Objetivo treinta dos

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Narra Tsunayoshi Sawada

Me levante de golpe, lagrimas caían por mi rostro, mire a mi alrededor recordando el lugar en el que me encontraba.

Era la habitación que se me dio cuando llegue aquí ya hace un año.

Mire el cielo a través de mi ventana, seguramente era más de media noche.

Desde aquel día las pesadillas no paraban, los recuerdos de mi infancia se mezclaban con los acontecimientos de hace un año y en algunas ocasiones mi mente creaba los peores escenarios uno en los que mis guardianes, pero sobre todo Hibari morían a manos de mi padre y su organización.

Me abrace a mí mismo mientras trataba de ocultar mis lágrimas.

Por eso no quiera relacionarme con ellos, porque ahora mis temores aumentarían.

Con el paso de los meses comencé a tolerar a los guardianes de Tsuna e incluso había días en los que los consideraba parte de mi vida.

Una vez que mis lagrimas cesaron me levante de la cama y me apresure a ir al gimnasio que había en la segunda planta, después de todo me negaba a continuar durmiendo, si lo hacia las pesadillas aumentarían.

Como yo ya tenia conocimiento en lucha, junto a lo que Reborn le impartió a Tsuna, los entrenamientos eran más a ameno, ahora era más ágil y más fuerte, incluso el poder de mis llamas aumentó, tal vez por mi deseo de venganza.

Me quite la sudadera que traía puesta dejando una camisa de tirantes mostrando un par de cicatrices que Tsuna trataba de ocultar. Él creía que fueron causada por los niños que lo molestaban, pero la realidad era que nuestro padre las causo.

Comencé a darle golpes a un saco de box que había en la habitación para nuestro entrenamiento básico, ya en el sótano estaba un área especial para entrenar con nuestras llamas.

—¿pesadillas?

Me di la vuelta al ver a mi tío entrando por la puerta.

—no deberías estar con tu esposo haciéndolo como conejos.

—quieres callarte Natsu, es un maldito lio tu presencia, pero estoy seguro que Tsuna se la pasaría llorando culpándose por lo que le sucedió con a su madre.

Xanxus no menciono ninguna palabra el día que yo aparecí, hasta que llagamos aquí, me llevo hasta aun lugar apartado para enfrentarme.

—oye por cierto por que ellos no recuerdan que mi verdadero nombre siempre fue Natsu y que Tsunayoshi es el que se me dio al momento de  cambiarme de identidad.

—que no te lo dijo ella nunca.

—Nana nunca le menciono nada a Tsuna nada de nuestro pasado.

—en realidad Tsunayoshi si existió, era su hijo que murió junto a su esposo, pero ella y Kuro arreglaron todo, para que en ese incendio el que apareciera como fallecido fuera Natsu di Vongola.

—entonces no puedo recuperar mi nombre.

—no, además la ventaja es que ambos son descendientes de Giotto, así que de cualquier forma con el nombre de Tsunayoshi puedes reclamar tu lugar en Vongola.

—recuerdo que cuando tenia mas o menos mi edad deseabas tener a Vongola.

—eso cambio, estoy seguro que yo haría todo mas mierda de lo que esta.

—dirás que no lo hiciste por que si exigías tu derecho a heredar Vongola no estarías con Squalo kun.

Él solo chasqueo la lengua, lo sabía, que Squalo Superbi era la fortaleza y la debilidad de mi tío.

—fingiré que fue porque querías que tu querido sobrino liderara Vongola.

—eres un imbécil.

—por cierto, cuando tú y Squalo me darán un primo.

—estamos en medio de una guerra y tu sales con esa estupidez.

Al final se fue dejándome por fin solo para continuar entrenando.

Pero como en esta casa nunca tenia el lujo de estar a solas, un grito se escucho por toda la mansión.

Por culpa de Xanxus no me di cuenta de que debía volver a mi cama debido a las rondas que hacia Gokudera para cerciorarse de que me encontrara bien.

Sali de la habitación y me dirigí a donde se encontraba para informarle que estaba bien, si no haría lo de hace un mes atrás que al no verme hizo un escándalo y despertó a todos para buscarme, cuando yo en realidad estaba tomando un baño caliente en los baños generales de la mansión.

—aquí estoy Gokudera kun—dije

—decimo ¿Dónde estaba?

—solo fui a tomar aire fresco ya que no podía dormir.

—regrese a su habitación le llevare un vaso de leche tibia y galletas para que pueda dormir.

Hice lo que me pidió a pesar de que no tenía ánimos de dormir o de comer algo dulce a las tres de la mañana.

Tras un rato por fin se largo Gokudera y por fin estaría nuevamente solo.

Cerré los ojos intentando relajarme y tener un momento a solas cuando la puerta fue abierta. Decidí ignorándolo esperando que así la persona se marchara, para mi sorpresa camino hasta mi cama para luego acostarse.

Me levante de golpe y encendí la lampara que estaba en la mesita de noche, y tome mi arma, la baje al ver que solo era Hibari.

Me alegraba de verlo aquí, tenía semanas que no lo veía ya que fue a Japón a saber sobre la situación de mi madre.

Unos días después de que llegamos aquí me dieron la noticia de que ella estaba viva, pero desgraciadamente no la pudieron traer por que la policía externa la tenía bajo custodia.

—sabes algo sobre ella—pregunte

—ella despertó.

—que bueno, ahora debemos quitársela a esos idiotas.

—sin embargo, ella no recuerda nada, mi madre recomendó que mejor este así para protegerla, estamos en medio de una guerra.

Quería que ella estuviera a lado mío y de Tsuna, pero no quería perder a otra madre. Kyoya tenía razón lo mejor era dejarla lejos de todo esto.

—no lloren, es lo mejor para ella.

No se si era yo o Tsuna, pero estábamos tristes de que no podríamos estar junto a ella.

—ahora descansa que mañana comenzaremos con el primer paso para destruir Vongola.

Kyo beso mi frente para luego abrazarme, las lagrimas dejaron de salir, y mi respiración se tranquilizó al sentir las caricias que me daba en mi espalda.

Mi venganza contra Vongola estaba por comenzar, juro destruirte Imetsu, te hare pagar por lo que me hiciste a mi y a mis madres. Lo iba a destruir al igual que Vongola y el resto de las mafias.

El herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora