Había una verdad innegable, imposible de eludir: las cosas habían cambiado; y el caos se había convertido en consuelo.Hyunjin asistía a las comidas del hotel, pero su mente ya no se fijaba en su plato ni en las conversaciones triviales de sus padres. Su atención se perdía en la tarima, en la música de fondo y en una mirada específica que buscaba entre cada par de ojos en el salón.
Minho tocaba el violín y luego desaparecía, pero en algún pasillo vacío acorralaba a Hyunjin contra la pared o lo sorprendía por la espalda cuando nadie estaba cerca.
El hotel era testigo de cuán provechosa podía ser la adrenalina, el deseo inoportuno y un pequeño cuarto de limpieza, si se lo proponían.
Los padres de Hyunjin no insistían en preguntar sobre el nuevo hábito distraído de su hijo, ajenos a la situación. Hyunjin estaba en el pico de sus emociones, con un pie al borde del precipicio y la única cuerda que sujetaba su cuerpo la tenía en torno al cuello; sin embargo, no se movía ni un centímetro de la zona insegura.
Cirella había estado ocupada los últimos dos días con la presentación que Ébano preparó para el festival de los dioses. El pueblo costero siempre le brindaba su atención y honra a la hechicera de la mitología griega, Circe. Los jóvenes del teatro eran los encargados de ofrecer una obra interactiva a quienes acudían a la gran fogata en la playa.
Cuando llegó el miércoles, Hanbi y Lorimer ya tenían las maletas listas y un taxi los esperaba en la entrada del hotel. Incluso Corrado Lee, el dueño del hotel, había acudido a la despedida con el título de futuro consuegro en la frente. Estaba claro que aquello solo era para calmar a los periódicos, como Minho le advirtió a Hyunjin la noche anterior. Corrado haría lo imposible por mantener en alto la imagen de su dinastía.
—Siete días, Hyunjin —le recordó su madre levantando un dedo—. Te quiero en casa el próximo jueves a primera hora.
—Apuesto a que sabrás cómo hacerme recuperar las horas perdidas de trabajo, madre.
—Por supuesto que lo haré. —Hanbi sonrió y Hyunjin le devolvió la sonrisa antes de abrazarse—. Vuelve a casa con un anillo, hijo. La felicidad que desprendes aquí se ve a millas, no te arrepientas nunca de elegirla sobre el resto de las emociones.
Hyunjin borró su sincera sonrisa y dejó una forzada en su lugar. Se sentía abrumado cada vez que pensaba en lo que sucedería el día que volviera a casa, lo que dejaría atrás y lo que enfrentaría sin preparación alguna. Borró ese pensamiento de su mente, aún tenía una semana, dos personas que amaba a su lado y tres puntos suspensivos a los que se aferraría con locura.
—¿Me permitirás siempre esa elección? —preguntó en un susurro apenas audible. Hanbi se alejó de su hijo y lo miró con cariño.
—Nunca nadie tendrá el derecho de arrebatarte eso, cariño. Eres libre de amar a quien decidas, pero hazlo, hijo. Ama porque estamos hechos para eso. Nosotros solo queremos verte saltar, no nos intrometeremos si sabes cuidar bien de esa libertad, ¿entiendes?
Hyunjin asintió, aunque aquello se sentía como un contrato lleno de límites disfrazados de libertad. Tenía el poder de elegir, pero con una fecha de vencimiento. Tenía la libertad de amar por elección, pero el corazón nunca recibía órdenes. Era el dueño de poner el anillo en el dedo de su ser amado, pero no de huir en dirección contraria cuando cayera en la realidad de que esa mano no era la que quería, sino la que siempre le impusieron indirectamente. Su libertad de elección estaba manchada por la elección indirecta de su familia y el mundo entero.
Lorimer también estrechó a Hyunjin en un abrazo familiar y luego ambos se despidieron de Cirella con una encantadora sonrisa. «Hazlo feliz», le dijo Hanbi. «Él sabe perfectamente cómo serlo sin la ayuda externa de ninguna persona, señora», respondió Cirella. Hyunjin miró a Minho.
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Una copa y tres canciones - [Hyunho] [✓]
FanfictionEn medio de la gran presión familiar, el desespero por no entender lo qué busca en el espejo y el miedo a fallar como futuro heredero de la gran bodega de vinos de su dinastía... Hyunjin ha recurrido a la mentira. Afirmando estar saliendo con una mu...