FOUR

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Abro los ojos lentamente y me sorprende percibir mi alrededor tan tranquilo. Alzo la cabeza, que yacía en la mesa, entre mis brazos y me acomodo en la silla.

Miro la enorme aula y me doy cuenta de que estoy sola, entiendo que ya se habrá terminado la hora. Efectivamente, me he dormido en clase.

Estiro mis brazos y muevo la cabeza hacia ambos lados para crujir los huesos de mi cuello. Cada día estoy más vieja.

Me levanto de la mesa y murmuro algún que otro insulto para los miserables de mis compañeros mientras me dispongo a bajar los escalones, ya podrían haberme hecho el favor de despertarme cuando terminara la clase.

Pasando por el último par de peldaños, me doy cuenta de que no estoy totalmente sola en el aula.

Justo en el otro lado donde se encuentra la salida, hay un par de chicas hablando, o discutiendo, no sé.

Como soy extremadamente maruja y no me han visto bajar, aprovecho para acercarme un poco y enterarme del drama.

Entonces es cuando me doy cuenta de que solo está hablando una chica y la otra se limita a asentir con la cabeza cabizbaja.

Alzo la ceja al sospechar de qué se trata esta escena y lo corroboro cuando la chica que estaba hablando, le tira los libros al suelo a la otra y le pega una bofetada.

Ante eso, no puedo evitar acercarme, esta vez haciéndome notar pisando fuerte para que la suela de los zapatos del uniforme suene con el parqué de madera.

La chica que ha pegado a su compañera se voltea y me mira, al principio sorprendida y luego me examina de arriba abajo con la mirada hasta que su vista regresa a mi cara de asco.

— ¿Y tú quién eres? — pregunta de mala gana.

La otra chica ni se atreve a levantar la mirada.

Miro a la que me ha hecho la pregunta y se me ocurren un montón de respuestas sarcásticas, pero me limito a ignorarla y a acercarme a la otra, apartando a la primera por el camino.

— ¿Qué haces? — Inquiero a la chica cabizbaja que, alza la vista para mirarme, muy confusa.

— Oye, Barbie Malibú, yo estaba con ella primero. — me recrimina la otra.

Me volteo para encararla

— ¿Por qué sigues aquí? No seas tan ridícula.

Me sorprende que no diga nada más y me haga caso así de fácil. Yo que pensaba que tendría una fuerte pelea verbal o física con ella...

Cuando la chica desaparece por la puerta, me cruzo de brazos y vuelvo a encarar a la víctima, quien sigue mirándome con miedo y curiosidad. A continuación, señalo sus libros, que aún siguen en el suelo, con la barbilla.

— Recógelos. — ordeno.

La chica reacciona enseguida y, como si yo fuera su ama y ella un perrito, me hace caso.

Alzo la mano para agarrar su mentón y ella cierra los ojos con miedo, yo los pongo en blanco y hago que gire un poco la cabeza para ver donde la estúpida esa le ha golpeado. Tiene toda la zona enrojecida y también hay dos marcas más pequeñas que se distinguen, seguramente llevaba anillos.

— Te va a salir un moretón. — murmuro y me alejo de ella.

La chica abre los ojos, aún veo miedo en ellos, supongo que pensaba que yo también la iba a golpear. Pero su expresión cambia a sorpresa cuando le tiendo la mano.

— Kim Chungha. — me presento.

La chica duda, pero finalmente (aunque le cuesta siglos), se decide a darme la mano también.

— Nam Hani.

Le sonrío a la chica por última vez, dándome la vuelta y dispuesta a salir del aula, pero cuando estoy a punto de cruzarla, su voz me interrumpe.

— ¿P-Por qué me has ayudado?

Me volteo de nuevo hacia ella. ¿Qué le pasa? ¿Cómo me pregunta eso?

— ¿Por qué no lo haría? — pregunto, confusa.

— No sé... la gente suele hacer la vista gorda.

Abro la boca en una mueca extraña. ¿Significa eso que, esta chica, lleva años siendo víctima del abuso escolar?

— Pues vaya capullos. La próxima vez no te dejes pisotear. — le aconsejo.

El tono de llamada de mi móvil suena justo después de terminar mi frase, por lo que me disculpo con la chica por tener que atender la llamada y me despido de ella, diciéndole que nos vemos mañana en clase.

Salgo del aula y me llevo el móvil a la oreja sin antes ver quién era el remitente.

— ¿Sí?

¡Odio a las mujeres! — Dohyun, al otro lado de la línea, empieza con su drama. — ¡A todas, nadie se salva! Bueno, tu sí, pero no cuentas como mujer, literalmente tienes más fuerza que yo, eres más bruta, insultona... Eres como un hombre, ¿Sabes? Por eso no te veo como mujer. Bueno, por eso y porque también eres mi hermana, pero ese no es el caso, joder, ¡no me interrumpas! Las odio mucho, Chungha.

Literalmente, está hablando solo consigo mismo. Y me ha llamado macho alfa por la puta cara. A veces creo que mi hermano es esquizofrénico, la verdad.

Me tiro un mechón de pelo detrás de la oreja y doy un suspiro, cansada, antes de responderle.

— ¿Qué ha pasado?

¡¡¡Mi ex!!! — contesta histérico.

— ¿Qué te ha hecho esa bruja? — inquiero, curiosa.

Me ha dicho de quedar y hablar.

— Dile que no.

Salgo por fin de la facultad y me alegra ver el coche del chófer esperando. Lo único que quiero es llegar a casa y terminar con la siesta que me estaba echando en clase.

Pero...

Abro la puerta del coche y me encuentro a Dohyun sentado en uno de los asientos traseros. Tiene el móvil pegado a su oreja y, cuando me ve, cuelga enseguida.

— ¡Chungha! — doy gracias a que lleve puesto el cinturón, pues tenía todas las intenciones de lanzarse a abrazarme.

Lo ignoro y me siento a su lado.

— He dicho que le digas que no.

— Pero... ¿¿Y si arreglamos las cosas y volvemos a ser felices??

El coche se pone en marcha y yo miro a Dohyun con la ceja alzada, ante su estupidez.

— ¿Qué dices, que vais a arreglar las cosas y SoRa volverá a ser feliz por aprovecharse de ti?

Me sabe mal ser así de cruel con él, pero a veces hay que decirle las cosas como son, no me gusta la idea de que Dohyun viva engañado y luego vuelva a la realidad de una bofetada.

— Eres una bruja. — se cruza de brazos y aparta la mirada. — Normal que no tengas novio.

— No tengo novio porque no quiero.

— No tienes novio porque eres mala, cruel y desalmada.

Y resulta que quien vuelve a la realidad de un golpe en toda la cara, soy yo.

Miro por la ventana mientras en mi cabeza van sonando las palabras de Dohyun.

Mala, cruel y desalmada.

¿De verdad soy así? Literalmente son las mismas palabras que me dijo Jungkook el otro día.

Jungkook... De verdad me duele que me vea así. Joder, y Dohyun también. Lo hago por su bien, por el de los dos, si no fuera así, tarde o temprano ellos hubieran sufrido mucho. ¿Por qué nadie se fija en eso?

Como veo que ha terminado la conversación, me pongo los auriculares y decido escuchar música hasta que lleguemos a casa, quiero desconectar un poco y no pensar más en esas palabras.

EUPHORIA II, jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora