-Levana, ¿Cómo estás?- Preguntó Carmen al ver que me estaba despertando.
-Bien, ¿Y Pedri?- Pregunté intentando incorporarme en la cama de hospital, pero ese intento fue en vano, pues sentía un gran dolor en el pecho al hacer algún esfuerzo.
-Ha ido a llamar a tu madre y a explicarle lo que ha pasado.
-¿Cuanto tiempo llevo dormida?
-Un par de horas, te han hecho una transfusión y te han hecho unas cuantas radiografías o resonancias, no sé, esas cosas que hacen los médicos para descartar hemorragias internas o que te hayas roto algún hueso.
-¿Y qué han dicho?
-Que no tienes nada grabe como para operarte pero que el bazo lo tienes inflamado porque ha estado a punto de romperse y que tienes un par de costillas fracturadas, pero que no es necesario operar porque no están partidas del todo. Así que se soldarán solas con el paso del tiempo, pero que para eso tienes que hacer mucho mucho reposo.- Informó remarcando la palabra mucho.
-¿Y mi padre? ¿Sabes algo de él? No me quiero imaginar como lo habrá dejado Pedri... Pero se lo merece, por mucho que me duela decirlo, ya era hora que la paliza no la diera él, si no que se la dieran a él.
-Pues eso, no te preocupes por alguien que no merece ni un segundo de tu vida, que le jodan.
-Levi, ¿Cómo estás? He llamado a tu madre. -Dijo Pedri entrando a la habitación.
-Bien, me duele el pecho, pero en general bien. Gracias por todo. A los dos, gracias a los dos.
-Sabes perfectamente que lo volveríamos a hacer, no tienes que darnos las gracias. -Dijo Carmen mientras me agarraba de la mano como si de una madre se tratase.
-No quiero decir lo mismo que Carmen, pero... pienso lo mismo así que... pues eso, que no tienes que agradecernos nada.- Al ver que Pedri estaba "sin palabras" mi amiga y yo soltamos una leve carcajada, bueno, al menos yo lo intenté, porque en seguida me volvió a doler el pecho.
-¿Qué ha dicho mi madre?
-Se ha puesto histérica, quería venir en el próximo avión y denunciar a tu padre, pero le he dicho que no hacía falta que vinieran, que mañana te darán el alta y luego iremos al aeropuerto para ir a casa. Y sobre lo de la denuncia... eso está en tus manos, pero al ser menor, creo que tu madre puede hacerla por ti.
-Y es lo que hará, conociéndola...
-¿Tú que harías? -Cuestionó Pedri.
-Chicos, voy a tener que ir despidiéndome de vosotros, mañana voy con mis padres de viaje de negocios y... ya me están reclamando en casa. Levana, me sabe muy mal despedirme tan rápido y haber pasado poco tiempo juntas...- Dijo Carmen.
-No te preocupes, el poco tiempo... ha sido de calidad, y eso es lo que importa.- Hablé interrumpiéndola para que no dijera estupideces y se sintiera mal.
-Cuanto te quiero... te voy a echar de menos, y a ti también Pedri, a ver si nos volvemos a ver dentro de poco.- Nos dio dos besos a cada uno, un abrazo y con algunas lágrimas que amenazaban con salir, se marchó.
-A lo que íbamos, ¿Tu le denunciarías? -Volvió a preguntar.
-No lo sé, tendría que pensarlo, por una parte si, porque quiero que por una vez sepa y cumpla con todo lo que ha causado, pero... por otra parte no quiero, porque al fin y al cabo, es mi padre, aunque si, se merece que le denuncie y que la justicia haga todo lo posible por devolverle el dolor que nos a causado tanto a mi como a mi madre.
-Vamos, resumiendo, que si que le denunciarías. -Asentí con la cabeza y ahí se terminó nuestra conversación.
Vino Fer a ver como estaba, se quedó un par de horas, después, Pedri y yo estuvimos un buen rato callados mirando el televisor de la habitación. No había nada interesante, yo miraba la tele pero sin mirarla, estaba pensando en todo lo que había pasado estos días en Girona, quería hablar con Pedri sobre lo de la noche anterior, pero no me salían las palabras, ¿Y si había sido un error? ¿Y si todo era por la dichosa apuesta? eso era lo que mi cabeza pensaba sin parar. Hasta que al parecer, a mi acompañante también le pasaba lo mismo que a mi.
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Una rosa para el recuerdo/ Pedri González
Fiksi Penggemar¿Qué pasaría si viene un completo desconocido a darte una rosa?, ¿Qué pasa si todo resulta ser un reto que le hacen sus amigos? Esta es la historia de Pedro González y Levana López. Este libro no es un cuento de hadas, se convertirá en una historia...