Objetivo nueve

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Narra Tsunayoshi Sawada

Los guantes se transformaron ante mis ojos pasaron de ser pedazos de lana a unos guantes de color negro con una placa metálica.

No se si era una alucinación, pero brevemente por una leve sonrisa cuando los guantes cambiaron de apariencia.

Antes de que comprendiera por que la prenda que me dio Reborn cambio de forma. El chico frente a mi me esquivó. No se si era la adrenalina o las llamas que fueron despertadas en mi hace unos días atrás, pero logre esquivarlo para después propinarle un golpe.

Él salió volando a otro lado de la habitación.

—nada mal a pesar de que apenas sepas lo que estas haciendo.

Por el tono que me lo decía, era como si me conociera, pero yo nunca lo había visto antes.

La imagen de un niño cargando a su hermana que estaba al borde de la muerte apareció en mi mente ¿Qué había sido eso?

Un golpe me traer devuelta a la realidad.

Me limpió la sangre para continuar peleando.

Nuevamente aparece aquel tridente.

No comprendía con exactitud como funcionaba su técnica solo entendía que el arma golpeaba el suelo una ilusión se formaría

Reborn me explicó que cada llama tiene un funcionamiento.

Deducía que esta era la de la niebla.

Me puse en alerta cuando asesto el arma al suelo. Sin embargo, no sucedió nada. Mire a todos lados buscando una anomalía en la habitación, pero todo estaba tal cual estaba.

Hibari y Lambo inconscientes; y un par de escombros alrededor de la habitación.

¿Acaso no había funcionado? ¿era inmune?

Me acerque a él para golpearlo no obstante al dar el primer paso el suelo se abrió.

Grite al ver como caía al vacío.

¿Esto era una ilusión o era real?

No supe en que momento toqué el suelo, pero ahora estaba en piso, no era el que estaba unos segundos atrás si no un piso de mármol de color blanco con detalles dorados.

Había otros cambios como que veía más alto todo. Mire mis manos y eran más pequeñas. Me acerque a un enorme ventanal para ver mi apariencia comprobando que era yo de niño.

—Tsuna kun.

Aquella voz era tan familiar, pero a la vez lejana.

Gire mi rostro para ver a mi madre o alguien parecido a ella.

—ya es hora de dormir.

No me dio tiempo de decir algo por que me llevo a mi cama.

—duerme mi pequeño Tsu kun, es un buen niño bueno.

Beso mi frente.

En el borde de la puerta había un hombre que se me hacía tan familiar.

Mi madre le dijo algo a aquel hombre, el asintió.

Su teléfono sonó y salió de la habitación.

Algo me decía que algo andaba mal.

Avente las sabanas y frazadas para salir de la cama y buscar a mamá.

Estuve buscándola un rato hasta que me dirigí al otro lado del pasillo. Hay había unas enorme puertas. Al abrirlas un disparo se escucho.

Mire con horror la escena frente a mi.

El herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora