Las invitaciones llegaron a todas las puertas del hotel. El mismo parece poseer una porción de la playa a su nombre y no desaprovecha oportunidad alguna para entretener a sus distinguidos huéspedes, evitando así que la afluencia de visitantes decaiga en la próxima temporada turística.
"El hotel «L'ultima goccia del mare» celebrará un pequeño festival en la costa como entretenimiento para todos sus huéspedes". Una gran fogata iluminará la noche, y la etiqueta dicta "blanco"; "la comida y el confort estarán a cargo de la familia Lee".
Hyunjin miró el papel de la invitación como si fuera algo de lo que pudiera escapar. Tenía que bajar a desayunar, sus padres ya debían estar esperándolo. Descartó la idea de fingir una inesperada fiebre o un humor agotado y se decidió a pensar en lo que usaría en ese festival de camino al comedor. Al menos tendría la oportunidad de despejar a sus padres un rato de su espacio.
La noche anterior todo había salido más bien de lo que merecía. Cirella era una increíble actriz y además traía en el combo una personalidad atractiva, habladora en lo justo y de sensato humor. Aún así, los nervios todavía lo ponían incómodo al menor de los Hwang. ¿Cuánto duraría su supuesto romance hasta que sus padres lo descubrieran?
Habían viajado kilómetros desde su ciudad natal con una excusa premeditada: conocer a la futura nuera. Hyunjin estaba seguro de que en algún momento cometería un error garrafal y estaría listo para enfrentar las terribles consecuencias; él había firmado un contrato con el diablo.
Por otro lado, de camino al comedor, Hyunjin divisó a lo lejos al joven Lee, lustrando con esmero su violín, quien parecía ya tener un precio para su cabeza. Vestía una camisa de lino veraniega casual con más botones abrochados de lo que Hyunjin solía llevar, lo que le pareció fascinante en contraste con su cabello castaño peinado con esmero. Sonrió ligeramente y desvió la mirada hacia adelante. El violinista era, sin duda, un foco de atención fácil.
Se sentó a la mesa con sus padres, justo en la esquina de la galería con vistas al mar. Lorimer hojeaba el periódico, mientras que Hanbi ajustaba sus gafas de sol en su cabello para evitar que el viento lo direccionara a su gusto.
—Buenos días —saludó Hyunjin tomando la carta del menú en sus manos—. ¿Ya recibieron las invitaciones al festival de despedida a la primavera? Aunque estoy casi seguro de que todavía faltan algunas semanas para su conclusión, ¿verdad?
—El pueblo de Cirella se encuentra a una distancia inconveniente para los dueños del hotel —respondió Hanbi—. Es evidente que deben mantener a sus huéspedes entretenidos con algo más que el vasto mar azul y un virtuoso violinista.
—La idea de la gran fogata me parece interesante —comentó Hyunjin—. ¿Habrá bailes tradicionales aquí? Tal vez podamos aprender alguna costumbre local.
—Procura no meterte en problemas, Hyunjin —advirtió Hanbi, con la nariz aún metida en el menú—. La última vez que intentaste seguir una tradición ajena, terminaste tan ebrio que apenas pudiste mantenerte en pie durante tres segundos antes de caer al suelo inconsciente.
—Tienes dos pies izquierdos —añadió Lorimer con una sonrisa—. Nunca me había sentido tan avergonzado como cuando intentaste sujetarte del vestido de una señorita para no caer y acabaste llevándotelo contigo.
Hyunjin soltó una risa sincera y Hanbi se refregó el entrecejo con frustración.
—Intentaré no repetir esa anécdota; al menos ahora sé cuánto alcohol puede soportar mi organismo.
Hyunjin ordenó su desayuno y el resto de la comida Lorimer y Hanbi discutieron sobre qué vino sería más adecuado llevar al festival y debatieron las noticias del periódico.
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Una copa y tres canciones - [Hyunho] [✓]
FanficEn medio de la gran presión familiar, el desespero por no entender lo qué busca en el espejo y el miedo a fallar como futuro heredero de la gran bodega de vinos de su dinastía... Hyunjin ha recurrido a la mentira. Afirmando estar saliendo con una mu...