PERSEA FORKS - Junto al riachuelo

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Había un riachuelo cerca de mí.

Me moví a mi izquierda, caminé entre el pasto hasta poder llegar al agua que fluía, de alguna forma, era lo único que era posible escuchar.

Hasta que mamá llamó— Lyra, ¿Pescado o pollo? —

Fruncí el ceño— ¿Por qué me preguntas eso? —ella sabía que odiaba el pescado, nunca lo ponía en duda y ahora sí.

Volví mi mirada a ella y detuve mi andar— has cambiado —su voz lucía tan tenue y calmada.

Inconscientemente sentía que había algo que estaba atravesando mi pecho, como si estuviera siendo herida— ¿Cambiar? —no sabía por qué estaba sintiendo una extraña agonía, pero verla en esa lejanía, me hacía creer que había algo que nos estaba separando.

El riachuelo volvió a escucharse, casi como si me estuviera llamando, moví mi mirada hacia atrás— Te está llamando —dijo mamá.
— ¿Quién? —masculle.

— Hija de Poseidón —y entonces sentí una punzada en mi espalda, me sobresalté y volví mi mirada a mamá, pero entonces ya no estaba y el bosque se había secado, había oscurecido y ya no había nada más que el tronco y su lienzo para tirar.

Levanté mi arco y estiré la cuerda, mientras mi inercia me guiaba y sentía lágrimas caer por mis mejillas, casi como si mi cuerpo estuviera siendo dirigido por alguien más, esperando atinar justo en el centro del árbol.

Y una vez solté la cuerda, sin flecha, de pronto mi mente se vio turbada con la imagen de mi madre cayendo y con una flecha clavada en el pecho, ahogue un grito y solté el arco para correr a socorrerla— Lily —masculle tomando su cuerpo y la sangre se pego en mis manos señalando mi criminalidad— Lily —su cuerpo se estaba enfriando y de pronto empezó a llover, el suelo se hacía cada vez más húmedo, mis rodillas se hundían en el lodo y Lily en mis brazos cada vez palidecía más.

La perdería, no podía perder a Lily.

Mis labios temblorosos trataban de soportar la presión— mamá… —pero podía escuchar cómo su corazón poco a poco iba desacelerando.

— Sé valiente… —masculló apenas en un suspiro, justo cuando su corazón dejó de bombear y el pánico creció en mí.

La había pérdido, la vi morir, la deje morir, no pude hacer nada, era inútil— Lily —y abracé su cuerpo, tanto como pude, abracé el cuerpo de mi madre sin pulso.

Mi dolor, mi angustia, mi melancolía, de pronto eran un huracán dentro de mí, sin ser capaz de controlarlo, me estaba rompiendo en pedazos, con su cuerpo en mis manos.

— Culparse por la muerte de alguien especial es el dolor más grande que puede existir —esa voz no la reconocía, pero era filosa y vieja, era como si una bruja estuviera hablándome al oído— ¿qué tanta responsabilidad debes cargar encima para creer que su muerte fue tu culpa? —la muerte de Lily…

La muerte de…

— Madre —mi voz estaba corrompida.

— Lyra —su mano estaba en mi mejilla.

— Persea Forks —ellos se acercaban.

Tome la espada de mi madre— Lyra —ella me llamó y tocando mi mejilla dijo— Artemisa, te lo suplico —fruncí mi ceño, de mi mano fue arrebatada la espada y ellos ya estaban frente a mí.

— Lily Forks, debes morir —rápido tome una flecha, no moriría sola, no dejaría que sucediera.

Lily ya había muerto una vez, levanté mi cabeza y vi aquello que abrazaba, pero ya no estaba, el cuerpo de Lily había desaparecido.

PERSEA FORKS © - El Campamento MestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora