.

—¡Papi! —Llama a mi esposo Charlotte— ¿Nos ayudas a hacer un muñeco de nieve?

—Claro mi vida.

Mi esposo estaba empeñado ayudando a nuestras hijas a hacer un muñeco de nieve. Mis oídos oían sus risas y era el mejor sonido del mundo.

—Mami. —me llama mi hijo Nicholas— ¡Neve!

—Nieve mi amor. Nieve. —digo sonriendo—

—¡Neve! —toma la nieve en sus manitas y la tira al suelo nuevamente—

—Estás guapo. —sonriendo y mi hijo me imita acercándose a mi.—

—Tú. —me señala con sus deditos—

—¿Yo estoy guapa?

—¡Chi! —dice viniendo a abrazarme—

—Te amo mi vida. —besó su cabello—

—ti amu. —repite mis palabras—

Cada vez habla más claro, aún así se me complican ciertas palabras. Pero, no podemos exigir, tiene dos años.

—¡Mami mira! —escucho a mis hijas gritarme—

Levanto mi vista y veo a mi esposo y mis hijas que acaban de construir un muñequito de nieve.

—Está hermoso. Pónganse que les tomaré una foto. —miro a Nicholas— ve mi amor. —digo para que se ponga con ellos—

El corre hacia su papá el cual lo toma en brazos, mis hijas se ponen a cada lado del muñequito y mi esposo y Nicholas quedan en medio atrás del muñequito de nieve.

—¡Sonrían familia! —digo y todos sonríen—

—¡Feliz navidad! —grita mi esposo—

—¡Feliz navidad! —gritó yo—

—¡Feli navidad! —grita Nicholas haciéndonos reír a todos—

Alexander deja a Nicholas en el suelo y este corre con sus hermanas por todo el patio.

Me acercó a mi esposo y rodeó su cintura y lo abrazo.

—Hemos creado una muy linda familia. —digo viendo a nuestros hijos—

—Tú los cargaste nueve meses, tú aguantaste dos horas de labor de parto. Tú fuiste la que aguantaste cuatro meses de dolores y cambios en tu cuerpo. Tú fuiste la que hiciste todo el trabajo.

—Pero tu te quedaste conmigo todo el trayecto.

—Jamás sería capaz de irme.

—Te amo mucho baboso.

—Y yo a ti niña sin nombre.

Besa mis labios y siento a alguien abrazar mis piernas y miro hacia abajo y veo a Nicholas abrazar mis piernas sonriendo.

—¡Ven acá! —dice mi esposo cargándolo como saco de papas—

Las risas de mis hijos y de mi esposo se escuchan por todo el patio haciéndome sonreír.

Nota: un poco tarde pero, ¡Feliz navidad!

A.

Después de Tanto [COMPLETA] [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora