Aprendiendo a curar mis heridas

PARA MI MENOR AMISTAD, O PEOR, QUIZÁ

Gracias, fuiste todo aquello que pintaba de amistad, todo aquello que alguna vez anhelé sostener.

Ahora, recuerdo con amor todos aquellos momentos ajenos en los que la vida nos sonreía, momentos que quería que fueran eternos

Era un tanto curioso ver cómo diciendo que era tu mejor amiga no confiabas en mi y yo sin pensarlo te entregué mi corazón y todos aquellos secretos con los que nadie mencionaba.

Tal vez fuí egoísta al pensar que me podrías querer de la misma manera, o tal vez nos faltó comunicación, o simplemente no querías ni estar conmigo.

Fue increíble ver cómo me aferraba a aquel cariño que ya no existía, a aquel sentimiento de seguridad que poco a poco se fue desvaneciendo.

¿De verdad me querías en tu vida?

Aunque todo aquello que pasó fue solo un fragmento de lo que me hiciste vivir.

Yo te amaba como si fueses mi hermana, y tu traicionandome, clavando una daga en mi espalda.

Se que me conoces, y a pesar de todo el maldito daño, no puedo odiarte, no puedo dejar de pensar en cómo estarás, en que pasara en aquellos días en los que lloras desconsolada en tu cama.

Quise estar para ti, pero tú no confiabas. Lo intenté quise tirarme desde el lugar más alto solo para mostrarte que no eras una amiga más del montón.

Eras mi mejor amiga, mi mejor amistad.

Ahora solo te observo desde mi balcón, anhelo que estés bien, que ya no seas la chica que conocí, pues prefiero amarte antes de odiarte.

A pesar de todo, te quiero, solo que ya no cerca de mi.