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Cada vez se acercaba más mi cumpleaños, solo quedaban tres días para el cuatro de junio, para mis diecisiete, y mi madre estaba de los nervios, por eso me ponía a mi más nerviosa, yo no quería celebrar nada, una cena con la familia y ya está, pero ella se había empeñado en hacer cena, fiesta y no sé qué más. Yo ya ni la escuchaba, porque con ese tema me ponía la cabeza como un bombo.

-Tía, ¿Te vienes hoy a la fiesta que celebran cerca del Barranco Agua de Dios?- Me preguntó Elisabeth en la salida del instituto.

-Preguntaré a mis padres, y si me dejan te digo algo.

-Escríbeme, si vas te pasamos a buscar sobre las diez. Ciao guapa. -Nos dimos un abrazo y cada una se fue en direcciones diferentes.

Nunca había salido de fiesta, a no ser que fueran los cumpleaños de Carmen o su hermano, pero no los llegaba a considerar como una fiesta, ya que solo hacían una celebración con su familia, pero al ser una familia tan grande y con tantos primos pues...

Me subí al coche, no sin antes haber saludado a Valentino. En el camino a casa, les envié un mensaje a David y a mi madre preguntándoles sobre si me daban permiso para ir a la fiesta, ya que si se lo preguntaba en persona tendría que esperarme hasta casi las siete. Enseguida me respondieron ambos con un Sí. Pero en la parte que no había pensado era en qué se ponía la gente para ir de fiesta, al menos en Girona me podía hacer una idea, pero aquí la moda era diferente, y no sabía que se ponían para salir. Llamé a Pedri, era el único que podría ayudarme un poco sobre esto de la ropa, ya que, fue él quién me escogió el vestido para la cena del aniversario de sus abuelos.

-Qué bien que estés aquí. -Dije dejándolo pasar y cerrando la puerta, pero un pie impidió que se cerrara.

-Hola.-Saludó Pablo detrás de Pedri.

-Lo siento Pablo, no te había visto. Si tenéis que hacer algo... tranquilos, ya me busco la vida, no quiero haceros perder el tiempo.

-Pero que cosas dices Levana, nosotros estamos siempre a tu disposición, veinticuatro siete.- Bromeó Pedri.

-Y que se supone que tenemos que hacer? -Inquirió Pablo.

-Ayudarme a escoger ropa para esta noche, que salgo de fiesta por primera vez.

-¿Eso no lo tendrían que hacer las chicas?- Volvió a preguntar Pablo, pero Pedri lo hizo callar con una colleja.

-Es que... solo tengo una aquí, y casi todas las tardes está ocupada ayudando a sus padres en la tienda que tienen. Y la otra está en Girona, así que no creo que pueda hacer mucho. Por eso os digo, que si no queréis estar aquí o tenéis cosas más importantes por hacer os podéis ir. -Dije con cierto rubor en mis mejillas, me daba vergüenza tener que pedirles eso a ellos, pero era el último recurso que tenía.

-Que no Levi, que ya te ayudamos nosotros. -¿Levi?, ¿Pedi me había puesto un mote? era lo único que llegué a pensar.

-¿Levi?- se me escapó la pregunta, no lo pude controlar.

-Bueno... si no te gusta te llamo por tu nombre... no sé... lo siento... se me ha escapado-dijo Pedri esta vez con tono vergonzoso mientras que un leve color rojizo comenzaba a teñir sus mejillas, esta vez se había sonrojado él y no yo, esto era algo nuevo.

-Bah tranquilo, llámame como quieras. -Le resté importancia aunque por dentro estaba que me subía por las paredes de emoción.

-Entonces... si te puede llamar como él quiera, te puede llamar como su novia. -Habló esta vez Pablo, eso me puso aún más nerviosa, tanto que el agua que estaba bebiendo se me escapó de la boca y mojé a Pedri, que lo tenía en frente mío. Pero por si fuera poco, Pedri se quitó la camiseta enseguida, yo ya me quería retirar de la vida.

-Tierra trágame- Dije en un susurro, Pablo lo logró escuchar y comenzó a reír desenfrenadamente, causando así la risa Pedri, y finalmente la mía.

-Tengo ropa aquí, iré a por ella. -Anunció Pedri dejándonos a mi y a Pablo solos en el salón.

-¿Bueno qué? -Preguntó Pablo mientras se sentaba en el sofá y me hacía una seña para que yo pudiera imitar su acción y sentarme a su lado.

-¿Qué de qué?- inquirí yo esta vez sin saber.

-A Pedri le gustas un montón, no le hagas daño por favor. Te lo pido como amigo tuyo y suyo, ya lo he visto sufrir, y no quiero verlo más así.

-No creo que yo le haga daño, al contrario, me lo acabará haciendo él a mi. -Afirmé haciendo referencia a mis sentimientos y a la apuesta que él había hecho para intentar conquistarme, le estaba confesando a Pablo lo que sentía por su amigo.

-Él ya no se relaciona tanto con Unai y estos, se dio cuenta de que no eran buenas personas cuando tú llegaste a su vida, para ponerla patas arriba, ya no sabe ni dónde están los puntos cardinales, ha perdido hasta el Norte.

-Exageras, ni que fuera para tanto. -Dije para restarle importancia. Las palabras de Pablo hacían que confiara más en Pedri, me hacían creer en que por fin había conseguido conocer al verdadero Pedri, pero por otra parte... no quería fiarme mucho, pues al fin y al cabo no sabía si Pablo también estaba metido en lo de la apuesta y todo este paripé era para que yo cayera.

-Solo tienes que verle la cara, cuando estás tú se le iluminan los ojos, se le dilatan las pupilas. Te juro por lo que quieras que nunca le había visto así, y me da miedo por él. ¿A ti te gusta él?

-No lo sé, quiero creer que si, pero otra parte de mi me dice que no me fie, no sé hasta que punto creerle, me he llevado muchas decepciones con las personas y con lo que aparentan. -Confesé, y era cierto, todo lo que sufrí creó esas inseguridades de confiar en las personas, al fin y al cabo solo nos tenemos a nosotros mismos, por lo que solo podemos confiar en nosotros.

-Si crees que te gusta déjate llevar. Escúchate a ti misma y no dejes que las opiniones ajenas te impidan sentir lo que quieres sentir realmente.

-¿Nos vamos ya o vais a estar ahí de cháchara? -Pablo y yo nos giramos hacia las escaleras para ver a Pedri con ropa seca.

-Vamos, venga, Valentino tiene que estar harto de llevarme a los sitios, al menos le doy conversación. -Hablo mientras nos ponemos marcha hacia el garaje.

-De aquí poco ya tengo carné y podrás dejarlo descansar. Me tendrás a mi para que te lleve a los sitios. -Dijo Pedri guiñándome un ojo, como siempre, Pablo solo soltó una risita que silenció enseguida al llegar al garaje y ver todos los coches que había.

-Pablo, Pablito, aún falta el que se lleva David al trabajo, esto no es todo. Aunque yo también me quedé así cuando vine por primera vez. -Dije poniéndole una mano en la cabeza para sacudirle el pelo como si se tratase de un niño pequeño.

-Hacía años que no venía aquí, solo recuerdo que tuviera dos coches, y ninguno sigue aquí, los ha cambiado por otros muchísimo mejor. -Hablaba mientras se subía al mercedes seguidamente de su amigo, y por último yo, Valentino ya estaba en el puesto del piloto.

-¿Dónde os llevo?- Inquirió Valentino una vez ya había sacado el coche del garaje.

-Al centro comercial, por favor. -El camino no fue muy largo, o al menos se me hizo corto, ya que para mi suerte tenía a Pablo y a Pedri, que hacían que el tiempo pasara más rápido.

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Holaaa personitas bonitaas, como os dije... aquí tenéis otro capitulo más.

¿Creeís que Levana se dejará llevar por sus sentimientos o por lo que opinen los demás? Comentaaar porfiii, que así sé vuestra opinión jeje, y si tenéis alguna idea o crítica no dudéis en comentarla, que así puedo interactuar más con vosotra/os e inspirarme.

Pd: Desde mi punto lector me está encantando como Gavi hace reflexionar a Levana. Declaro a Gavi como cupido jeje.

Os tengo que dar las gracias por lo mismo de siempre, el apoyo recibido, y sobre todo por las 23k de lecturas y los 888 votos, me encanta recibir notificaciones vuestras, muchísimas gracias por levantarme el ánimo y hacerme creer que esta historia os gusta.

Se me olvidaba... Feliz Navidad jeje.
<3 <3 <3



Una rosa para el recuerdo/ Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora