8.2

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Las palabras de Rin lo tomaron por sorpresa.

—¿Estás informándome o quieres saber lo que pienso? —preguntó a la espalda de su amigo que ya iba unos pasos delante de él.

—¿Ambas? —respondió sin detenerse ni girarse.

Al pasar por recepción, saludaron a un par de personas y siguió la conversación.

—Es por Nanase, ¿Verdad?

—En gran parte, sí. —Admitió. Ya estaban al pie de la escalera y Sousuke, ya harto de hablar a la espalda de su amigo, lo tomó del brazo y lo obligó a mirarlo.

—Lo único que puedo decirte es que hagas lo que hagas, hazlo por ti. Si vuelves únicamente por tu relación con Nanase, estarías poniendo un gran peso sobre sus hombros —Al ver la ceja de Rin levantada de manera interrogativa, tuvo que explicarse mejor—. Por si su relación... no funciona.

—¿Y por qué no funcionaría? —preguntó a la defensiva. El moreno se aguantó el poner los ojos en blanco.

—Es una posibilidad y lo sabes.

—No, bueno... sí, como sea. Aún tengo tiempo para pensarlo

—Rin... yo lo digo pensando en tu bien.

—Lo sé, gracias —le dedicó una sonrisa pequeña, un poco triste pero afectuosa, antes de girar y comenzar a subir las escaleras, de pronto en mitad de ellas giró hacía él, con una sonrisa amplia y juguetona. Era tan voluble—. Me olvidaba contarte; el tipo que dijiste que talvez llamaría: llamó.

Sousuke se dejó contagiar por esa sonrisa, sintiendo un repentino alivio de que Makoto le haya dado el número equivocado al susodicho.

—¿Qué dijo Nanase?

—Haru aún dormía. Yo hablé con él, negué a Makoto y bloqueé su número. No me pareció tan mal sujeto.

El moreno soltó un bufido de burla, no había tenido que intervenir de todas formas, solo esperaba que no se fuera a repetir aquello. Pero de pronto cualquier rastro de alegría se le borró del rostro y de su pecho.

Hablando de ser volubles.

Después de ese día, no estaría al lado de Makoto ni para protegerlo de sí mismo, ni para nada.

"¿No que eso era lo mejor?", se preguntó.

Habían hablado de verse los fines de semana, de ir a cierto lugar o al otro, pero no sería lo mismo, lo sabía.

Ya no supo que responderse.

—Sube —apremió a su amigo. A Rin también se le borró la sonrisa y lo miró inquisitivamente por un momento antes de girarse y continuar subiendo las escaleras.

El silencio incomodo continuo hasta llegar a la puerta de la habitación, cuando por impulso Sousuke sujetó el pomo de la puerta impidiendo que Rin la abriera.

—Él está bien ahora —habló despacio—, pero intenten no ser demasiado demostrativos frente a él, merece respeto.

La mirada carmín se dirigió a él, hizo un sondeo rápido por su rostro y se clavó en su mirada.

—Sou, acepta lo que te está pasando, lo digo pensando en tu bien -Los finos labios de pelirrojo se curvaron en una sonrisa pequeña y maliciosa, que disimuló antes de abrir la puerta sin darle lugar a refutar.

***

Makoto se veía feliz, muy feliz, los recibió con una sonrisa radiante.

—Mira, Sousuke, Haru preparó tarta de Navidad. —le dijo mostrándole una pequeña tarta decorada con fresas y crema.

Entonces recordó que debido a lo pasado el día de Navidad, y a su viaje posterior, Makoto no pudo comerla. Tal vez si el castaño lo habría mencionado o hubiera visto la tarta en alguno de los lugares donde fueron a comer, lo habría tenido en cuenta, pero no fue así. Sin embargo, al ver la sonrisa de Makoto, pensó que le hubiera gustado complacerlo en eso.

Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora