El prometido de la familia Lee/Minsung

Sentimientos Sin Claridad

Sus miradas chocaron expresando diferentes emociones. Minho estaba confundido por lo que pasó hasta que poco a poco su mente logró aclararse, indicándole que hace algunos minutos había cometido la mayor estupidez de su vida, y Han Jisung estaba muy molesto, clavando su curiosa mirada en él y dando la impresión de que también quería matarlo.

Yang Yang continuó llorando y removiéndose con fuerza hasta que el doncel tuvo que bajarlo al suelo para evitar su caída.

—¿Qué pasó?— se escuchó la voz de Ye-Jin llegando hacia ellos, pero lo único que vió fue a su sobrino correr escaleras arriba mientras lloraba y a la pareja de pie a una buena distancia entre ambos mientras Minho tenía una mano en la mejilla.

Cuando ambos voltearon hacia Ye-Jin vieron que no era la única que se alarmó ante el llanto del niño, pues la madre del mismo, Cham y chaeryeong también estaban ahí.

La dura mirada de Jisung se relajó y contestó en un tono más tranquilo:

—No pasó nada grave, Yang Yang se asustó al ver a Minho.

—Oh, iré a tranquilizarlo— dijo la madre retirándose para subir las escaleras hacia el dormitorio que su pequeño niño ocupaba.

— Entonces, vamos— Ye-Jin sonrió calmada y caminó de regreso sin percatarse en la rojiza mejilla de su hijo, chaeryeong la siguió pero Chan aún volteó hacia la pareja con una mirada compleja en el rostro, sonrió ligeramente y continuó de regreso.

Al ver que las cosas ya se habían calmado, Jisung siguió tras ellos sin voltear a ver a su prometido, aún podía saborear el ligero aroma a alcohol sobre sus labios y una ligera opresión cayó sobre su pecho cuando aquella acción le recordó a su primer beso en la casa de playa de Chan, no dolía, sólo que recordó la sensación de ser humillado al resibir un beso que no era para él, y pensó que ahora era igual, no pudo evitar sentir molestia y trató de quitárselo fregando sus labios con el dorso de su mano mientras caminaba, pero la voz de Minho lo detuvo.

—Jisung, yo...

—No es necesario— interrumpió el doncel sin voltear a verlo —pude notar que estuviste bebiendo.

Minho ya no dijo nada e inclinó la cabeza aún consternado de sus propias acciones. Sabía que lo que hizo fue por puro impulso, siendo guiado por un sueño absurdo que tuvo y la embriagues que persistía en él después de que tomó algunos tragos del brandy que había en su oficina. Ahora pensó que sería tonto disculparse y no tenía sentido tratar de aclarar la situación.

Cuando la pequeña celebración dió inicio, la familia Lee estaba reunida en el comedor y cantaron las canciones de cumpleaños mientras aplaudían bastante animados. Yang Yang no había bajado luego de lo que pasó y tampoco respondió a las preguntas de su madre. Minho mantuvo una botella de agua fría sobre su rostro para calmar el ardor de la bofetada y su mirada tenía miedo de encontrarse con la del doncel, sólo bebió una copa tras otra sin recordar la lección que aprendió minutos atrás.

Sólo recordaba ese beso, un dulce y tierno beso para la persona que estaba en sus sueños, no dudaba que cometió la mayor estupidez de su vida y sin estar seguro del por qué lo había hecho, pero cuando se encontró con la interpretación de su sueño al abrir la puerta creyó que los años ya habían pasado y él despertaba de malos momentos hacia el cálido recibimiento de su familia. Dios, sintió que estaba delirando y se cubrió el rostro con ambas manos como si tratara de esconderse de su propia vergüenza.

—Cariño...— la voz de su madre lo sacó del trance en el que estaba y lo trajo a la realidad —¿No dijiste que tenías otro regalo para Sungie?— preguntó la mujer.

Minho asintió lentamente con la cabeza procesando la palabra "regalo" y relacionándolo con la pequeña bolsa color violeta que trajo con él, hasta que consiguió que los cables de su cerebro hagan click y reaccionó, se levantó de su silla y caminó hasta el doncel, llevando en sus manos la pequeña bolsa de papel Kraf con listones plateados y el sello de la joyería al frente.