Edgar Mcfly (GIP)

Entre los lujos, unas sorpresas

Eddie estacionó su carro frente su no tan humilde hogar. Realmente no quedaba muy lejos de la empresa familiar. Recibió un texto de su abuelo quien preguntaba si ya había recorrido todo, lo cual Ed le respondió diciendo que en eso estaba justo en ese momento.

Había mucho espacio fuera, y no pudo evitar pensar en su cumpleaños, que se acercaba pronto y la idea de invitar a sus amigos y familia ese día. Sacó sus llaves del bolsillo y abrió la puerta principal. En su gran parte las salas se encontraban amuebladas, cambiaría algunas pocas cosas, como suplantar cuadros por otros, cambiar el color de cortinas, etc. Subió las escaleras para recorrer el segundo piso, estaba un poco menos amueblada, en especial los dormitorios. El cuarto más grande si contenía una gran cama, se veía nueva, la habrían instalado cuando se puso en venta. El baño del cuarto era muy espacioso e igual de elegante que todo el resto de la propiedad. Siguió recorriendo un poco más el resto, y cuando por fin terminó fue a ingresar su carro a uno de los garaje. 

Estaba muy agotado, cargó sus pocas cosas e ingresó a su cuarto, sacó ropa limpia de una de sus maletas e ingresó a tomar una fría ducha para luego solo irse a dormir. 

Eran las cinco y media de la mañana, su alarma comenzó a sonar despertándole y al mismo momento, el timbre de su hogar. Se puso rápidamente unos pantalones y se dirigía a uno de los intercomunicadores que estaba en el salón principal del segundo piso, al momento que se preguntaba quien podía ser a esas horas.

- Hola? Diga? 

-Joven Mcfly?- se escuchó a un hombre mayor del otro lado- Buenos días joven, estoy aquí con mi esposa, soy jardinero, ella es cocinera y se encarga de mantener ordenado el hogar. Nos envía su abuelo. Podemos pasar?

- Buenos días, claro yo ahora salgo a recibirlos...

Eddie lo más veloz que pudo ingresó al baño para lavar sus dientes y mojar su rostro, tomó luego una camiseta y mientras bajaba las escalera se la ponía. Salió a recibir a la pareja quienes esperaban pacientes del otro lado de las rejas de entrada. Les abrió las puertas y ambos ingresaron cada uno con un pequeño bolso en sus manos.

-Joven si usted me permite, me gustaría ingresar mi carro. - decía el hombre que no pasaría de los sesenta y cinco años.

- Si por supuesto puedes llevarlo al garaje de la parte de atrás. - le contestó Eddie y el hombre asintió agradeciendo y se retiró.

- Querido, mi nombre es Susan, lamento que hayamos llegado a estas horas. Tu abuelo nos dará unas copias de las llaves del hogar, por lo que no tendrás que preocuparte por atendernos a estas horas la próxima vez.

-Oh descuide Susan, despierto a esta hora para comenzar tranquilo mi día. - respondía mientras veía el carro ingresar  y doblar en U para pasar a la parte de atrás donde había otro garaje.

-Entonces imagino que no ha desayunado todavía, permítame ingresar para ponerme en seguida a trabajar - le respondió ella al momento que se adentraba al hogar 

El jardinero se acercaba con unas bolsas de compra que había bajado del carro.

-Joven, mi nombre es Robert. Ayer mi esposa hizo las compras que creía serían necesarias por el momento. - decía este levantando sus brazos mostrando las bolsas con el logo de Walmart.

-Un gusto conocerlos, la verdad debo confesar me alegra saber no estaré completamente solo en este lugar. Es decir, es tan espacioso para una sola persona...

-Descuide señor, se acostumbrará pronto. Como verá, nosotros llegamos cinco y media todos los días, menos los domingos, los domingos es de descanso. Pero solemos dejar todo preparado y listo el día anterior en caso de precisarse algo especial. Nuestro horario finaliza a las nueve y media. Tomamos cortos descansos cada cuatro horas, para comer, ducharnos, etc. En su hogar el señor Jack nos dijo que cuenta con un cuarto en el primer piso, el cual aconseja sea utilizado por nosotros, es un dormitorio con su baño, y este cuarto está apartado del resto de las salas, para más privacidad.