PERSEA FORKS - Desa

21 2 0
                                    


— Eh sí, Genia es una de mis mejores soldados, solo creo que es mi deber disculparme por ella —fruncí mi ceño— puesto que debí haber sido yo quién le dijera lo que estaba mal, porque soy su centurión —recalcó lo último con una sonrisa nerviosa, aunque en realidad parecía más bien hacerme entender que no estaba en mi derecho de objetar. Hasta que se acercó con una sonrisa falsa y susurró cerca de mí— los hijos de Marte a veces pueden ser demasiados cabezas duras, si me lo permite decirle —suspiró de cansancio aunque fácilmente lo camufló con una sonrisa— no es la primera vez que Genia hace algo así —

Fruncí mi ceño— pues alguien debería enseñarle modales, centurión de la tercera cohorte —recalqué para que recordará su posición.

— Lo sé, lo sé, es solo que es algo difícil, incluso el caso ha sido llevado al senado —hasta el momento él había optado por mirar a nuestro alrededor, hasta que finalmente paró de mirar en mí y bajó su mirada— señorita Forks —masculló en un suspiró, de pronto ya no hablábamos de Genia— soy Hank, centurión y senador —ahora parecía querer enfrascarse en otro tipo de conversación.
Y caí en cuenta de que aún conservaba durante toda la noche el atuendo que las hijas de Afrodita me dieron, es decir que el escote estaba proporcionalmente presente en mí y a la vista de espectadores como el señor Hank.

— Hank —el momento de por sí se había vuelto incómodo, pero gracias a Percy y su rápida aparición no fue tan así, se puso a mi lado y extendió su mano para saludar al centurión.

— Percy, volviste y no como pretor, que sorpresa —Percy rió y Hank le correspondió la risa, hasta ese momento no me había dado cuenta que Jasper había desaparecido de mi lado, ¿desde hace cuánto se fue?

Y mientras Percy hablaba con el centurión de la tercera cohorte, buscaba con la mirada al chico que había caído, pero como Jasper, este tampoco estaba.

El ambiente en la fiesta se había vuelto animoso, pero casi como si no hubiera destino a una noche tranquila, se escucharon cuernos sonar y el silencio imperó entre los campistas, Hank incluso quién animosamente estaba hablando con Percy, se hizo a un lado y miró detrás de él.

— Desa ha llegado —masculló mientras miraba expectante entre todos.

— ¿Desa? —pregunté a Percy, pero este no me supo contestar.

Hasta que entre la multitud que se amontonaba vi a "Desa" una mujer de rasgos nativos, el fuego iluminaba su piel canela, de cuerpo esbelto y cabello negro y largo, aún más largo que cualquier persona de cabello largo tuviera, le llegaba hasta muy abajo de la cadera y seguía descendiendo sin tocar el suelo.

— Mi señora —pronto el chico de ojos rasgados, aquel que me había puesto a prueba en un principio, estaba frente a la mujer y aquella chica de cabello salvaje y hermosa piel morena.

— Es un honor volverla a ver, Desa —correspondió la chica.

— Frank, Reyna, el placer es mío —su voz era serena, pero había algo en su mirada que no me convencía de que fuera tan serena, levantó su mirada y vio el fuego que se alzaba tras los dos— veo que la llama sigue vigente en este campamento, me han contado que nuevos inquilinos han llegado a nuestro campamento, me gustaría conocerlos —

Ambos pronto asintieron y fue Reyna quién habló— son nuestros vecinos del otro campamento, han venido como tregua entre griegos y romanos —Percy tomo mi brazo y me llevo con él a paso lento, pero seguro, hasta el punto que todos estuvimos cerca de aquella mujer y el ambiente se sintio denso, cuando vi en su labio inferior una especie de cicatriz y vi de cerca sus ojos negros.

Nerea, Annabeth, Percy e incluso Jasper estaban aquí frente a ella.

Nos vio a todos y cada uno de nosotros, pero especialmente a Percy y a mí— hijos de Neptuno —pronunció encantada, casi como si eso le provocará placer, a lo que Frank, el chico de ojos rasgados de antes, orgulloso habló.

— Así es, mi señora —

— Veo que ahora tienes más hermanos —sonrió Desa a Frank y él correspondió.

— Orgullosamente puedo decir que son tan fuertes como es de esperarse —

¿Más hermanos?

— Sus nombres —exigió naturalmente en un tono cortés.

A lo que Percy contestó— soy Percy Jackson y ella es Lyra Forks —

Y casi como si le hubieran dado un tesoro frente a ella, me miró, me miró de arriba a abajo, sonriente y deseosa, casi como si me estuviera lujuriando— hija de Neptuno —masculló.

Fruncí mi ceño y asentí— Lyra —

Su mirada era muy encapsulante, casi como si me tomará y me apartará de todos, me marcaba con esos ojos negros profundos, guardaba silencio y me hacía erizar la piel, me hacía estar alerta, casi como si esperará a que hiciera algo.

— Ya que está aquí, Desa, podemos proceder con el desfile de los escudos sagrados —fruncí mi ceño cuando Frank volvió a hablar. A lo que Densa sonrió en su dirección y quitando su mirada de mí, lo cuál me hizo soltar el aire, asintió gustosamente.

— Me parece una excelente idea, Frank —

Y volvió a mirarme— ¿conoces la historia de los escudos sagrados? —

Me preguntaba como si no hubiera nadie más a quién preguntarle, pero negué en respuesta, con la cabeza de un lado a otro.

Ella pronto pareció encantada con esa respuesta— creo que es hora de una historia —y levantó su mirada— todos acérquense a la fogata —

Ella pronto pareció encantada con esa respuesta— creo que es hora de una historia —y levantó su mirada— todos acérquense a la fogata —

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
PERSEA FORKS © - El Campamento MestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora