Capítulo 26: La noche en que nos desvelamos

91 11 0
                                    

El día veintiséis sentía que ya no podría soportarlo más.

Seonghwa se encerró en su habitación tras la muerte de Yunho y a Wooyoung se le habían formado nuevas heridas en las plantas de los pies. El caminar lo hacía gritar de tal forma que pensé que terminaría por perder la audición. Me dolía ver las lágrimas en sus mejillas, escuchar su respiración entrecortada, ver sus heridas al rojo vivo, su piel devorándose a sí misma y cayéndose.

Jung Wooyoung me dolía.

No estuvo tan mal. - Intentó burlarse una vez estuvimos en la cama, pero no logró que aquello sonara siquiera un poco gracioso, pues emitió un enorme gemido dolor que fue producido debido a un brusco movimiento de su parte.

Puede sonar triste, pero me alegra el saber que esa fue la última vez que caminó.

Me dolía saber que, por mucho que lo intentara, no podría salvarlo. Me dolía saber que no podía calmar su sufrimiento. Me dolía saber que se estaba marchando, y no de la mejor forma.

En realidad, creo que no existen buenas formas de marcharse.

¿Puedes ayudarme a sentarme? - Preguntó con dolor. Él estaba recostado en la cama y yo a su lado, siempre vigilándolo.

Pero va a dolerte...

No importa. Necesito sentarme.

Tal vez acepté porque sabía que el dolor físico no era nada comparado con el dolor que sentía en su interior. Tardé casi dos minutos en sentarlo mientras él gemía y sollozaba debido a la agonía y me pedía que me detuviera cuando el sufrimiento era demasiado como para poder seguir tolerándolo. Me partió el corazón verlo así y tuve que esforzarme por no llorar frente a él. No quería que supiera cuán destrozado estaba yo.

¿Ahora puedes abrazarme? - Me preguntó una vez sentado.

De nuevo intenté negarme, pero él me persuadió para que lo hiciera. No recuerdo sus palabras, pero seguramente me regaló montones de reflexiones que debería recordar y frases que debí memorizar.

Me acerqué lentamente e intenté abrazarlo sin causar ningún daño, pero él se aferró fuertemente a mi espalda para no dejarme escapar, lo cual lo hizo gritar de dolor. Él comenzó a llorar sobre mi hombro y a instante pensé que era debido al dolor, pero cuando sus sollozos no se detuvieron supe que debía de existir algún tipo de motivo oculto.

Lloras por Yeosang y Yunho. ¿Cierto? - Concluí. Él asintió entre mis brazos, lo cual hizo que una de las heridas de su cuello rozara con mi camiseta. Soltó un pequeño chillido mientras lloraba aún más.

No pude siquiera sufrir por Yeosang, por mi mejor amigo, solo porque quería cuidar de Yunho. Y al final acabé perdiendo a ambos. - Sollozó.

Tranquilo, mi amor. - Acaricié su espalda.

Sé que deben de estar en un mejor lugar ahora, y si eso no existe al menos ya no están sufriendo, pero quería despedirme. - Murmuró cuando sus lágrimas comenzaron a detenerse. - ¿Tú no te sientes triste por sus muertes?

Por supuesto que lo hago. - Afirmé. - Pero me consuela haber echo lo que Yeosang me pidió antes de morir. Y Yunho, sé que él no era feliz con nosotros. Tenía demasiado resentimiento contra la vida como para que lo fuera. Por supuesto, me habría encantado despedirme... Pero no de ese Yunho. Me habría encantado despedirme de mi Yunho, y me habría encantado pedirle perdón a mi Yunho...

Él aceptó mi explicación con un suspiro.

¿Crees que existe algo después de la muerte? - Preguntó mientras se alejaba de mí. Le limpié las lágrimas que corrían por su mejilla sana, pero no me atreví a tocar la que estaba herida. Lo miré antes de responder, pues no sabía exactamente qué decir.

LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora