-Está todo listo para recibir a mis amigos-Dijo Stiles mirando su casa completamente decorada.
Luces en el techo, ventanales, entrada; también había un muñeco de nieve en el pequeño jardín, además de un Santa Claus junto a sus 9 renos en la azotea.
No recordaba que a su madre le encantara tanto las fiestas decembrinas.
Ahora el castaño estaba sentado en un columpio que había comprado junto con su pareja para usar en un futuro. Pero estos últimos días todo parecía haber cambiado drasticamente; Travis lo evitaba, nunca tenía tiempo para él y ponía multiples escusas para no verlo.
Y eso le carcomía la cabeza como gusanos a un cádaver.
Estaba hundido en un mar de pensamientos que no notó cuando se recargó demás en el columpio.
Y se cayó.
-Diablos, que verguenza-Susurró al ver como unos niños se carcajeaban señalandolo.
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Mansión Hale...
20:00 P.m.
-¿En qué piensas Derek?
El Hale observó a sus hermanas quienes se habían acercado a él y ahora estaban sentadas en frente suyo mirándolo en la espera de una respesta coherente.
-¿Creen que el vendrá?-Respondió el hombre con otra pregunta.
Cora y Laura miraron conmovidas a su hermano quien bajó la cabeza sintiendo un ardor en sus orejas, mejillas y frente.
-Derek no quiero ser mala ni sonar como una cruel y maligana hermana...-Comenzó hablando la más grande-Pero él no vendrá, lo sabes.
-No debo perder la esperanza.
-Derek lo has invitado 3 navidades y simplemente no viene, se queda con...Con ellos-Continuó Cora.
-Lo sé, pero me dijo que vería si podía venir; y en serio deseo que venga.
Ante esas palabras Cora suspiró y su hermana miró inconforme a Derek.
-No te ilusiones-Sentenció Laura-Solo eso pido.
En ese momento tocaron el timbre y una voz sonó por la casa.
-Yo abro.
Era Talia Hale.
La puerta de marmol fue abierta por la mujer quien sonrió al ver a la manada en la puerta, todos vistiendo sueteres con colores navideños y las chicas con adornos en el cabello.
-Hola señora Thalia, hemos llegado-Habló Lydia enganchada del brazo de Aiden.
