Pasado

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Levanté la mirada hacia el sol y me olvidé de las tempestades.
Me cegó la belleza de las rosas y no me fijé en las espinas
Paulo Coelho

Sus ojos eran... cautivadores.

Kim y yo nos fuimos a comer a un restaurante popular. Un amigo de ella se preparó para lanzar la primera canción de una banda, de la cual este formaba parte.

Yo no era muy amante de la música, pero para no cortarle el rollo y no quedarme mirando el techo de mi habitación, no me quedó de otra más que acceder a la invitación de Kim.

Al llegar, nos sentamos en una mesa junto a otras personas. Algunos eran familiares y amigos de los miembros de la banda, lo que, por ende, me hizo sentir más fuera de lugar.

La música resonó en el comensal. Eché un vistazo al tumulto de personas en la mesa, y por alguna razón, me detuve a observar a un chico en particular.

Piel blanca y cabello liso. No tenía nada de especial, en realidad... a excepción de unos ojazos, atrapados en un tono entre esmeralda y azul. No podía dejar de verlos. Además, su cara de impasibilidad total indicó que a él tampoco le hacía gracia estar allí.

Sonreí al darme cuenta.

Y como si mi gesto lo hubiera llamado, se volvió a mirarme.

Desvié la mirada y la dirigí al escenario, fingiendo atención. Aún así, sentí una mirada penetrante sobre mí...

Lo miré de soslayo para comprobar si fue él. No me vio, pero tenía una comisura de sus labios elevada en una sonrisa traviesa. Y sus ojos refulgieron en un brillo especial Un fuego esmeralda.

Quién diría que, un par de años después, me reencontraría con esa mirada.

Lo que nunca he dicho | BLAIR [Atwood 0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora