Para cualquier persona los eventos de etiqueta pueden simbolizar una oportunidad, sin embargo la mañana después de la develación de la pintura de la reina, asistir a cualquier lugar en los próximos cien años sería la aniquilación social segura, claro, si tu desdicha fuera tan grande y te llamases Dylan O'Brien.
Al joven de cabello negro le importaba muy poco ser parte de las habladurías de la sociedad londinense, pero en verdad esa noche, lo que más quería era pasar desapercibido, y como lo sabemos sus intentos fueron algo más que inútiles.
Esa mañana existía una recepción de caridad en la casa de la familia de su mejor amigo Chris Sheffield, pero había decidido no ir. Estaba harto de tener que fingir estar feliz en esas desquiciantes reuniones. Ya se disculparía después con la familia Sheffield, en seguida de tomar esa decisión bajó al comedor.
En este su padre le había dado el pretexto perfecto. —Sé que ahora puedo estar orgulloso, te has recibido y estas listo para seguir honrando nuestro apellido, por eso quiero darte un regalo— dijo el progenitor de Dylan con mucho orgullo en sus palabras.
— ¿De qué se trata padre?— pregunto el joven intrigado — veras, me fijé que ayer estuviste muy entusiasmado con la pintura de la reina, así que he decidido regalarte un cuadro. Uno de ti mismo, para que recordemos con orgullo estos días, en los que he cumplido mi promesa con tu abuelo, de dejar un digno heredero de su apellido.
Con algo de impresión respondió —Muchas gracias padre, sus palabras me honran... aunque siento que exagera, yo solo he hecho lo que era mi obligación y sé que por eso no se ganan regalos como ese, pero me alaga y lo recibo con mucha alegría. — Lo anterior había dejado una cara de satisfacción en el padre, después siguieron desayunando, hasta que Dylan cuestionó — ¿y quién realizará dicho trabajo?—
— Pues veras ayer mientras platicaba con los duques de Sangstër, me hablaron de una academia de pintura, en la que estudiaba su hijo, la dirige el excelentísimo pintor que realizó el cuadro de la reina, para que veas cual será la calidad de tu retrato. Además los duques me la recomendaron muchísimo y la amistad con ellos es algo que debemos procurar siempre— respondió el padre.
El joven O'Brien asintió con la cabeza y le regaló a su progenitor una pequeña sonrisa de entendimiento, pero al escucharlo se había dado cuanta de cuáles eran las intenciones de que se realizara un cuadro y justamente en ese lugar. Algo que le desconcertó, era saber que el heredero del ducado hubiera vuelto, nunca lo conoció, a pesar de que su padre y el Duque tenían una cercana amistad, decían que el joven había sido recluido en un internado lejos de Londres.
Tras regresar de sus pensamientos dijo — ¿Cuándo me llevara a ese lugar?— el señor O'Brien respondió —Si no es inconveniente, ahora mismo podemos ir — El hijo asintió, al terminar subió a su cuarto y pidió que le avisaran en cuanto todo estuviera listo para salir.
Pasado el mediodía, el señor O'Brien subió al cuarto de su hijo y le dijo que por unos pendientes de trabajo no podría asistir con él a la entrevista con el pintor, pero que la cita ya estaba hecha, que a las dos de la tarde le esperaría en su estudio. Dylan le dijo que no se preocupara y que el asistiría para arreglar como y cuando le realizarían su retrato, pese a que solo fuera una manera de seguir adulando al Duque.
Cuando algunos minutos antes de la cita llegase el meticuloso y bien arreglado joven, lo hicieron pasar y llegó frente al pintor, que no lo miró, ya que estaba trabajando en un pequeño cuadro y le daba la espalda. —Siéntese caballero, discúlpeme, pero tengo qué terminar estas pinceladas, o perderé la luz que solo se obtiene a esta ahora, pero dígame ¿cómo podría servirle?— terminó de hablar el pintor.
Dylan lo veía como admirado, pensaba en lo hermoso que era el cuadro y lo que daría por poder crear arte como él. Al no recibir contestación el pintor rápidamente terminó con el pincel y dejó el cuadro — Disculpe...— pero antes de que terminara se dio cuenta de que el joven estaba viendo uno de los cuadros que estaba en un caballete y que el expectante era con quien había hablado de su obra la noche anterior. —Pero si es usted señor O'Brien— y le estrecho la mano — su mirada es especial, veo que le gusta la pintura, ve en ella más de lo que cualquiera— Terminó el maestro.
—Perdóneme, pero ver tanta belleza me impresiona— dijo Dylan. — Ya veo que sí, pero dígame, ¿cómo podría servirle?— pregunto con serenidad el artista. —Mi padre me ha pedido que venga para concertar con usted la elaboración de un cuadro, bueno para ser más específicos, un retrato mío— contesto él.
— De acuerdo, pero verá usted... — y el mismo pintor se interrumpió al ver que el joven se había perdido nuevamente en la imagen del caballete, entonces se acercó y con el dedo toco su espalda. — Veo que de verdad le fascina esa obra— dijo el pintor.
El joven asintió con la cabeza y después se deleitó nuevamente con lo que la imagen dejaba ver, tras unos minutos el artista agregó con contundencia — Creo que su visita ha sido en vano, yo no podré realizar lo que usted me pide— sorprendido Dylan lo miró a la cara estupefacto y preguntó el porqué de esa estrepitosa decisión, después solo se escuchó en el estudio —Como le dije ayer, mi arte ya está marchitando, es senil, ya no tiene esa vida que, como veo a usted le fascina, la juventud de su esencia, de su rostro debe ser rescatado por el mejor pintor que conozco.
—Pero es a usted a quien he vendo a buscar, no a uno de sus alumnos, me parece un desaire que se niegue a realizar la obra por la que he venido, además que no ve que su arte es lo que me deja pasmado— argumentó el ya no tan circunspecto caballero. —Pues ahí es donde se equivoca, eso que ve en mi arte no es mío, porque yo no pinté ese cuadro, vea la firma, es de ese maravilloso alumno, que me ha dejado su trabajo para que lo valore, pero es claro que no hay nada ahí que yo pueda corregir.
Al entender que algo de verdad existía en las palabras del maestro, accedió a aceptar su propuesta, y estuvo de acuerdo en que quien hiciera su cuadro fuera ese tan excelente alumno que ya le había presumido en reiteradas ocasiones. Pero le advirtió que tendría que buscarlo y pedírselo personalmente, ese mismo día.
El director de la academia le mencionó que tenía entendido se encontraba en una reunión en la mansión Sheffield, donde se presentaría un concierto con motivo de la caridad, inmediatamente reconoció el evento y supo que pese a su negativa el destino lo había predestinado a asistir a la fiesta de su amigo.
Justo cuando estuvo al frente de la casa sabía que lo menos que quería en ese momento era estar ahí y entrar a una reunión más de la alta sociedad, pero otro lado de su ser estaba ansioso por conocer a ese supuesto virtuoso pintor, y al mismo tiempo incrédulo de que sus obras fueran tan buenas como las auguraba su maestro y pensándolo más recordó esa palabras "inspiración" eso que según el pintor nunca encontraría su pupilo, y pensó ¿Qué movería al pintor para pensar que esa inspiración llegaría para cuando su alumno creara su retrato, si estaba seguro que esa cualidad nunca llegaría?
|| Por los dioses estrella, una enorme disculpa por brincarme el capitulo 3... Estaba tan ida por unas cosas que estaban pasando que subí el 4. Pero en fin ahora les dejare los dos en lo que el 5 esta terminado, espero que disfruten leyéndolo tanto como nosotros escribiéndolo. ||
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¿Por qué TÚ?
FanfictionHubo una época en donde existían las libertades de la actualidad. En donde muchas de las decisiones eran tomadas por los padres, a pesar del disgusto y la inconformidad de los hijos. En donde todo se regía por la aristocracia y la gente con los recu...