CAPITULO 38

42 6 0
                                    

Podría totalmente acostumbrarme a esta nueva rutina en mi vida.

Despertarse con un hombre sexy al lado que encima sabe hacer buenos desayunos, parece una considerable mejoría a mis mañanas gruñonas en las que sobrevivía a base de café negro y bizcochitos Don Satur.

Pero al mismo tiempo odio sentirme así, Sebastián tiene el poder tanto de alégrame el día como convertirlo en la peor de mis pesadillas.

Soy totalmente consiente de él que está llevando el ritmo de esta relación, que por más que me enoje con él y discuta por todo, siempre me quedo esperando su disculpa ¿Pero que va pasar el día que no lo haga?

¡Ay por dios Ámbar, ya estás dando por acabada esta relación!

-(Vas a seguir mirándome o te vas a poner a trabajar)

-No estoy en mi horario laboral

-Lo sé, por eso, en agradecimiento a este enorme favor que me está haciendo te voy a llevar a Almorzar ante de que vayamos a la oficina.

-Yo elijo el lugar, quiero ir a Puerto Madero –Su cara se transforma, y se pone serio.

-Puerto Madero nos queda lejos de la oficina, ¿Algo más cerca?

Mi humor vuelve a cambiar, algo está ocultando. Desde que llego a la fiesta esta raro –Cualquier lugar cerca de la oficina está bien.

Se da cuenta de mi malestar pero no dice nada.

-¿Podes revisar cómo va Diana, es la primera vez que se queda sola sin la supervisión de ninguno de los dos?

Tomo mi teléfono y llamo directamente al número de mi oficina.

-Oficina de Sebastián Tortonese.

-Diana, soy Ámbar.

-Ámbar, ¿todo bien? -el tono amable con el que había atendido desapareció de su voz, siendo remplazado por uno más evasivo y distante.

-Sí, Algo cansada ¿vos, como venís? ¿Algún problema?

-Muero del sueño, pero por ahora todo tranquilo. Por suerte el jefe tampoco llego. Así que creo que va a aparecer por la tarde junto con vos.

-Con él nunca se sabe, seguramente te va a estar llegando una cancelación de su vuelo y hotel en Rio. No te preocupes que las estoy haciendo yo. Por qué el maldito decidió que como no atendimos al cliente que llamo el otro día de la forma que corresponde ahora tengo que viajar con él y ayudarlo a solucionar ese problema

- ¡Uy que sacrificio! -quiso sonar graciosa pero aun así sentí su ironía

- ¿Te pasa algo?

-Solo cansancio, mejor hablamos cuando llegues. Están llegando muchas donaciones y tengo que mandar las notas de agradecimientos a quienes vinieron y donaron ayer en la cena -Ni siquiera me dejo despedirme y me corto la llamada.

-Algo le pasa a Diana

- ¿Cómo qué?

-No sé, la escuche rara, como enojada.

-Tal vez al igual que vos preferirá estar en su casa descansando.

- ¿Y si nos vio? ¡Soy una estúpida! ¡Seguro que nos vio! ¡Por eso el tonito irónico cuando le dije que me obligabas a viajar con vos!

-Doll, en algún momento se iba a enterar

-Si, pero hace unos días cuando ella hizo un comentario en broma los dos la tratamos como la mierda, y ahora se va a dar cuenta de que tenía razón

conflictos de interesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora