PERSEA FORKS - Buenos conocidos

19 2 0
                                    


Los romanos, eran en cierto modo, buenas compañías o al menos por lo que podía ver, entre tantos de ellos, muchos reían con un enorme vaso de cerveza en mano, otros parecían pasarla bien cerca de la enorme fogata hablando y bailando, aún cuando sus bailes no coordinaban para nada con el ritmo de la canción que estaba puesta por el DJ de la fiesta.

Era fácil distinguir a los pretores y también a los centuriones, era fácil distinguir entre alguien con rango a un campista común.

— Siento que estoy sumido en el mundo entero —Jasper apareció a mi lado, me volví hacia él casi de inmediato cuando me ofreció un vaso pequeño con vino, su mirada se vio en todo el entorno e hice lo mismo.

— Estoy de acuerdo contigo, apenas y puedo enfocarme en una sola persona o grupo —respondí tomando un sorbo del vino que me había traído, mientras en la lejanía era capaz de ver a Annabeth con Percy, hablando con el parlanchín de ojos rasgados y la hermosa mujer de tez morena.

— Por cierto, te ves bien —y se puso frente a mí, Jasper sonreía de lado mientras tomaba de su vaso. Sus halagos me hicieron sonrojar y no pude evitar soltar una sonrisa.

Me mire de arriba a abajo y alce mis hombros sin importancia— pues, hay que agradecer a las hijas de Afrodita, sí que saben como sacar mi buen lado —

Volvió a tomar su vaso sin quitarme la mirada— no lo creo, aún sin esos atavíos, te ves preciosa, Lyra —un atisbo a mi corazón, parpadeé unas cuántas veces sin saber exactamente qué sentir y desvíe mi mirada.

— Concuerdo con el desconocido —y pronto en mi entorno apareció Luke y sentí mariposas revoloteando mi estómago. Sonreía como si hubiera triunfado en algo y no dudo en acercarse y depositar un beso en mi mejilla— luces como las estrellas —

¿Cómo...las estrellas?

Me había dejado pasmada— Soy Luke Wayans, pertenezco a la tercera cohorte —eso me dejó aún más consternada.

— Creí que pertenecías a la primera —aludí aunque Luke se estuviera presentando con Jasper, ambos se tomaron de la mano.

Luke me sonrió— bueno, podría, claro, pero mi inasistencia constante y retos contra el campamento, lo hacen difícil, tengo suerte de que aún Lupa me siga aceptando —

— Jasper Grace, segunda cohorte —pronto se soltaron las manos, casi como si se estuvieran repeliendo.

Y creí que era bueno que ambos se conocieran bien en ese momento, por lo que agregué— Jasper, a Luke lo conocí en el instituto, un día de lluvia, luego de ahí, pues nos hicimos amigos —y me enamoré— Luke, él es Jasper, lo conocí de camino al campamento mestizo, gracias a él, encontré el camino, no sé qué habría hecho sin él —vi a Jasper y sonreí— le debo mucho y es bueno que ambos se conozcan, también te presentaré a Annabeth y Percy, ¡oh Percy! tienes que conocer a mi hermano bien —

Luke rió— con calma, Forks, casi pareciera que me presentas como tu prometido —bromeó, pero no pude evitar sentir que había cometido un error, que tal vez esto era incorrecto, aunque Luke de inmediato habló— estaré encantado de conocerlo, es una broma, Lyra, no te pongas así —y rozó mi mejilla con su mano, erizando mi piel y haciéndome sonrojar.

Porque sus ojos esta noche, realmente brillaban de un deseo que había desconocido.

— ¡Ey capitán! Vamos a tomar unas cervezas —pronto la atención de Luke me desatendió y fue atrapada por un chico pelirrojo y pecoso que apenas y se veía del otro lado de la fogata que habían realizado para la fiesta.

Luke no demoró en despedirse de mí— sé que te veré durante toda la velada, así que si me disculpas, por el momento brindaré con mi cohorte —se apresuró a decir y sonreír antes de despedirse animosamente y perderse entre la multitud.

Casi me costó un suspiró el verlo irse, creyendo que tal vez miraría hacia atrás y me vería una última vez, sin embargo, se había sumido tanto en los suyos, que fue imposible que me volviera a ver.

— ¡Fíjate por donde vas! Escoria —y así como la atención de Luke se fue de mí, también la mía de sus pasos, cuando vi a un chico caer frente a mí y arrastrarse por la tierra.

Casi como si hubiera sido tirado a propósito, percibí de donde venía la voz y caí en cuenta que pertenecía a una chica, de voz gruesa y aspecto igual de intimidante, era alta y pelirroja, casi tan fuego como las llamas de la fogata.

— Perdona, Genia —

Y reconocí el nombre, cuando el chico apenas y se intentaba levantar. Entrecerré los ojos y masculle— Genia, hija de Marte —y como si la hubiera provocado con articular su nombre, la robusta pelirroja me miró, llevaba una camisa de cuadros sin mangas, quitadas a propósito porque se veía que habían sido rasgadas, con el suéter del campamento por dentro y pantalones de mezclilla cortos que enseñaban sus piernas.

Me miró, con su ceño fruncido y expectante a que dijera algo más, casi parecía que era ella la que quería decir algo, pero caí en cuenta que tal vez y solo tal vez, la enorme capa, los brazaletes y el título de centurión de la segunda cohorte me hacía parecer intimidante para ella.
Así que aproveché mi título y posición para hablar primero— Creo que deberías disculparte con el joven —creyendo que tal vez era lo correcto, puesto que la educación era algo que seguramente estos salvajes no veían a menudo.

— ¿Disculparme? —o tal vez no, parecía desafiante, elevando sus hombros y el mentón— no tengo que disculparme con nadie —y pronto la jarra de cerveza que tenía en su mano, la aventón contra el suelo, cayendo pronto a pedazos.

Y parecía que todo esto era normal, porque nadie se enfrentaba a ella o más bien, todos parecían optar por ignorar lo que ella hacía, la cerveza salpicó mis botas y caí en cuenta por la forma en que Genia se tambaleaba, que parecía estar algo ebria.

— Muy bien, Gina —

— Genia —

— Sí, Gina —afirmé— soy centurión... —

— No eres MI centurión —

Fruncí mi ceño— soy de una cohorte más alta, debería tenerme respeto —masculle casi sin poder creer que se atreviera a decirme algo así— esto es lo que pasará —pase por alto el charco de cerveza y camine hacia ella, aunque cada vez que me acercaba más, era claro que su estatura me sobrepasaba y por mucho.

— Disculpen, disculpen, eh, Persea Forks —un desaliñado y animado chico atravesó el umbral de mi vista, pronto entendí que era una centurión— hola, soy Hank, de la tercera cohorte —

— El centurión, supongo —masculle sin mucha paciencia, porque estaba siendo interrumpida con mucha constancia.

— El centurión, supongo —masculle sin mucha paciencia, porque estaba siendo interrumpida con mucha constancia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
PERSEA FORKS © - El Campamento MestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora