CHIMENEA

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Creí que eras como una chimenea que daba calor a mi corazón. Pero una vez más, me equivoqué.

Encendiste fuego en mi corazón, pero nunca lo volviste a dejar salir. Adelante, puedes sentarte a mirar cómo mi corazón arde y mi alma llora intentando apagarlo.

Creí que eras la chimenea que mantenía cálida mi alma, que me hacías bien en octubre y que en las frías noches de invierno me mantendrias de pie.

Me equivoqué, si que lo hice. Resultaste ser el encendedor que quemaría todos mis sueños, ¿cómo no pude darme cuenta? ¡Dios! Tu amor se sentía tan falso.

Ahora solo puedo ver el humo de mi corazón quemándose, ahora solo escucho los gritos de dolor que emite mi alma.

En algún momento el humo me asfixiara y finalmente daré por acabada aquella llama que encendiste diciéndome que era amor. 

Aprendiendo a curar mis heridas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora