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El curso de Formación Integral acabó unas semanas después, justo cuando cumplí un año sin poderme sacar a alguien de la cabeza.

Mi estado se encontró bastante maltrecho, pero el destino, no conforme con verme tan sensible, me obligó a deshacerme de mi frustración con mis padres o cualquier persona cercana que nada tenía que ver.

Todo me irritaba, todo me hastiaba y fui más impulsiva que de costumbre sólo por no comprender lo que sentía. Pero fui la misma que, al final del día, se iba para dejar a una Blair rota, sintiéndose culpable y lidiando consigo misma.

Las horas de insomnio regresaron, eso encendió las alarmas en mí...

Pero lo negué. No volvería a pasar... ¿cierto?

La gente me molestaba, así que cuando comenzaron los preparativos para la fiesta del final del curso, permanecí lo más distante posible. Hacía varios fines de semana que Ellis no sentó cabeza en las clases, algo que solo yo parecí notar. Por lo que, durante las horas recreativas, perdí el tiempo escuchando música.

Me dio la impresión de que Ellis aparecía y desaparecía de forma fugaz. Y como él no vio importante dialogar o recuperar alguna conexión conmigo, dejé de emocionarme tanto cuando llegó a las últimas clases.

Así es como llegó el día de la fiesta... Día donde también, pensé pasar de todo lo referente a él, y hacer un detox emocional.

A día de hoy, cabe destacar que, de nuevo, nada ocurrió como lo pensé.

Lo que nunca he dicho | BLAIR [Atwood 0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora