Capítulo 16: El misterioso hombre de blanco

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El día dieciséis fue extraño.

Recuerdo que le dije a Wooyoung que no quería desayunar, así que me dejó dormir cinco minutos más.

Cinco minutos más que significaron cinco horas.

Amor, creo que ya es suficiente. - Me dijo mientras interrumpía el hermoso sueño que había tenido de nosotros paseando por una pradera de dulces.

Recuerdo bien el sueño porque mi esposo estaba desnudo en él.

Esposo... ¡Qué bien se siente esa palabra!

Te odio. - Murmuré. Solo quería seguir en esa pradera, y él no me lo permitía.

No. Tú me amas.

Cierto, pero aún así estoy enojado contigo.

Me di media vuelta y me cubrí con las sábanas hasta la cabeza. Puede que ya no estuviera soñando, pero quería inventar un final bonito para él.

Y con final bonito me refiero a Wooyoung y yo haciendo el amor sobre un árbol de algodón de azúcar.

Amor, por favor... - Insistió mientras intentaba quitarme las sábanas con una risita. Yo las sostenía en su lugar y me quejaba. La cama era tan cómoda que no quería levantarme de allí.

Está bien. Me rindo. - Murmuré derrotado. Él soltó una risa.

Nos dirigimos en dirección al salón y me senté en el sofá, observando el único almuerzo sin probar que estaba. Nos habían dado carne roja con vegetales, arroz y un cuenco de kimchi. También había frutas de distinto tipo para cada uno. Era raro, pues no nos habían dado nada de eso hasta ese día.

Wooyoung sentó a mi lado y besó mi mejilla sin decir nada. Esa simple acción hizo que mi corazón latiera como loco.

¿Por qué nos han dado esto? - Pregunté mientras devoraba el almuerzo. Era sumamente delicioso.

No lo sé. Solo disfrútalo. - Contestó cortándome un trozo de carne. Acepté su gesto y decidí que me alimentara.

Hablamos de cosas estúpidas, y, al terminar de comer mi fruta, Wooyoung comenzó a buscar algo a su lado. Me sorprendí al ver un tazón de fresas entre sus manos, y una tímida sonrisa en su rostro.

No creí que pudiera comérmelas todas, así que decidí esperarte para que lo hiciéramos juntos. - Me dijo con aquella preciosa sonrisa suya.

De inmediato me abracé a su cuello. ¿Cómo se podía ser tan adorable? Él era tan tierno y tan generoso que me tenía loco.

No tenías que, amor. - Le dije besando su frente.

Ya te lo dije. No creo que pueda con todas.

¿Eso o querías comer conmigo? - Dije acariciando sus mejillas. Wooyoung arrugó su naricita al sonreír, la cual besé.

Un poco de ambas. - Habló mientras me acomodaba un mechón de cabello y besaba mi mejilla.

Ustedes son tan tiernos que me hacen querer vomitar arcoíris. - Murmuró Yeosang sentándose frente a nosotros, mientras Wooyoung colocaba una fresa en mi boca con una tierna sonrisa.

Cállate. - Le ordenó mi esposo.

No tienes ninguna autoridad sobre mí, Woogay. ‐ Dijo su mejor amigo con seriedad antes de cruzarse de brazos.

Que no lo llames Woogay. - Le recordé con molestia.

¡Awww! ¡Mira, Seonghwa hyung! ¡San está defendiendo a su hombre!

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