ENCARCELADOS

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No llegue a creer que me convertiría en esa persona de la cual no quisieras hablar. Pero te entiendo, mis decisiones no eran las mejores.

Admito que te tenía envidia, algo en mi se sentía mal al ver que tú corazón no estaba en una cárcel dentro de ti. Me daba envidia de que tú pudieras expresar todo aquello que sentías, y que yo ni pudiera sentirme a misma. Te lastime, si, y te pido perdón por ello, después de todo fui egoísta al no tenerte y no dejarte ir.

Lo intenté. Pero no podemos elegir a quien amar, no podemos obligar a nuestro corazón a salir de esa cárcel en la que se esconde.

Estábamos encarcelados en un lugar donde uno lo daba todo por amar y el otro solo intentaba. Te pido perdón por se esa persona de la que ahora no quieres hablar.

Espero que algún día pueda salir de esa cárcel y finalmente dejar de ser esa persona que lastima a los demás por no saber querer.

Aprendiendo a curar mis heridas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora