No fue una sorpresa que el amanecer realmente cumpliera con las expectativas de Hyunjin, asomándose justo en medio del arco de piedra e iluminando suavemente el paisaje ante sus ojos. No fue novedoso que la calma viniera a su lado, que el simple sonido de los pájaros despertando junto al violín de Minho en medio de la fría brisa llenara el ambiente casi como si hubiese sido hecho a medida, para un perfecto encaje.No le resultó llamativa la sonrisa en sus labios, ni la forma en que el frío pasó a segundo lugar, dejando en su pecho el único deseo de volver a vivir aquello antes de que su vida llegara a la vuelta final.
Hyunjin no encontró extraño el sentimiento, mas quizás sí la razón.
No pudo despegar la mirada del sol, pero solo porque el naranja de sus primeros rayos contrastaba con el cuerpo de Minho, apoyado en una piedra perdida con el violín en sus brazos, un palo de césped bailando entre sus labios y la concentración en el amanecer. No tocaba nada con sentido, se notaba que solo dejó divagar su mente y movía un par de cuerdas al ritmo de su tranquilidad.
Hyunjin encontró la sorpresa cuando, a la mañana siguiente, los recuerdos invadía cada esquina de su mente y no estaban dispuestos a dejarlo en paz. Creyó que despertaría odiando aquel pueblo costero de Calabria, pero en su lugar... solo podía tararear la melodía que Minho tituló como «el sonido del alba».
Y por más que le hubiese gustado permanecer por más tiempo en el borde de su cama mirando por la gran ventana la punta de la montaña con sus piedras desgastadas, la puerta siendo golpeada descartó aquella idea de su mente.
Refregó sus ojos y afirmó en medio de un suspiro que la puerta estaba abierta. Su madre entró a la habitación sin dudarlo y su padre se apoyó en el umbral acomodando el puño de su camisa.
—Vaya, pero si estás vivo y sano —comentó su madre con un tono de burla que pocas veces utilizaba—. Míralo, Lorimer. Anoche afirmaba que moriría por salir a dar un paseo con su cuñado. Destacas en absurdismo, hijo.
—No afirmé jamás aquello, pero ¿tú ves tentador subir una gran montaña con escasa luz y peligrosas piedras, sumando el peso de una mochila cargada, una manta de lana, un violín profesional en tus brazos y un hombre con escaso sentido del humor y fuerte carácter como acompañante, madre? —Hyunjin le dedicó una mirada entornada a la mujer de la habitación—. Tengo dolores de espalda, eso está claro que no es un precio cómodo a pagar.
—Yo solo escucho balbuceos matutinos, nada nuevo de tu parte. —Hanbi se acercó a su hijo para acomodarle el cabello—. Cirella te estaba buscando, tengo entendido que quedaron para desayunar juntos. Por lo menos ponte una colonia, Hyunjin.
—¿Algo más, madre?
—Te ves bonito recién levantado. —Hanbi sonrió y Hyunjin rodó los ojos—. Y tan malhumorado cómo siempre por las mañanas. Te vemos abajo.
Hanbi salió de la habitación y Lorimer le dedicó una seña a Hyunjin que le sacó su primera sonrisa. Algo como «no le hagas caso, hoy está extraña».
Hyunjin terminó de cambiarse y bajó al gran comedor con el objetivo de encontrar a Cirella, aunque sus ojos se desviaron varias veces al pequeño escenario en busca de su tranquilidad auditiva. Apretó los labios cuando no encontró a Minho, pero rápidamente se determinó a sacar su nombre de su cabeza.
Encontró a Cirella sentada en una mesa de dos con un libro en sus manos. Lo cerró cuando Hyunjin le dio los buenos días.
—¿Me estás esperando hace mucho? —preguntó el mayor tomando asiento en la única silla vacía.
—No, realmente. Tenía la idea de que te costaría despertar, así que vine en el último turno del desayuno. ¿La pasaste bien anoche?
—Bueno... Ha sido toda una experiencia.
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Una copa y tres canciones - [Hyunho] [✓]
FanfictionEn medio de la gran presión familiar, el desespero por no entender lo qué busca en el espejo y el miedo a fallar como futuro heredero de la gran bodega de vinos de su dinastía... Hyunjin ha recurrido a la mentira. Afirmando estar saliendo con una mu...