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Levana:

-Tía, espabila que llegamos tarde a la feria-me dijo Carmen desde el salón.

-Ya voy, es que no sé que ponerme- conteste exhausta por estar probándome ropa.

-¿Quién va a ir?

-Ni idea, pero prefiero no encontrarme con nadie del instituto.

-Son todos unos inútiles, y no los estoy insultando, les estoy poniendo un adjetivo calificativo.

-La maestra de lengua esta orgullosa de ti- salí de la habitación dando una vuelta para que viera el vestido mientras me reía por su comentario.

-Espectacular- comenzó a aplaudir- venga vámonos- cogió su bolso y mi brazo con la otra mano.

-Oye, que ya sé ir sola- me quejé- ¿Al menos has cogido las llaves?- le pregunté a lo que me contestó con una cara de sorpresa, y le balanceé las llaves en frente de su cara para que viera que ya las cogí yo.

-Eres tonta, que susto me has dado, ya estaba pensando en como coño saltar por la ventana e intentando recordar si la había dejado abierta.

Fuimos caminando, pues su casa estaba a menos de veinte minutos de la feria, y hablamos sobre temas triviales, el instituto, las personas de este, que compraríamos... pero yo no dejaba de pensar en quien iría, no quería encontrarme con el grupito que se ríe de mi en el instituto.

Cuando llegamos había muchas personas, las paraditas de libros y rosas estaban repletas de compradores, las calles estaban completamente llenas de parejas con un libro y una rosa en mano. Otros como Carmen y yo simplemente vinimos para comprar libros, ya que estaban rebajados a un precio accesible para poder comprar más de lo normal.

-Tía, mira en esa paradita, está toda la saga completa de Crepúsculo, ¿no te la querías comprar?- me indicó Carmen.

-¿Alguien ha dicho Crepúsculo? Allí que voy- dije agarrándola del brazo.

Había una cola inmensa y yo no dejaba de pensar en que alguien más los quisiera y me los quitara. Pero aun así yo estaba allí aguardando y rezando para comprarlos. Vi que mi amiga estaba inquieta y mirando la parada de atrás, no sé si era por el guapo vendedor o por el libro de After.

-Va, ves- le indiqué- no me voy a mover de aquí- sin decir nada me dio un beso en la mejilla y se fue corriendo.

Estuve esperando por más de veinte minutos y para mi suerte nadie se había llevado esa saga. De repente noté como alguien tocaba suavemente mi hombro.

-¿Ya te has comprado el libro?-pregunté sin girarme a lo que alguien me respondió con un carraspeo.

-No me he comprado ningún libro- contestó un chico de pelo rizado oscuro bastante guapo con una rosa en la mano.

-Perdón te he confundido con alguien- contesté para volver a mirar si seguía la saga.

-No, al contrario, te quería dar esto- me extendió la rosa.

-¿A mí?- pregunté incrédula.

-No, al fantasma que tienes al lado- se burló- ¿la vas a coger o busco a otra chica para dársela?- preguntó serio e impaciente.

-Gracias supongo- cogí la rosa con timidez.

-De nada- sonrió mostrando sus pequeños dientes y achicando sus ojos marrones- a propósito, ¿Cómo te llamas?

-Levana ¿y tú?

-Encantado Levana, soy Pedro, pero todos me llaman Pedri.

-Ah- no sabía que decir así que volví a mirar si estaban los libros.

-Me gusta tu pelo.

-A nadie le gusta el color rojizo de mi pelo, ¿Por qué le iba a gustar a un desconocido?

-Porque quizás los desconocidos tengamos buen gusto-me guiñó un ojo mientras volvía a sonreír.

-Señorita, SEÑORITA- chilló el vendedor- ¿va a comprar algo o va a quedarse ahí babeando?

No me había dado cuenta de que me quedé mirando a Pedri, hasta que aquel hombre me llamó.

-Perdón- me disculpé, y noté como mis mejillas se tornaron rojas- quería toda la saga de Crepúsculo.

-Perfecto, serán veinte euros- dijo dándome una bolsa con ellos.

-tenga, muchas gracias- le extendí el billete azul.

-Gracias a usted.

Salí de la cola para encontrarme con mi amiga hasta que volvieron a tocarme el hombro.

-Te has puesto roja.-me soltó sin más.

-No me digas, no lo había notado para nada.- contesté cortante para proseguir con la búsqueda de mi amiga.

-¿Dónde vas?- me preguntó mientras seguía mi ritmo.

-Con mi amiga he venido con ella, ¿Y tú?

-Yo he venido con unos amigos y mi hermano, pero si quieres te acompaño.

-Ah, bueno- no sabía que decirle para que se fuera- si quieres puedes ir con ellos, yo me voy con mi amiga.

-Vale, pues nada, ya nos veremos otro día- volvió a guiñar su ojo y se fue.

-Adiós- le contesto en un susurro casi inaudible incluso para mí.

Fui a la paradita donde se encontraba mi amiga, y allí estaba ella flirteando con el muchacho rubio de ojos claros. Así que esperé a que me viera, pero... el día era demasiado bueno como para seguir teniendo suerte, no se dio cuenta de que llevaba esperándola por más de diez minutos. Por lo cual decidí acercarme.

-Hola, ¿ya lo has comprado?- le pregunté refiriéndome al libro de Anna Todd

-Hola- me respondió sonriente- no, aún no, mira, te presento a Marcos. Marcos ella es Levana mi hermana adoptada- dijo para después reírse.

-Ella y su toque de humor..., encantada Marcos- le extendí mi mano en modo de saludo.

-Igualmente- contestó cogiendo mi mano.

-¿Oye y esa rosa?- preguntó Carmen.

-Un chico- dije restándole importancia.

-Lo siento Marcos, te doy mi número y ya vamos hablando, pero tengo que ir a que esta niña me explique con TODO detalle las cosas.

-Te dejas el libro- le recordé.

-es verdad. Oye Marcos, ponme el de after porfa.

-Toma- le sonrió a mi amiga- te lo regalo.

Después de recorrer todos los puestos de libros y flores llegamos a un altar donde había un hombre vestido de la edad media y explicando la historia de "SANT JORDI" con un montón de gente a su alrededor escuchando.

-Había una vez, hace muchos años, por estas tierras habitaba un dragón que atacaba al reino, echaba fuego por su hocico y arrasaba con todo cuando tenía hambre. Los ciudadanos, muertos de miedo decidieron darle de comer para apaciguar su hambre y que les dejara en paz. Pero no salió como esperaban, el dragón cada vez tenía más y más hambre, llegó un punto en el que los ciudadanos se quedaron sin animales para comer, tampoco tenían para darle al dragón. Entonces decidieron que cada día, por sorteo un paisano se tendría que ofrecer como comida para el dragón. Las familias cada día eran menos, hasta que un día en el sorteo salió el nombre de la princesa. El rey aterrado por la muerte de su hija y por la herencia del reino decidió llamar al famoso caballero Jordi. Llegó el día en el que la princesa sería ofrecida para el terrible dragón, pero cuando se la iba a comer, Jordi llegó por detrás con su caballo blanco como la nieve y le enterró su espada al dragón, dejando así a la princesa libre. Ella corrió a sus brazos y de la sangre del dragón tendido en el suelo, salió un rosal, Jordi al ver las rojas rosas le regaló una a su princesa. Y vivieron felices y comieron perdices hasta día de hoy, que la leyenda sigue en pie, el veintitrés de abril se regalan rosas a las princesas y libros a los príncipes.- Todos comenzamos a aplaudir por la bella historia.

-Tú eres la princesa de un desconocido- se burló mi amiga.

-Cállate, al menos me han dado una rosa.

-Y a mí me han regalado un libro, especialmente el que deseaba con ansias.

-Pero no estás siguiendo las normas de la leyenda- le contesté.

-Las normas están para modificarlas, y en algunos casos romperlas. Si no se hubieran cambiado seguiríamos en el siglo X- dijo para después dejarme callada.

-Vaya, parece que te ha comido la lengua el gato- se volvió a burlar.

-Pues no- y seguidamente le saqué la lengua, como una niña pequeña.

-¿Quieres ir a casa y ver una peli? Mis padres llegarán tarde, como siempre -

-¿Harry Potter?-sugerí, pero negó con la cabeza- ¿el corredor del laberinto?- volvió a negar.

-¿Qué te parece clouds? He oído hablar de ella.

-No sé cuál es pero me vale.

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Holaaa, espero que os guste el primer capítulo. Si tenéis dudas podéis ponerlas por los comentarios y las responderé, al igual que si tenéis sugerencias .

<3 <3 <3

Una rosa para el recuerdo/ Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora