CAPÍTULO 50 (PI)

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Aquellas palabras que había mencionado el Duque antes de marcharse, habían tocado un punto sensible de su ser. ¿Un juego? ¿Un error? ¿Acaso su amor era tan solo eso? Quizás esa pequeña voz en su interior no estaba del todo equivocada. Thomas seguía comportándose como un imbécil, pero esta vez no se enfrentaba con el chico de hace años, frágil e inmaduro, no. Se estaba enfrentando a una persona rota y peligrosa. Una persona que había vuelto a confiar en él y que de nueva cuenta había engañado. Alguien cuya única finalidad en la vida había sido estar a su lado. Alguien cuya alma oscureció al escuchar aquella declaración. Un ser que no se quedaría de brazos cruzados después de que habían "jugado" nuevamente con sus sentimientos.

Semanas después de aquel encuentro, Julia había recibido una carta por parte de su hermano, anunciándole que llegaría a Inglaterra muy pronto y que le gustaría verle después de tanto tiempo. Temerosa pero al mismo tiempo ansiosa, respondió a aquella carta, aceptando verlo de nuevo, después de todo, seguía siendo su hermano. Días más tarde recibió una carta de vuelta, Dylan llegaría esa tarde y la vería en la que alguna vez fue la hacienda que él manejó, pero le pedía que no mencionara nada de ello a Thomas. Accedió. Aunque no iría sola; Peter se ofreció a ir con ella, no confiaba mucho en que su hermano estuviese del todo bien, además era la coartada perfecta para que el pelirrubio no sospechara nada.

Eran más de las 6 y la hacienda seguía silenciosa. No había rastro de su hermano, así que una cierta inquietud comenzó a embargarla, qué tal si aquello solo había sido un plan para ver a Thomas a solas, que tal si su hermano no estaba tan sano como lo habían asegurado los médicos, qué tan seguro se encontraría su esposo con aquel chico después de que sabía toda la verdad. Nerviosa y sin poder esperar más llamó a Peter, indicándole que era hora de irse.

Estaba a punto de subir al carruaje cuando lo vio llegar. Estaba elegantemente vestido, parecía sereno y aquella sonrisa que mostro al verla parecía sincera y llena de cierto pesar. Así que con ayuda de uno de los sirvientes volvió a incorporarse y se acercó lentamente a él.

— Hermano... — pronunciadas aquellas palabras el joven se puso de rodillas frente a ella, tomo sus manos y las beso, seguido de unas cuantas lagrimas que resbalaron por sus mejillas, después habló — Julia... Mi querida hermana... Lamento mucho lo que te he hecho... Tú, la mujer perfecta, postrada en ese aparato por una estupidez mía... En verdad... Discúlpame... — confundida pero conmovida por aquellas palabras la chica tomo el rostro de su hermano, haciendo que lo mirase de frente — El pasado, es algo que no puede remediarse, Dylan; y cada uno de nosotros pago el precio por sus pecados. Este fue el mío y no te culpo. Sé que en aquel momento no eras tú, estabas cegado por la ira, la decepción y muchas otras cosas. Por eso, olvídalo. Yo lo he hecho y para que lo sepas, te he perdonado hace tiempo...— una expresión entre nostalgia y felicidad asomo por el rostro del joven, aquella chica que lo había perdido todo, en parte por culpa suya, seguía siendo la misma de siempre. Esa hermana que adoraba y admiraba desde el momento en que tuvo uso de razón, esa quién siempre lo había protegido hasta el final, así que sin decir más se puso en pie y la abrazó, de una manera melancólica pero al mismo tiempo de agradecimiento.

Parecía que el tiempo lo había borrado todo, penas, culpas y crímenes. Y pese a la expresión de disgusto en el rostro de Peter, la joven O'Brien no rechazo la invitación a cenar por parte de su hermano, después de todo, tenían mucho de que hablar.

La noche había caído demasiado aprisa y con ella, la paciencia del acompañante de la mayor de los O'Brien. Así que estrepitosamente irrumpió en su conversación, sacando a relucir el tema del Duque, pero parecía que era cosa del pasado. Dylan, hablaba de él, como de un amigo lejano, de algo que hubiese olvidado hace ya tiempo pero que recordaba con cierto cariño y pena. Al otro chico no creía del todo aquello, pero dejo de insistir cuando la chica a su lado le lanzo miradas desaprobatorias.

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