PERSEA FORKS - En la mesa de los merecedores

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Le extendí la chaqueta cuando pudo mantener la postura correcta, Jasper había despertado, su fiebre había disminuido y ahora era consciente de su realidad. Hacía media hora que trataba de recuperarse, hablaba somnoliento, pero me veía una y otra vez como si fuera algo que no estuviera realmente frente a él, casi como si estuviera dudando de algo y que no sabía si decírmelo.

Nerea y Alissa apenas y lograban despertar, al parecer había funcionado los llamados constantes de Annabeth y Percy, aunque Alissa se despertó casi como si no hubiera estado respirando y Nerea se tocaba el rostro constantemente.

— ¿Estás bien? —pregunté a Jasper preocupada por su mirada intensa, tomé el trapo húmedo y lo puse dentro de la riñonera que Annabeth me había traído. Pero no obtuve respuesta inmediata de él— es la casa del Lobo, la diosa Lupa nos ha acogido con una de sus bienvenidas más tétricas… todos están bajo efecto de las pesadillas de Fobetor, dios de las pesadillas en los romanos —repetí lo que Percy me dijo cuando desperté, tratando que él hablará conmigo, sus manos a su lado y su mirada en el suelo, parecía que aquello que Jasper había atravesado en los sueños era casi impredecible, creía que los sueños era deseos vívidos o recuerdos de las personas como la mía, pero tal vez no era así— yo sí… —

— Evita ir sola a cualquier montaña —expresó casi como un recitado certero, como si estuviera viendo el futuro.

— ¿De qué hablas? —no quería mirarme, como si estuviera avergonzado.

— Es un nuevo lugar, Lyra, solo ten cuidado —

— veo que ya despertaron todos —esa voz…

Me volví sobre mi cuerpo y encontré el cuerpo de una anciana vestida completamente de negro, de cabello cenizo, de piel canela, pero con unos ojos tan dorados como el oro, sin embargo, había algo en ella que me hacía sentir que la conocía y que debía estar alerta.

Entró en el cuarto, mientras se escuchaba la madera chocar con el bastón que cargaba, uno viejo igual que ella, miraba a todos, pero paró cuando llegó tan cerca de Jasper como de mí.

— El sobrino de Plutón y la hija de Neptuno, tremendamente decepcionante que tuvieran que demorar tanto —y siguió su camino, casi como si nos evaluará.

Entonces supe quién era— usted es Lupa —afirme musitando y cayendo en cuenta— usted fue quién me atacó en mis sueños —

— ¿Eso te enoja? —

— ¿Era necesario hacerlo? —pregunté con resiliencia, ella se volvió y con una ceja alzada, casi incrédula me habló:

— ¿Necesario? las guerras no son necesarias y aún así son enlistados para ir, las peleas mucho menos y aún así deben luchar. La verdadera pregunta aquí es ¿por qué te preocupa pelear? Eres una semidiosa —refuto, era lo mismo de siempre.

Debía quedarme callada y no decir mayor cuestionamiento, porque era verdad, pero no estaba de acuerdo con sus extrañas formas de darle la bienvenida a los semidioses que solo buscaban un refugio, me hacía sentir pesar por los hijos romanos, a diferencia de los griegos, ellos eran puesto a prueba a propósito, los griegos eran buscados por seres en busca de comida, en cambio esta mujer…

O diosa… no sabría que era realmente, pero su aspecto era cambiante.

Nos guío por un pasillo, luego de que todos aparentemente estuviéramos listos para salir, Percy y Annabeth iban delante, Jasper y yo íbamos tras de ellos y Alissa con Nerea nos seguían por detrás, no podía evitar sentir que debía estar alerta en todo momento, miraba a los chicos y entre ellos miraba a la anciana, el silencio de la casa aún se sentía y caminábamos entre el viejo pasillo, sin saber si habría un final o algo por el estilo, pero el camino estaba lleno de retratos que hablaban sobre semidioses anteriores, lo extraño era que parecían fotografiados con discreción, mucha cautela porque nunca veían a la cámara.

PERSEA FORKS © - El Campamento MestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora