Por ti

5. 1

—Todo esto es una mierda. Makoto está realmente mal, Haru distante y yo no sé que hacer —soltó Rin tras azotar la puerta de la habitación. Sousuke se quedó mirándolo en silencio por unos instantes. Ya veía venir ese berrinche.

En la estación del tren, cuando Makoto le dijo que estaba bien, que estaba feliz por sus amigos, Sousuke quiso creerle. Incluso había sentido un gran alivio al no tener que "hablar" con él sobre ese tema en particular. Pero bastó prestarle cierta atención para darse cuenta que no era así.

Podía ver la tristeza latente en su mirada, en sus sonrisas, en sus silencios. Era como una figura de porcelana que alguien había roto y tratado de juntar las piezas sin pegamento, una persona resquebrajada que luchaba por permanecer entera.

Por eso, cuando Rin le lanzó la obviedad más grande, no pudo evitar sentir exasperación.

—Rin, ¿en qué momento te pareció que Makoto estaba bien?

—Él lo dijo...

—¿Rin, en serio...? ¿Qué creías que iba a pasar?

—...Tsk

Sousuke resoplo conteniéndose, se frotó el puente de la nariz para tranquilizarse.

—Tienes que ser paciente, con ambos. Comportándote así no ayudas en nada.

—¡Que Haru me rechace tampoco! —Rin cruzó los brazos a la altura del pecho y le dirigió la mirada de la cual sabía que no podía negarse—. Dijiste que hablarías con él... —Sousuke soltó un suspiro.

—Rin, eso no soluciona nada. Yo creo que entiendes la postura de Nanase..., y la de Makoto.

—Lo sé. Este viaje fue un error. Sousuke, por favor...

La puerta se abrió dejando a Rin con la frase en el aire. Haruka entró con parsimonia y dirigió su mirada a Rin.

—Lo siento —fue su seca disculpa, pero Rin la acepto con felicidad. Su gesto se suavizó y sonrió de medio lado.

—Esta bien. Yo también lo siento.

Nanase asintió y caminó hasta su cama; se sentó en el borde apoyando sus antebrazos en sus rodillas. Mostraba un semblante inusualmente expresivo, se notaba triste. El gesto de Rin se suavizó aun más y Sousuke notó asomarse el llanto en su mirada. Puso los ojos en blanco y sintió la urgencia de salir cuando su amigo empezó a acercarse a Haruka.

Con la mano en el picaporte miró a Rin directo a los ojos y le dijo:

—Lo hare por él.... Dame un par de horas.

Salió sin esperar respuesta.

Las palabras salieron sin pensar, pero fueron sinceras, si lo hacía, si iba a tocar ese incomodo tema, sería por Makoto. Porqué, aunque la idea de que Rin tuviera razón -en lo que le dijo la noche anterior al viaje-, no le agradaba del todo; sabía que la tenía. Él, que había pasado por lo mismo, es quien mejor podía entender a Makoto, y lo que era más acertado aun, que Makoto era en verdad un buen sujeto y no merecía pasarla mal.

Expulsó todo el aire de sus pulmones al cerrar la puerta tras él. Caminó hasta la cocina pensando en la mejor forma de comenzar aquella conversación.

Cuando llegó a la cocina y lo vio nuevamente sosteniendo el ánimo apenas y fingiendo que todo estaba bien, la empatía lo golpeo en el pecho oprimiéndole el corazón.

Podía verlo terminar de desmoronarse de a poco, a cada suspiro. Estaba ido, tanto que no se dio cuenta que había pasado la esponja al mismo tazón dos veces y dejado otro sin lavar.