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Cuando por fin llegamos a casa ya había gente en ella, se encontraban en el patio de la piscina. Era una pareja más o menos de unos 45 años o así, nunca antes les había visto, pero, por el contrario, Pedri parecía que si les conocía. Y siendo sincera, no me extrañó, puesto que en la parte trasera del jardín pude divisar a Darío jugando con Asclepio. Así que pensé en que aquella pareja se trataba de los padres de Darío.

-¡Hey! Levana, Pedri, que bien que ya habéis llegado.- dijo mi madre al vernos llegar.

-Hola, encantada, soy Levana- saludé a todos, pero especialmente para presentarme a los dos desconocidos.

-Así que tú eres la famosa Levana... tu madre no deja de hablar de ti en el trabajo, ya tenía ganas de conocerte, por cierto, soy Gonzalo- contestó el hombre mientras se levantaba de su asiento para darme dos besos y después extenderle la mano a Pedri en modo de saludo.

-Soy Valeria, encantada- dijo esta vez la mujer siguiendo los mismos pasos que el hombre, ambos tenían un acento sudamericano, que reconocí como Argentino.

Mientras los adultos junto con Pedri mantenían una conversación, yo fui a saludar a Darío y a mi hermanastro.

-Hola chicos, ¿qué estáis haciendo?

-Jugando, ¿Quieres jugar con nosotros?-preguntó el pequeño con una sonrisa.

-Estábamos jugando al escondite- habló Darío sonriendo igual que Asclepio, pero en cuanto vio a Pedri su sonrisa se esfumó, pero lo dejé pasar por alto.

Después de estar jugando, acabamos cansados, ya que habíamos recorrido todos los lugares para esconderse, y ya no quedaban más, a parte de que ya nos estábamos aburriendo de hacer todo el rato lo mismo. Por eso mismo decidimos ir con los adultos y cotillear sobre cosas de las que hablaban.

David, su sobrino y Gonzalo estaban haciendo algo en la parrilla, que si no escuché mal, hacían asado argentino y David intentaba aprender. En cambio, mi madre y Valeria estaban tomando el sol, ¿en qué momento se han puesto el bikini? Me pregunté a mi misma. En ese mismo instante vi como Asclepio intentaba hacer una de sus travesuras, estaba rellenando su pistola de agua en la piscina, para tirársela a las dos mujeres que intentaban broncearse. Poco después, se escucharon chillidos acompasados de unas risas.

Cuando giré mi rostro para ver a Darío a mi lado y reír juntos de nuestras madres, él no estaba allí, pude verlo manteniendo una conversación con el sobrino de David, y por sus caras, supuse que no se trataba de algo muy agradable. Tenía ganas de saber de qué se trataba, pero en el momento en el que me quería acercar ellos se separaron y cada uno siguió haciendo lo mismo de antes, Pedri volvió a la parrilla y Darío volvió conmigo y Asclepio. A

Durante la comida, todo fue un poco incómodo, o al menos esas fueron mis sensaciones, pero solo por parte de los dos jóvenes, que en cuanto podían se lanzaban cuchillos con las miradas. Aunque los adultos no se dieron cuenta de eso, yo sí.

-Levana- mi madre me sacó de mis pensamientos- los padres de Darío son dentistas, trabajan en la clínica.

Oh no, ya sabía lo que venía a continuación y no estaba preparada para que nadie lo dijera en voz alta, únicamente mi madre sabía el gran complejo que tenía con mis dientes, y lo que diría acabaría con que todos los presentes en la comida lo supieran.

-Mamá- le avisé.

-Podrías sonreír sin taparte la boca. No tendrás vergüenza. Piénsalo por una vez, este es el momento que siempre has querido.- Siempre he querido a mamá, pero por muy cruel que sonara, en ese momento la quería bajo tierra para que se callara de una vez...

-Mamá por favor, para ya- a estas alturas mi cara ya estaba más roja que un tomate, y no por lo que estaba diciendo, sino porque había un silencio en la sala, todos me miraban, y eso me ponía más nerviosa aún. Especialmente la mirada de Pedri, que parecía más curioso que nunca.

-Levana, si quieres mejor lo hablamos un día en la clínica, ¿Qué te parece?- preguntó amable Valeria.- No hace falta que des ahora una respuesta, no te queremos presionar. Pero si decides venir, el día 4 de junio tengo una cita reservada para ti.

-El día de mi cumpleaños- susurré para que nadie me escuchara- está bien, allí estaré el cuatro de junio- di por finalizada la conversación, porque si decía que no, mi madre seguiría insistiendo durante las dos semanas que me quedaban.

-Pero Valeria, ese día es su cumpleaños, ¿no tienes otro día?- Esta vez incluidos Darío y Pedri me miraban con cara de sorpresa, nadie sabía que cumpliría los 17 ese día. No me gustaba que la gente supiera cuando era mi cumpleaños, simplemente no me apetecía ser el centro de atención, y menos me gustaba serlo durante un día completo.

-En ese caso... los días que me quedan son a partir de septiembre, porque en agosto tenemos vacaciones, pero si quieres hacemos una excepción.- habló esta vez Gonzalo.

-No hace falta, el día cuatro ya está más que bien, de todas formas no tenía nada pensado por hacer.

-Pero hija, es tu cumpleaños- dijo mi madre apenada.

-Mamá, para ya, el día cuatro está bien, no sé por qué quieres que vaya otro día si sabes perfectamente que no me gusta celebrar mi cumpleaños.

Después de eso, la comida se me hizo aún más incómoda. Y a las pocas horas se fueron los invitados. Pero por desgracia, por petición de Asclepio su primo se quedaría a dormir.

Eran las siete de la tarde y no tenía nada que hacer, así que me encontraba en la biblioteca buscando algún libro para leer. Todas las veces que había estado en esta biblioteca ninguna vez había indagado entre las estanterías. Pero por desgracia, ninguno llamó mi atención, ¿Qué me pasaba? Nunca había estado en una biblioteca sin coger algún libro y leerlo, y eso que había un montón de ejemplares famosos que ansiaba leer, como por ejemplo "sentido y sensibilidad" "el Hobbit" "Matar a un ruiseñor" "la ladrona de libros" "Jane Eyre"... Llevaba tres semanas sin poder leer nada, al principio pensé que se debía al cambio de ciudad, pero a medida que pasaban los días, cada vez estaba más confundida. Había oído hablar sobre los bloqueos lectores, pero nunca había sufrido uno, y ahora podía saber lo que se sentía, definitivamente, había caído en un bloqueo, y ni siquiera sabía como podría salir de este.

-¿No encuentras nada? Si quieres te puedo recomendar alguno- Alguien entró en la biblioteca, y reconocí la voz, otra vez se trataba de Pedri. En estos momentos no quería hablar con nadie, y menos con él.

-No gracias, ya estaba por irme.

-Me di cuenta de cuando me mentiste aquella vez que te lo pregunté, pero no me esperaba que fuera porque te daba vergüenza enseñar tu sonrisa.

-Pedri, no tengo ganas de hablar ahora, y menos de ese tema.

-¿Entonces porque no quieres celebrar tu cumpleaños?

-Te estoy avisando de que no quiero hablar, no me presiones porque será aún peor.

-Está bien, ya hablamos luego.- me sonrió, y por primera vez parecía una sonrisa sincera.


Entré en la cocina para encontrarme con mi madre, pero a cambio estába David haciendo la cena.

-David dile a mamá que hoy no voy a cenar, y que estaré en mi habitación hablando con Carmen porfa.

-Vale, no le tengas en cuenta lo que ha sucedido hoy en la comida, sabes que tu madre siempre intenta hacerte feliz.

-Ya, pero esas cosas son mejor no decirlas en público, y menos si la persona de la que se trata no está preparada aún para decirlo.

-Ya, pero ya conoces a tu madre. Luego mandaré a mi sobrino a que te lleve algo de cena, y si no quieres ya te entrará hambre más tarde.

-Está bien, buenas noches David.

-Buenas noches Levana.- besó mi frente y siguió haciendo la cena.


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Holaa personas gapaas, este capítulo tampoco ha sido nada del otro mundo, pero es esencial para los próximos...

No he podido subir capítulos hasta ahora porque me encontraba mal y a parte de que he estado corrigiendo algunas cosas de los otros capítulos, porque esta historia está seleccionada para un concurso y es importante que para participar no haya faltas de ortografía y gramática, por eso mismo he estado pendiente de los otros capítulos.

Muchísimas gracias por todo el apoyo que está recibiendo esta historia, nunca habría llegado a imaginar estar nominada para un concurso y llegar a las 7'2k de lecturas. Sois increíbles.

<3 <3 <3 

Una rosa para el recuerdo/ Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora