capitulo 7

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Sebastián baja del auto y se dirige hacia el local –Martínez es una orden, tenes que entrar.

Me cruzo de brazos y se acerca a mi lado de la ventanilla rumiando palabras en ingles –¿Qué está mal? Pensé que las chicas como vos venían seguido a estos lugares –me gire hacia él y lo fulmine con la mirada

-¡chicas como yo! –Grite tan fuerte que se tuvo que alejar – ¡pensé que dejamos claro que no soy un gato! –sus ojos se abrieron grande.

-that's not what i meant! ¡No es lo que quise decir! Me refería a que sos joven y debes frecuentar boliches –se puso tan nervioso que le creí, comenzó a pasarse una mano por su nuca y cabeza quedando todo despeinado –enserio, no quise decir lo que pensaste.

Busque dentro de mi cartera mis gafas y me las coloque, note que se cubrió la boca para ocultar su risa. Abrí la puerta del auto y baje –no sabía que eras tan prude –lo mire sin entender –mojigata –susurra en mi oreja y luego camina delante de mí.

-pase de gato a mojigata, para vos no hay término medio asshole –su espalda se pone rígida, pero antes de que se pueda dar vuelta y decirme algo la puerta del local se abrió. Un grupo de cuatro mujeres salieron riendo, cuando pasaron al lado de Sebastián le dieron una ojeada de pies a cabeza, más que nada a su culo. El me estaba mirando a mí por lo que no las noto hasta que lo pasaron. El también les hizo una repasada olvidándose de lo que estaba por decir

-take a picture, it'll last longer –camino hacia la entrada del locas, pero antes de ingresar el se pega de nuevo a mi oreja.

-estoy empezando a creer que solo sabes insultar en ingles –me vuelve a rebasar y se mete adentro, lo sigo hasta detrás de unas cortinas rojas de terciopelo. Una vez que paso al otro lado el lugar queda a la vista.

Bolas de espejos cuelgan por todos lados, las luces no están encendidas del todo, solo las de un pequeño escenario donde unas chicas se encuentran practicando un baile.

Un hombre sentado en la barra nos ve llegar y se pone de pie para recibirnos -¡Sebastián! –Ambos se acercan y se dan un fuerte abrazo –me entere que volviste hace dos semanas y recién hoy estas viniendo a verme.

-perdón, volví para hacerme cargo de la empresa de mi tío y todavía no pude ver a nadie –el famoso Omar Suarez me ve y me sonríe.

-y siempre andas bien acompañado, me imagino que ella es...

-no, ella es mi secretaria, Ámbar Martínez –Sebastián le susurra algo y el otro asiente –tenes un minuto para hablar con nosotros necesito de tu ayuda.

-para un amigo siempre tengo tiempo, vamos a los sillones de allá que acá las chicas se van a poner a practicar y la música va sonar algo alta –los dos los seguimos, yo no podía dejar de ver el lugar, había caños de esos en los que se trepan las bailarinas por todos lado, cada mesa tenia uno. ¿Mientras tomas algo tenes a una mina moviéndote el culo en la cara?

-seguí tu consejo y sácale una foto –se le está tomando costumbre esto de susurrar en mi oreja –y cambia la cara que es el local de un amigo y le estas faltando el respeto –se alejo y se sentó al lado de Omar. Nuestra mesa tenía un caño en el medio.

Sebastián tenía razón, esto era negocios y no me estaba comportando de la mejor manera. Me senté al lado de mi jefe y puse mi mejor cara, al menos los asientos olían bien, ¡y si alguien tuvo sexo en este sillón! Huele a limpio, huele a limpio, Ámbar olvídate de todo y escucha.

-¿quieren tomar algo? Yo estoy tomando un whisky, pero puedo ofrecerles lo que quieran

-tomaremos whisky también –yo quería tomar agua, estuve a punto de decirlo pero la mano de mi jefe apretó mi rodilla y me quede cayada

conflictos de interesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora