Cuando Lyra Forks empieza una nueva vida como una semidiosa en el Campamento Mestizo, espera poder acostumbrarse a ello y aprender a controlar sus poderes, hace tan solo unos meses se había enterado de que era hija de Poseidón y ahora debe acostumbr...
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— estoy tratando de mantenerme a raya, no estoy explotando a cada rato, Thalia —
— si sigues reprimiendo el mar, llegará un momento en que la muralla que has construido será arrasada por el mismo —y entonces se detuvo ella volviéndose a mí— si lo reprimes ahora, más adelante causarás una devastación, debes aprender que los errores suceden, pero debes aprender de ellos también, no culpes a tus poderes de algo que no te atreves a hacer —criticó— porque ellos solo siguen tus órdenes, tus emociones, controla, controla tu cabeza, controla tus ataques, así controlarás tu mente y corazón —
Y nuevamente, Thalia volvía a tener razón, maldita sea.
— no esperes a que una devastación ocurra para explotar, porque solo causarás cosas peores —los pasos de Thalia se alejaron de mí y pasó a mi lado— te lo digo como hija de los tres grandes, no quiero tener que deshacer el desastre que dejes —y dicho esto, se fue dejándome con una incertidumbre aún mayor que la anterior.
Detestaba que Thalia tuviera razón, pero de alguna forma era un indicativo persistente de que no éramos iguales a los demás, eso era lo que aterraba, el ser diferentes nos hacia ser más estrictos con nosotros mismos, Percy lo era consigo mismo todo el tiempo, siempre trataba de liberar su estrés, buscar tareas por todo el campamento, aunque sentía que Percy era mucho más reservado en cuanto a ello, pero me enseñaba, tenía técnicas de auto control y también practicaba frente al lago, Thalia era líder de las cazadoras de Artemisa y por lo tanto tenía tanto trabajo por delante como tal, era obvio que utilizaba sus poderes para impulsar su liderazgo, Nico iba cada cierto tiempo al Inframundo con su padre y eso significaba que no era hijo de Hades por el simple nombre, tenía deberes que realizar allá.
Y ahora que lo mencionaba tenía una curiosidad persistente sobre el inframundo.
Sobre cómo era.
— ¿Qué tanto piensas? —pero la voz de Jasper emergió y sacudió mis pensamientos, me volví sobre mí y le ví tras de mí, completamente sudado y con una espada en mano.
— ¿Dónde has estado? —no lo recordaba en la arena, pero él pareció venir de una pelea.
— entrenando —especifico caminando hacia las escaleras de mi cabaña.
— ¿Por qué no estuviste en la actividad? —
— sí lo estuvo —contestó— sí que lo estuve y vi todo el baile que tuviste con Clarisse —
— ¿Estabas ahí? —no lo recordaba— llegaste tarde a la actividad —mencione, pero Jasper no le tomó importancia, casi como si no le importará ser sentenciado por Quirón.
Jasper era muy relajado, demasiado relajado, no me equivoqué cuando lo conocí, presuntuoso y sin problemas de las reglas, no le importaba nada, de vez en cuando los veía en las actividades, aunque había veces que les tocaba actividades ajenas a las mías y por ello no lo veía en un largo rato.
