Capítulo 15: Matrimonio

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El día quince fue uno de los mejores que viví en aquel lugar, y si no tuvo el primer lugar es solo porque Hongjoong y Jongho no estaban junto a nosotros.

Lo primero que pasó fue que Wooyoung decidió llevarme el desayuno a la cama, y me despertó con un beso tan apasionado que aún puedo recordar con claridad lo que sentí cuando sus labios se encontraron con los míos.

¿Sabes que es lo que más me gusta de ti? - Me preguntó en cuanto comencé a abrir los ojos.

¿Mmh?

El asqueroso rostro que tienes cuando te levantas.

Reí y golpeé su brazo levemente, a lo que él solo dejó un beso en mi mejilla y se sentó a mi lado con un plato de tostadas en la mano.

En realidad te ves lindo. - Me dijo con ternura. Sonreí débilmente, el sueño aún siendo dueño de mi cuerpo. - Muy, muy guapo.

Me abracé a su cintura y me permití suspirar. Si el virus no me mataba, lo haría el amor que le tenía. Y hablo en serio, pues mi corazón se aceleraba con sus palabras de una forma que, dudo, fuera sana.

Vamos, Sannie. Siéntate sobre tu enorme trasero y come algo. Hoy tenemos una boda.

Reí ante sus palabras y me senté con el corazón latiendo fuertemente contra mi pecho al recordar que ese día íbamos a "casarnos". Lo habíamos decidido la madrugada anterior, en pleno insomnio.

¿Le dijiste a los chicos? - Pregunté con curiosidad. Wooyoung asintió.

Me costó un poco convencer a Mingi. Me dijo que le parecía egoísta. - Dijo para mi sorpesa.

¿Te dijo?

No, no habló. - Me quitó la esperanza. - Yunho lo entiende, no sé como pero lo hace. Él es como su portavoz.

Entiendo.

Al final, Hwa le hizo entender que es lo que Jongho hubiera deseado.

Y Hongjoong... - Susurré.

Hicimos un minuto de silencio por ellos. No fue planeado, pero tanto él como yo entendimos que Hongjoong y Jongho lo merecían.

Me senté con un enorme bostezo y recosté mi cabeza en su hombro, lo cual amaba. Él era mi mejor almohada. Él me hacía sentir seguro.

¿Tú ya has comido? - Le pregunté.

Temí que me hubiera dado su ración o algo así. Wooyoung era capaz de darlo todo por mí, y eso, en parte, me asustaba.

No. Quería desayunar con mi futuro esposo.

Lo besé en los labios con lentitud, ya que el cansancio aún estaba en mi cuerpo.

Comimos juntos y contamos historias que no recuerdo. Nos reímos como solo nosotros sabíamos hacerlo, y fuimos felices como solo dos enamorados a punto de morir podían.

Fuimos muy afortunados de tenernos.

¿No te gustaría lavar ese suéter? - Recuerdo que le pregunté a mi novio en medio de nuestro desayuno. - Aún tiene sangre de...

Recordarlo dolía, por lo que no pude terminar la frase. Wooyoung se negó.

No quiero quitármelo, ni lavarlo, ni nada por el estilo. - Me dijo con la mirada baja y una de sus manos sujetando las mías. - Y así, cuando lo vea en mi último día, pensaré en todas las cosas que pasé. Será como leer un libro. Quiero pensar que este suéter está recogiendo mis últimos recuerdos.

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