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Cuando llegamos había una gran aglomeración de personas, no sabía que las carreras ilegales tenían tanta fama en este pueblo. Era la primera vez que venía a una de ellas. La mayoría de las personas que se encontraban en ese descampado llevaban una cerveza en alguna de sus manos, o algún cigarrillo entre los labios. Habían muchas chicas semidesnudas, con un top tipo sujetador y unos shorts que se les veía medio culo, a lo cual los chicos respondían con silbidos o piropos hacia ellas. Lo que más me sorprendió fue que ellas se limitasen a reírles las gracias, o a sonreírles por el "cumplido" de chillarles un "GUAPA, QUE NO ME ENTERE YO QUE ESE CULITO PASA HAMBRE" o un "PRECIOSA TE VOY A HACER LO QUE NUNCA TE HAN HECHO" "TÍA BUENA, VAYA TETAS" y muchos más como esos.

-¿Niñas queréis algo para beber?- nos preguntó Samu.

-Yo un Nestea- respondí.

-Una Cerveza sin alcohol- Contestó su hermana, a la vez que miraba hacia una moto, dirigí mi vista hacia allí y me di cuenta de que era al motorista de quien se trataba, el chico de la paradita de libros estaba equipado para conducir una motocross de carreras.

-Vale, no os mováis de aquí, ¿entendido, niñas?-ordenó con miedo por si no le hacíamos caso.

-No nos llames niñas- protesté.

-Es que sois mis niñas, ella mi hermana biológica- apuntó a Carmen- y tú mi hermana adoptiva.

-Anda vete ya, que tengo sed- dijo esta vez mi amiga.

-¿No será que tienes sed por ese pavo de allá no?- curioseó Samu con referencia a Marcos, el de la parada.

-Seguro que si, se le cae la baba, por eso tiene la boca seca.-me compinché con su hermano para burlarnos de ella.

-Bueno me voy ya a por las bebidas que dentro de nada tengo que ir a cambiarme.

-Vale- asentimos las dos.

-¿Quieres ir a saludar a Marcos?- le ofrecí.

-Sí, dile a mi hermano que estoy allí con él.

-Vale no te preocupes, aquí me quedo yo.- contesté mientras me apoyaba sobre una de las barandillas de madera que daba al circuito.

Me sorprendía la confianza que tenía Carmen con Samuel, ella se lo explicaba absolutamente todo a su hermano, al igual que él a ella. Siempre hablaban sobre cualquier tema, sin pavor ninguno, ya fueran drogas, sexo, libros o música. Él que era el más mayor y el más experimentado de los dos, le daba consejos sobre la vida, los chicos... e incluso le enseñaba a defenderse en caso de necesidad. Ella lo escuchaba y de vez en cuando compartía algún que otro consejo que él necesitara con alguna chica de la universidad. Aunque ese asunto ya estaba más que resuelto para él, ya que era todo un galán con las chicas, tenía a la mayoría del pueblo locas por él, y seguramente en la universidad también.

Yo siempre tuve ese sentimiento de necesitar a alguien más, como un hermano mayor en mi casa, el cual le parara los pies a papá, el que defendiera a mamá. Pero me tocaba hacerlo todo a mí, siempre quise un hermano mayor para que me ayudase en mis problemas, el que me tapara los oídos cuando escuchaba a mamá llorar por las noches, el que me ayudara a consolarla, pero sobre todo necesitaba a alguien que me subiera el ánimo, la autoestima y también las ganas de permanecer en esa casa de locos.

Pero con el paso de los años aprendí a que solo nos tenemos a nosotros mismos. Y que si seguía con la esperanza de que alguien llegara para ayudarme con todos mis miedos acabaría hundiéndome en ellos, debía aprender a nadar, a salir la superficie para respirar por mi misma.

-Levana, ¿y mi hermana?- preguntó Samuel interrumpiendo mis pensamientos.

-¿Tu hermana?- pregunté intentando recordar- con Marcos- finalicé.

-Me parece genial, pero se te olvida que no sé quien es ese.

-Vaya es verdad- reí un poco por mi memoria de pez- es el chico por el que se le caía la baba.

-Se ve que ella no pierde el tiempo- rio un poco- toma- me extendió un baso con nestea.

-Gracias.

-No hay de que, voy a darle esto a Carmen y a prepararme- apuntó su otra mano con una cerveza- luego nos vemos- se despidió de mí con un beso en la mejilla, como casi siempre hacía.

-SUERTE- le grité yo esta vez cuando ya había emprendido su marcha.

-GRACIAS- contestó desde la lejanía.

A los pocos minutos volvió alguien a interrumpir mis pensamientos.

-No sabía que tenías novio- dijo alguien a mis espaldas, pero reconocí perfectamente esa voz.

-No tengo, pero en caso de tenerlo, ¿a ti que más te da?- pregunté yo esta vez girándome para verle la cara.

-Nada, no me importaría.

-Pues eso, déjame en paz por favor, mejor vete con tus amigos ¿o es que a caso te has aburrido de meterte con las personas?- dije para volverme a apoyar sobre la barandilla.

-Yo no me metí contigo, es más, mi hermano y yo te defendimos.- replicó Pedri.

-Si para ti eso es defender a alguien, espero que no te tengan que defender nunca- reí sin gracia alguna.

-Bueno vale, ¿y qué querías que hiciese?

-Nada, déjame en paz por favor. Quiero ver tranquila la carrera.

-Aún queda media hora para que empiece, así que tenemos todo ese tiempo para hablar.- Yo bufé y él simplemente sonrió achicando sus ojos.

-¿Y supuestamente de qué quieres hablar conmigo?

-Quiero conocerte mejor, conocer tus gustos, saber de ti.- respondió sin más.

-Pues a mi no me gusta que la gente sepa de mí, mala suerte.

-Solo estoy tratando de ser amable ¿vale?- dijo ahora un poco molesto por mi actitud pasota.

-Me parece perfecto, pero podrías haberlo sido desde un principio.

-Te propongo un juego- ignoró olímpicamente lo que dije- hacemos cinco preguntas cada uno, y tenemos que responder con total sinceridad.

-¿Después de eso me vas a dejar en paz?- cuestioné a punto de aceptar.

-Probablemente... si o no- respondió riendo.

-Acepto- me rendí

-Es fácil convencerte- volvió a reír.

-¿Quieres ver como me voy y a tomar por culo el juegecito?- le amenacé

-Mejor me callo- afirmé con la cabeza.

-¿Por qué te tapas la boca al reír?- me preguntó.

Siempre que podía me tapaba la boca con una mano al reír, al menos desde que me empezaron a desaparecer los dientes de leche. Tenía los incisivos laterales sobresalidos hacia fuera, en la escuela me llamaban vampiro por ello y desde ese entonces me tapo la boca cuando tengo que reírme o hacer algo que los enseñe. Era uno de mis mayores complejos, casi nadie lo sabía. Intenté ir a dentistas para que me pusieran aparatos para corregirlo, pero a mi familia no le llegaba el dinero para pagarlos.

-Simplemente, costumbre- mentí, y él afirmó con desconfianza.

-¿Cuántos años tienes?

-Dieciséis. ¿y tú?

-Las preguntas luego princesa, ahora voy yo- me guiñó un ojo.

-Pues sigue- le presioné.

-Que impaciente, parece que te gusta que te pregunte- rio, este chico nunca se cansaba de reír guiñar los ojos.

-Si tuvieras un superpoder, ¿cuál sería?

-Hacer callar a las personas y mandarlas a la luna, y si es posible, que no vuelvan a la Tierra. -reí esta vez por mi respuesta.

-Por suerte no lo tienes, si no, yo ya estaría en una de las lunas de Júpiter- Bromeó.

-Por lo menos...- ahora reímos los dos a la vez.

-¿Peli favorita?

-Tengo muchas, me gustan Harry Potter, El Corredor del Laberinto, Pearcy Jackson, Crepúsculo, El rey león...

-Vaya friki eres-al oír eso le miré mal y él sonrío al ver mi cara- pero eso son sagas, he preguntado por una película.

-En ese caso... Titanic.

-Vaya, con eso te quedas deshidratada de tanto llorar.-reí por vez primera ante un comentario suyo- ¿Antes habías dicho el rey león?

-Sí,- respondí sonrojada por mi vergüenza- pero... - no me dejo acabar porque me interrumpió enseguida.

-También es de mis pelis favoritas- saltó como un niño pequeño mientras sonreía con sinceridad, a lo que yo sonreí mientras lo veía tan feliz. Al fin y al cabo, me empezaba a caer bien.

-Va sigue con las preguntas, que luego me tocan a mí- dije impaciente por conocer más de él.

-¿Quién era ese chico?- preguntó con más curiosidad que en las otras.

-¿Qué chico?

-El que te había dado un beso en la mejilla para despedirte- dijo ahora serio esperando una respuesta.

-Mi novio- contesté intentando aguantar la risa.

-Mentirosa- me acusó señalándome con el índice.

-¿Yo? ¿Por?- me hice la interesante.

-Porque antes me dijiste que no tenías novio- dijo muy serio.

-Es el hermano de mi mejor amiga, es como si fuera mi hermano mayor, llevo con él desde que voy a la guardería con su hermana- entonces estallé a carcajadas que al poco tiempo fueron contagiando a Pedri.

Entonces, cuando acabó él las preguntas sonó un megáfono anunciando que la carrera iba a comenzar.

-Lo siento princesa, pero me temo que te has quedado sin preguntas, la carrera comienza ya y me dijiste que no querías que te molestaran.

-Te puedes quedar, así te hago yo las preguntas. -le sugerí. Pero él simplemente se fue mientras se reía y negaba con la cabeza.

-No te creas que te vas a librar- dije.

-En ese caso... tienes tiempo para pensarlas. Para el próximo día que nos veamos- me sonrió y se fue entre la multitud.

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Holaa personas guapas, este capitulo ya tiene más relación con Pedri, espero que os haya gustado. 

No olvidéis comentar si tenéis sujerencias o consejos para la historia. Tampoco olvidéis que si necesitáis hablar con alguien podéis hacerlo conmigo. 

<3 <3 <3

Una rosa para el recuerdo/ Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora