Recuerdo a la perfección tu rostro de satisfacción cuando te sonreí para darte mi número.
Todo fue muy fugaz, nuestras miradas conectaron tan bien que no tuvimos que preguntar nuestros nombres para reconocernos.
"¿Cuál es tu nombre?" Me preguntaste en la primera cita. Fue gracioso ver cómo intentabas adivinarlo mientras tus ojos me mostraban que tú alma me conocía.
Fue una real travesía tener que entender que mi corazón no te veía como un desconocido, que todo dentro de mi gritaba que te conocía, que tus ojos siempre me habían mirado solo a mi.
No sabía tu nombre, y ya sabía que te quería para toda la vida. Tal vez éramos almas gemelas en otra vida.
Ver tu sonrisa al despertar me hace desear no querer ver otra que no sea la tuya, y sin saber tu nombre, te apoderaste de mi corazón.
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Aprendiendo a curar mis heridas
PoetryPequeños escritos que vienen desde lo más profundo de un alma que se encuentra en busca de si misma.