ⅠⅠ ✉ «De la sorpresa a la tragedia»

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Semanas después de su primera carta falsa a Cirella, Hyunjin empezó a considerar que su idea descabellada, improvisada y tomada como una vía de escape rápida e inestable, había cobrado vida propia en la forma de su mejor amiga. Oficialmente, Hyunjin había escapado del catalejo de sus padres para que consiguiera pareja, y eso...

Eso realmente era como inhalar profundo tras haber vaciado por completo los pulmones.

Escribió más cartas las siguientes semanas. Incluso fingió recibir una de Cirella y se mostró esperanzado y enamorado por los rincones de su hogar. Obtenía una leve sonrisa en los labios de su padre y una negación orgullosa de su madre. Era todo lo que necesitaba. Correr a encerrarse a su cuarto y burlarse de la situación con Felix.

—Es lamentable que nadie realmente lea tus cartas —comentó Felix, observando el viñedo al final del terreno desde la ventana de su habitación—. ¿Acabarán en una sala de correo etiquetada como "cartas que nunca llegaron"?

—Tengo entendido que si una carta no se entrega, se devuelve al remitente.

—Entonces, ¿dónde están tus cartas? —Felix se giró hacia Hyunjin.

—Solo han pasado dos semanas, dale tiempo. Volverán. Todavía tengo que asegurarme de recibirlas yo y no mis padres. Quizás pueda guardarlas debajo de esta madera.

—¿Por cuánto tiempo estirarás la mentira? —Felix se sentó en el suelo, justo frente a la tabla que Hyunjin había apartado del suelo.

—Un poco más. Quizás hasta que termine la primavera. Tal vez incluso durante el verano.

—Ellos querrán conocerla.

—Antes de que eso suceda... —Hyunjin volvió a colocar la tabla en su sitio—, ella y yo habremos terminado.

—¿Qué hay del viaje que tus padres planearon ahora a finales de Mayo?

—¿Qué pasa con eso? —Hyunjin se puso de pie, sacudiendo su pantalón para limpiarlo de polvo.

La puerta de su habitación sonó tres golpes firmes. Hyunjin rápidamente colocó la alfombra de lino para ocultar la imperfección que había dejado en el suelo. Felix se dejó caer en el sofá de la habitación y, tras recibir permiso, el padre de Hyunjin asomó la cabeza por la puerta ya abierta.

—¿Hyunjin? —Sus ojos viajaron hacia el joven pecoso en el sofá—. Hola, Felix.

—Buenas tardes, señor Hwang.

—¿Ya tienes listas las maletas?

—Todo está listo. —Hyunjin señaló el bolso sobre la cama, pero el desorden alrededor hizo que Lorimer frunciera el ceño con desaprobación.

—¿Dónde aprendiste a hacer una maleta? ¿En un basurero?

—Es solo un viaje al sur. No necesito mucho más que eso. El desorden es culpa de Felix, él lo ordenará.

El aludido se volvió hacia él con indignación.

—Bien, los esperamos abajo para almorzar... —Lorimer estuvo a punto de cerrar la puerta tras salir, pero se detuvo—. Ah, casi lo olvido. Lleven ropa elegante, no vamos a pescar.

Luego de eso, cerró la puerta. Felix soltó una risa divertida.

—Tienen algo planeado. Lo sabes, ¿verdad?

—Probablemente.

Días después, la familia Hwang dejó atrás el arduo trabajo en el viñedo y la producción de vino para dirigirse al sur en plena temporada. Aunque no era algo usual, Hyunjin no protestó ni puso excusas para ausentarse, ya que cualquier tipo de viaje le parecía tentador y creía que era necesario que su familia se despejara la mente de su vida amorosa de una vez por todas.

Una copa y tres canciones - [Hyunho] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora