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Desperté con la luz del sol que entraba por mi ventana, miré la hora del móvil, me había quedado veinte minutos dormida, no llegaría a tiempo si me tomaba el tiempo de ducharme, así que decidí echarme colonia, en el fondo no olía tan mal, de todas maneras el pelo lo tenía limpio. Me vestí lo más rápido que pude con unos jeans azules de estilo "boyfriend" y una camiseta blanca básica. Me dirigí a la cocina para coger algo de comer por el camino.

-Buenos días, dormilona- me llamó mi madre sentada en la mesa con una taza de café cuando me vio entrar.

-Buenos días, me voy pitando, que me he quedado dormida.

-Lo he supuesto, por eso te he preparado el almuerzo y el desayuno para el camino.

-Gracias, no sé que haría sin ti- le di un beso en la mejilla como agradecimiento.- ¿Dónde está David?

-Se ha ido a trabajar, le han llamado de que ha habido un accidente y ha ido a ayudar en la clínica.

-¿Y Asclepio?- volví a preguntar.

-Esperándote en el coche, vais a ir juntos al cole, él empieza diez minutos más tarde que tú, así que aprovecha y se va contigo.

-Que monada de niño, es el primero que no me vacila. -rio.

-Vete ya, que llegarás tarde en tu primer día...-me recordó.

-Y no queremos dar una mala impresión a los profesores- acabé la frase que siempre decía en los primeros días de curso.

-Exacto.- besó mi frente y me fui al garaje.

Era la primera vez que iba a la planta de abajo, y viendo la casa, no me sorprendió ver cinco coches de lujo. Vi a Valentino con un traje negro y gafas de sol, también del mismo color que el traje, apoyado en un Mercedes-AMG G63 de color blanco y con los cristales de atrás tintados.

-Buenos días, señorita, la estábamos esperando.-Extendió su mano para ayudarme a subir al coche.

-Buenos días Valentino, perdón por la tardanza, me he quedado dormida, pero no volverá a pasar- aseguré avergonzada.

-No se preocupe.-asentí no muy segura con la cabeza.

-Buenos días pequeñajo- revolví el pelo de mi hermanastro.

-Hola, ¿te has quedado dormida?- interrogó escondiendo su risita, a lo que asentí con la cabeza.

-A partir de ahora iremos juntos al cole, ¿te parece bien?- le pregunté.

-Sí, por fin no iré solo al cole. Valentino a veces es un poco soso con la música.- me dijo en un susurro.

-Tranquilo, ahora que estoy yo aquí habrá cada día música- le sonreí mientras guiñaba mi ojo.

-Eso siempre lo hace el primo.

-¿El que?

-Lo de sonreír y guiñar un ojo. Te lo ha pegado.

-Será verdad que todo lo malo se pega...

-Señorita- llamó el chofer- ha llegado a su destino.

-Muchas gracias, Valentino, mejor llámame Levana.-bajé del coche no sin antes despedirme de Asclepio.

-Está bien, tenga un buen día, a la salida estaré aquí mismo esperando por usted.

-Vale, hasta luego- me despedí sacudiendo la mano.

Miré a mi alrededor, adolescentes hablando entre ellos y riendo antes de entrar a clases se encontraban en la entrada del gran centro, era gris y un tanto tétrico. Ya había entrado antes a un instituto, no sabía por qué tenía tanto miedo. Me coloqué la mochila sobre un hombro y caminé hacia la puerta. Una vez dentro encontré el despacho de dirección, un señor me informó de mi plan de horarios y las clases que tendría, asignaron a una chica morena de la misma clase en la que iría para que me enseñara el centro. Ella se llamaba Elisabeth, era de piel morena y tenía el pelo rizado y oscuro, era bastante más alta que yo.

-Y esta es nuestra clase, primero de bachillerato B, la clase de los científicos.-Me enseñó.

-Parece bastante grande.

-Espera a que se llene, ahora nos toca laboratorio, por eso se ve tan amplia...

-Entonces vamos al laboratorio o nos esperamos a la próxima clase.

Sinceramente, no estaba preparada para presentarme ante toda una clase, era muy vergonzosa y no quería ser la nueva. Era de esas personas que prefieren prestar atención a clase y pasar desapercibidas por los demás. Elisabeth notó mi nerviosismo.

-Tranquila, en el fondo, los de clase son buenas personas aunque hay algunos "Crons" que no tanto- advirtió.

-¿Eres una "Mont"?, quiero decir, no me malinterpretes, no sé mucho del tema y las personas que he conocido en estos dos días de estancia en Tegueste eran todos "Crons"- Me excusé por si le había sentado mal mi pregunta.

-Sí, soy una "Mont", y mis amigos también, si te apetece, a la hora del almuerzo puedes venir con nosotros, no te comeremos- rio y yo sonreí por su "broma"- Solo si te parece bien.

-Claro, iré con vosotros, así conozco a alguien de aquí que no sean pijos de marca.-esta vez reímos las dos, pero nos interrumpió el sonido del cambio de clase. Noté como mis nervios volvían a florecer. Me temblaban las manos y no dejaba de morder mi labio inferior.

-Hey, Levana- llamó Elisabeth- estate tranquila, todo va a salir bien, ya verás- me apoyó.

-Eso espero.

Los alumnos comenzaron a llenar la clase, cada uno se iba sentando en su asiento. Las mesas eran para dos personas, y como no sabía con quién sentarme, esperé al profesor para que me asignara un asiento.

-Buenos días, chicos.-Saludó el profesor entrando por la puerta cargado de libros.

-Buenos días- dijeron todos al unísono, parecían robots.

-Hoy tenemos a una alumna nueva, Levana, por favor preséntate ante la clase y después siéntate con tu guía-Odié de inmediato al profesor de biología por obligarme a presentarme desde la pizarra, donde todos podían verme y donde mis nervios seguían creciendo.

-Buenos días a todos, soy Levana López y soy nueva en Tegueste.-No sabía que más decir, así que fui para sentarme con Elisabeth.

-Pero mujer, di algo más sobre ti, tus gustos, tus aficiones, como era tu vida antes de mudarte a Tegueste...- me ordenó el profesor, cada vez le odiaba más, y mis nervios ya estaban a flor de piel.

-Pues... me gusta leer, escuchar música y quiero estudiar medicina o algo relacionado con ayudar a los demás y con el cuerpo humano.- Dije esta vez, y rápidamente me senté junto a Elisabeth.

-Lo has hecho muy bien- susurró mi compañera mientras el maestro comenzaba con la clase.

Llegó la hora del recreo y Elisabeth me llevó a una mesa con amigos suyos.

-¿Pero qué nos has traído a la nueva?- preguntó sonriente un chico moreno con una bandana azul oscuro que le recogía el pelo.-Soy Mateo- se presentó mordiendo su bocadillo, y le sonreí tímida.

-Cállate Mateo, ella es Levana.

-Hola- saludé con la mano y una mueca a los otros dos.

-No tengas vergüenza, nosotros no somos caníbales- rio un chico de piel pálida, ojos verdes y pelo castaño- Soy Álex- extendió su mano para saludarme.

-Encantada- acepté su mano.

-Joel, preséntate- le ordenó Elisabeth a un chico rubio de ojos azules.

-Soy Joel.- dijo cortante.

-Pasa de él, no acepta a gente de otra clase social en nuestro grupo. -advirtió Mateo.

-Pues si no fuera por la pareja de mi madre, yo también sería una "Mont".-Me encogí de hombros, todos los de la mesa me miraron por lo que les dije, y comencé a comer mi bocadillo de fuet y tomate, algo típico de Cataluña.

-¿Estás diciéndolo de verdad?-Preguntó incrédula Elisabeth. Asentí con la cabeza, pues tenía la boca llena.

-Hola primita, veo que estás haciendo amigos- tocó mi hombro Pedri para que me girara hacia él.

-Hola Pedri- no estaba solo, había una chica que me sonreía con cara de pocos amigos.

-Te presento a Marina, ella es mi...

-Su novia- le interrumpió ella extendiendo su mano para saludarme. Él la miraba sorprendido, pero no sabía si por el hecho de saludarme o por decir que era su novia.

-Que suerte poder conocerte, mi primito -miré desafiante a Pedri- me ha hablado mucho de ti.- Esta vez era ella la que se sorprendió.- pero no me dijo que eras su novia.- mi yo interior estaba muriendo de la risa. Y algunos de la mesa especialmente Joel, soltó una leve carcajada.

-Pues ahora sí lo soy.- advirtió.

-Perfecto.- le contesté con una sonrisa- espero que paséis buen día y te regale muchas rosas rojas- me giré para seguir comiendo con los "Monts"

-Igualita a una "Mont"- se quejó Marina.- ¿Por qué ha dicho eso de las rosas?

-Déjala, vamos con los otros.- le avisó Pedri.

-Me agrada esta chica- dijo Álex sonriendo al resto del grupo.

-A mí también- contestaron los otros tres y yo les dediqué una sonrisa de boca cerrada.

-¿Pedri es tu primo?- cuestionó Joel.

-A ver, en realidad no es mi primo, es el primo de mi hermanastro, o dicho de otra manera, el sobrino de la pareja de mi madre.

-Ah- dijeron expectantes al mismo tiempo.

-Este fin de semana vamos a ir a la playa, ¿te apuntas?- preguntó Mateo.

-Vale, no creo que tenga nada que hacer. Ya os diré algo.

-¿Sabes hacer surf?- esta vez habló Joel.

-No, pero me gustaría aprender.

-Nosotros vamos a ir a hacer surf, dicen que hará viento así que será perfecto para surfear las olas con una tabla.- dijo Álex.

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Hola personasa guapas, ¿que os parece este capítulo?, Espero que os guste. 

Gracias por las 520 lecturas, aún no me creo que ayer estuviera agradeciendo las 400...

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Una rosa para el recuerdo/ Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora