El reloj de la cocina marcaba las cinco de la mañana y Makoto iba por su segunda taza de té.
Eran las tres de la mañana cuando se despertó a causa de un mal sueño, sobresaltado y con la angustia taladrando su pecho.
En su sueño nadaba y nadaba sin llegar a ninguna parte, al detenerse para mirar a su alrededor y tomar un rumbo en concreto, solo divisó agua y nada más que agua, era un agua oscura, como la nada del espacio.
Haru también despertó con su sobresalto, pero Makoto lo tranquilizó diciéndole que solamente iba al baño. Logró que durmiera rápidamente, con suaves masajes circulares justo detrás de la oreja: el punto débil de su amigo.
Desde entonces no logró dormir, ni deshacerse de la angustia. Ni siquiera la presencia de Haru había logrado calmarlo.
Encendió el televisor en un volumen casi inaudible y se tumbó en su sofá mirando una caricatura matutina sin prestar atención alguna, hasta que decidió que lo mejor era ir preparando el desayuno y alistarse para su viaje, lo hizo con el mayor sigilo posible para no despertar a su amigo.
Estaba tomando su tercera taza de té y comiendo los huevos revueltos que había preparado, cuando escuchó la alarma de su despertador (lo que indicaba que eran las 6:30), y al poco tiempo Haru apareció en la puerta, mirándolo confundido.
—Buenos días, Haru-chan
—¿Desde qué hora estás despierto? —fue el saludo de su amigo, Makoto sonrió levemente y se encogió en hombros.
—No hace mucho —mintió, y por la mirada de su amigo supo que no le creía. Volvió a encogerse de hombros mientras le daba un sorbo a su té—. Supongo que es porque ayer dormí toda la tarde —lo dijo con la intención de restarle importancia y tranquilizar a Haru, pareció funcionar ya que este volvió a su mirada indiferente después de asentir ligeramente y se dirigió hacia la cocina dispuesto a cocinar—. Ve a bañarte Haru-chan, yo prepararé tu caballa. No la hice antes, porque no quería despertarte —Esta vez no mintió. Pero la mirada de su amigo, dudosa ante sus habilidades culinarias, le hizo sonreír—. La haré como te gusta, te lo prometo.
Haru volvió a asentir tras unos segundos de duda y desapareció por la puerta del baño.
Llegaron a la estación en la hora prevista. Makoto, que llevaba el equipaje más grande, se separó de Haru para dejar su carga en la recepción de equipajes. En su camino a la zona de embarque se topó con unas maquinas dispensadoras y aprovechó para comprar chocolates y algunas golosinas, ya que siempre lograban hacerlo sentir mejor.
Distinguió a los otros desde lejos, Haru y Rin hablaban entre ellos un poco alejados del que parecía ser Sousuke, quien estaba apoyado a la pared, de brazos cruzados.
Los vagones aun no abrían sus puertas y las personas a su alrededor no eran muchas.
—Buenos días, Rin —saludó amablemente una vez hubo llegado a su lado y pudo notar cierta incomodidad por parte del pelirrojo—. Buenos días Sousuke-kun —saludó, levantando un poco la voz, debido a la lejanía del recién nombrado. Pudo notar, en las facciones del moreno, que no se encontraba de buen humor. Sousuke levanto la mirada y respondió con un movimiento de cabeza, a modo de saludo silencioso.
—Hola, llegaron a tiempo. Pensé que llegarían a la carrera, como siempre —apuntó Rin, dado que era conocido el hecho de que por los largos baños de Haru, con frecuencia llegaban relativamente atrasados.
—Makoto se despertó temprano —fue la respuesta de Haru, como si con eso explicara todo.
—Ya veo —contesto Rin, que también se lo notaba un poco molesto.
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Por ti
FanfictionSousuke tenía planeado unos dias de ocio absoluto, pero una llamada de Rin lo cambió todo. El final de una ilución, el comienzo de otra. Un fic SouMako, con un poco de RinHaru :) Los personajes no me pertenecen. Espero sea de su agrado. Muchas grac...