Cuando Sousuke volvió a reunirse con Makoto, habían pasado quince minutos más o menos desde que lo dejó en su cocina. Lo volvió a encontrar moviéndose libremente por el lugar, tarareando la misma canción de la última vez. De nuevo se quedó paralizado en el umbral de la puerta, no quería interrumpir esa escena, pero nuevamente tuvo que hacerlo. Aunque esta vez se sintió con la libertad de hacer lo que la anterior vez no pudo.
Se acercó lentamente al castaño y lo abrazó por la espalda apresando su cintura.
—¿No se supone que no ibas a lavar los platos? —preguntó con la voz suave, directo al oído. Lo sintió estremecerse y tragar saliva con dificultad.
—No me cuesta nada hacerlo —le respondió sonriendo, y dejó el trasto que estaba enjuagando en el escurridor.
A Sousuke se le paralizó el corazón. Si ese bol de cristal se rompía, era su muerte segura. Intentó disimular su nerviosismo tomando el bol que su madre apreciaba más que su vida (la de Sousuke) y lo dejó en el centro del mesón. Que su padre no le haya dejado lavar el servicio, no era solo por cortesía.
—¿Vamos? — apremió.
—Claro. ¿Todo bien? —preguntó con tono preocupado.
—Sí. —Se rascó la nuca—. Disculpa que haya demorado un poco, estaba hablando con mi papá.
—Oh, tranquilo. No demoraste mucho, pero de nuevo te pregunto, ¿Todo bien? Te noto algo inquieto. —Makoto se acercó a él y le acarició la mejilla. En su mirada, que al parecer podía leerlo a la perfección, se podía ver la preocupación y también el cariño. Sousuke suspiró bajando la guardia abrazándolo por la cintura. Y puso en palabras el pensamiento que lo estuvo molestando desde el almuerzo.
—Estoy algo preocupado por papá.
—¿Pasó algo?
—Espero que no. Lo vi mucho más delgado que la última vez. Él dice que está bien, pero igual me preocupa un poco.
—Entiendo. Pero si fuera algo de mucho cuidado, te lo dirían, ¿Verdad?
—Yo supongo.
—Tal vez fue solo una gripe o algún malestar estomacal.
Makoto lo abrazó y él se refugió en su abrazo. La preocupación se fue diluyendo poco a poco, decidió creer en las palabras de su padre, en las de Makoto y empujar esa preocupación al fondo. Después de todo su padre se veía risueño, incluso fue él quien escarbó en su armario buscando la camisa negra que traía puesta. "Esta te queda bien.", le dijo, y aprovechando que su madre dormía agregó mientras le guiñaba un ojo: "Si no llegas a dormir a casa, yo me encargaré de calmar al dragón."
Sousuke le había sonreído con incomodidad, porque fue como si ya al formalizar con Makoto, el hecho de quedarse a dormir en su departamento, adquiriera otro matiz.
Aquello también llegó a abrumarlo un poco y se dió cuenta que ese deseo que le cosquilleaba las manos y la lengua, ese deseo desenfrenado que sentía por Makoto en medio de su caos mental los últimos días de su viaje, aún seguían ahí; pero agazapados tras aquellas nuevas sensaciones que dejó ese primer beso en la estación de trenes, tras la incertidumbre posterior a su confesión, tras del beso que le dio estando ebrio, al que le dio al salir de su departamento y al que acaba de darle en la cocina, porque cada uno de esos besos le provocaron emociones distintas.
Pero el deseo estaba ahí, latente y persistente. Y ahora que estaban a una sola conversación de aclararlo todo, le provocaban... nervios.
Sabía que tenía que ir lento, acoplarse al ritmo de Makoto. Y es lo que haría, lo decidió desde que aceptó lo que sentía, pero no dejaba de sentirse menos abrumado por ello, menos nervioso.
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Por ti
FanfictionSousuke tenía planeado unos dias de ocio absoluto, pero una llamada de Rin lo cambió todo. El final de una ilución, el comienzo de otra. Un fic SouMako, con un poco de RinHaru :) Los personajes no me pertenecen. Espero sea de su agrado. Muchas grac...