ⅤⅠⅠ ✉ «Lazo gris»

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Cuando Cirella introdujo a Hyunjin ante el resto de personas, los nervios se reflejaron en su sonrisa dubitativa. Jisung, el joven castaño que marcaba el suelo al compás de una melodía inexistente, fue el primero en avanzar para estrecharle la mano; su cabello ocultaba parte de sus ojos color café.

Hyunjin aceptó el gesto sin titubeos, notando los protectores adhesivos que envolvían las puntas de sus dedos. Supuso que aquellos adhesivos eran producto de algún instrumento musical, aunque parecían más resultado de nerviosismos e impulsos involuntarios. Su presencia irradiaba energía.

—Eres el tipo de persona que muestra la apariencia de dos extremos —dijo Jisung, esbozando una sonrisa burlona—. Puedes ser el niño mimado, heredero de una gran fortuna con el que podría debatir hasta altas horas de la madrugada luego de un par de cervezas, o bien puedes ser alguien tranquilo, de palabras refinadas, al que podría bromearle todo el tiempo porque solo rodarías los ojos sin seguirme el juego.

Hyunjin soltó una risa que más pareció un bufido. Cirella negó con la cabeza y apartó a Jisung de su lado.

—¿Es esa tu forma de presentarte, Jisung? —le recriminó la joven.

—Bueno... —respondió Hyunjin—, lamento decepcionar tus prejuicios, pero no me ajusto a tus primeras impresiones. Al menos, no a todas; quizás consideraría lo de la pelea a las tres de la mañana.

Jisung le guiñó un ojo aprobando su respuesta, Hyunjin sintió que ya podía bajar la tensión de sus hombros. Temía dar una imagen parecida a la que Minho tuvo la primera vez que cruzaron palabras.

—Yo soy Changbin —se presentó el joven de cabello oscuro, desviando la atención de Hyunjin—. Lamento que hayas conocido a Jisung. Creí haberlo educado mejor.

—Aprecio su franqueza, es un valor importante; incluso para mí resulta difícil —respondió Hyunjin, aceptando la mano extendida.

Scusate, è il mio turno... —La joven de la bandana verde movió levemente el cuerpo de Changbin con un suave y melódico: «Disculpa, es mi turno»—. Soy Solana, encantada.

Hyunjin no dudó en extender su mano, pero Solana se acercó a su rostro y le dio dos besos en cada mejilla. El joven se mostró sorprendido, pero respondió con una sonrisa.

—Ah, Cirella... —Hyunjin supuso que ella debía ser Amabile, pues era la única que observaba la escena con una sonrisa mientras colocaba flores en distintos frascos sobre la mesa—. ¿Es esta una ocasión especial? ¿Vas a dejar de repetir que te resulta imposible entender el romance?

Hyunjin lanzó una mirada a Cirella, pero la joven solo negó con la cabeza y tomó asiento junto a los frascos que Amabile había dispuesto sobre la mesa.

—No he dicho que no lo entienda —respondió Cirella—. He dicho que no sé sentirlo como lo describe Jane Austen en sus libros.

—No escuches a Ama, ella duerme con una novela romántica como almohada —comentó Domenico, acercándose al hombre que antes observaba las flores con Amabile, apoyó su mano en su hombro y lo obligó a girarse hacia Hyunjin—. Lo mejor para el final, él es Vince y no habla.

El aludido miró a Domenico con reproche, pero luego dirigió una mirada tímida a Hyunjin, como si temiera cometer un error. El joven pudo notar un leve temblor en sus dedos antes de quitarse la boina y extender la otra mano hacia Hyunjin.

—Si hablo, solo está reprochando mis pocas palabras porque él ya se robó todas. —Vince no sonrió, pero Hyunjin vio la amabilidad en sus ojos. Era un hombre mayor e introvertido, nada que él no pudiera entender.

—Es un placer conocerlos a todos —añadió Hyunjin en medio del silencio, sintiendo las miradas de todos sobre él. Percibió a Cirella frunciendo el ceño de reojo.

Una copa y tres canciones - [Hyunho] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora