Todo marcha bien

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Había pasado un mes desde aquella cena con la familia Mcfly, familia Cooper. Los días que le siguieron habían sido de puro alivio. La visita con la nueva doctora de Emma, fue una experiencia maravillosa, tanto para ella, como para Eddie. Hicieron muchas preguntas como padres primerizos, y escucharon atentamente a cada uno de los consejos que la obstetra les brindaba. Salieron de la clínica tan ansiosos, esperaban con ansias que pasaran un par de meses más para poder saber el sexo del bebé.                                                                                                                        Eddie había hablado con la pelirroja esa misma noche sobre lo feliz que le hacía estar tan conectado con todo lo relacionado al embarazo, y que no le importaba tanto si tenían un niño o una niña, le recibiría con mucho amor. El echo de querer saber con ansiedad el sexo del bebé, solo era parte de la experiencia misma que estaba pasando como padre, el querer saber cualquier mínima novedad.

La noticia oficial a sus amigos había sido una pasada, habían flipado y en el mismo instante ya se encontraban discutiendo con quien sería mejor tío. Dos meses de embarazo y ya le estaban regalando mucha ropa diminuta, prendas color blanco y otras color amarillo, lo más tierno que le resultaba a Emma, era ver los pequeños calcetines y los diminutos zapatitos de lana y otros de cuero.

Eddie se había propuesto tomarse los fin de semana para ir arreglando una de las habitaciones para cuando el bebé cumpliera los meses suficientes y ya pueda dormir solo en su cuna. Por el momento había realizado desalojo y limpieza en la misma, esperarían un poco para elegir de que color pintar las paredes, o si optarían por un papel tapiz.

Como lo había asegurado desde un principio, Mcfly trabajaba sin descanso en la empresa, dedicando horas y horas a nuevos proyectos, entre ellos los avances con la fábrica del señor Cooper, que desde la oficina de la empresa podía administrar sin ningún inconveniente y por supuesto contactándose con el padre de su pelirroja. 

Emma seguía trabajando en la cafetería, sin embargo Eddie no estaba muy de acuerdo con que aún siguiera allí, cuando sabía que debía alejarse del estrés y en ese lugar no tenía casi descanso. Ella igualmente se creía capaz de poder llevar el ritmo como siempre.

Había pasado otra semana y habían vuelto a otra cita con la obstetra, ya que Eddie insistía en no dejar pasar muchos días entre un control y otro en los primeros meses de embarazo.

-Bueno por lo que estoy viendo en pantalla, todo esta más que perfecto, y debo agregar querida mamá, querido papá, que para gran sorpresa, no es un solo bebé, son gemelos.

-¿Cómo dice? - dijo asombrada Emma

- Así es, al parecer en la anterior visita uno de ellos estaba bien escondido detrás de su hermano o hermana. Son pequeños aún, por lo que puede suceder que a veces no pueda verse uno de ellos. Deberemos esperar un poco de tiempo para saber si son dos niños o dos niñas. Muchas felicidades... 

-Es increíble ... - solo pudo decir Eddie igual de asombrado que su mujer.

Por supuesto que salieron de allí con una felicidad que contagiaban a cualquiera que se pudieran cruzar en esos momentos. Jamás se lo habrían imaginado, realmente fue una sorpresa hermosa para ambos.

-No veo la hora de llamar a mamá, se caerá de espaldas cuando se entere - decía Emma explotando de felicidad al momento que acariciaba su vientre.

-Apenas puedo creerlo mi amor, dos bebés idénticos, es algo maravilloso - agregó ahora Ed.

Subieron al carro y volvieron a casa, sin embargo a quien les contaron primero la asombrosa noticia fueron al matrimonio Susan y Robert, quedaron encantados sin duda alguna. La señora Susan ahora se encargaría de tejer otro par de zapatitos para el segundo bebé. A pesar de ser viernes, invitaron a sus familias. 

Cuando estos se enteraron, varios tuvieron que tomar asiento para evitar caer al suelo de la sorpresa. Habían destapado champagne para festejar, por supuesto que Emma no bebió ni una sola gota. Se había pasado mostrando toda la ropa que ya le habían estado regalando sus amistades, y ahora estaba segura que seguiría recibiendo el doble en cuanto se enteren que no solo espera un bebé. Podía acaso sentirse más feliz? Tenía a su lado un hombre que realmente le amaba, él le respetó desde el primer día que le conoció. No pudo evitar ruborizarse por un instante al recordar aquel momento, porque el mismo día ella se había entregado a él con tantas ganas, que siquiera podía entenderlo. Pero claro estaba, que no se arrepentía de absolutamente nada.


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SERÁ QUE TODO VA A SEGUIR COLOR DE ROSAS?



Edgar Mcfly (GIP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora