TWENTY-THREE

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En la sala reina el silencio. Después de eso, hace una reverencia a modo de disculpas y procede a sentarse otra vez a mi lado. Lo miro a la cara, buscando una expresión de enfado en su rostro, pero no hay nada, su expresión está neutra.

Me cubro la cara con las manos, avergonzada de ser el centro de atención de toda esta gente. Sinceramente, prefería el momento en que todo el mundo me insultaba. Al cabo de unos minutos, la boda procede y suelto el aire que tenía retenido dentro en un largo suspiro.

Siento el frío tacto de los dedos de Jungkook en mi mano y me la aparta de la cara. Lo miro a los ojos y un calor invade mi pecho al ver que no está enfadado y me sonríe, divertido.

La gente empieza a aplaudir y a gritar felicitaciones cuando los novios se besan, por fin ha terminado esta tortura.

— Es hora de comer.

El chico, que aún seguía agarrando mi mano, tira de mí y nos arrastramos junto a la marea de los demás invitados hacia el lugar donde todos deseábamos ir desde el principio: el restaurante.

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 Después de la comida, sigue la fiesta en el enorme jardín que se encuentra detrás del restaurante, donde me he puesto las botas y he comido para tres días. Tenía que amortizar el viaje y, a decir verdad, me he quedado bien a gusto. Jungkook también, pues es un pozo sin fondo.

Los novios inician la fiesta con un baile lento, agarrados y juntos, moviéndose lentamente mientras suena una canción de amor de fondo. Me fijo en que la mujer se ha cambiado el vestido, esta vez sí aprovecho para sacarle bien la foto y mandársela a Dohyun, pues lleva el vestido más espantoso que he visto en mis jodidos veinte años de vida. Alguien debería de decirle que los colores fosforitos y las lentejuelas no le quedan nada bien.

De nuevo, vuelvo a recibir una respuesta instantánea de Dohyun, esta vez se tratan de dos emojis vomitando y dos más con los ojos en cruz.

— Sois muy terribles vosotros dos. —  murmura Jungkook, apoyando su mentón en mi hombro y rodeando mi cintura con sus brazos. 

— ¿Qué haces leyendo mis conversaciones? —  finjo molestarme. —  Terrible es el vestido de tu madrastra.

El chaval suelta un bufido, que enseguida se transforma en una sonrisa.

—  No la llames así, esa mujer para mí no es nada.

De pronto, una mujer de avanzada edad se nos acerca y se para delante de nosotros con una sonrisa llena de cariño. 

—  Buenas, parejita. Soy una tía de la novia. —  se presenta. —  Solo me he acercado para daros la enhorabuena por el embarazo,  es muy agradable ver parejas tan jóvenes queriéndose tanto, les deseo lo mejor y que seáis muy felices.

Le agradecemos a la anciana y los dos hacemos varias reverencias para mostrarle nuestros respetos. Pobrecilla, si supiera que no estoy embarazada y que tampoco somos pareja... Cuando está lo suficientemente lejos como para no escucharnos, me giro hacia Jungkook

—  ¿Cómo se va a llamar nuestro bebé? — bromeo.

— Si es niño Jeongguk y si es niña Chungha. — contesta muy convencido.

Me río al escuchar su propuesta.

— ¿Eres de esos? ¿Le pondrías tu propio nombre a tu hijo?

— Pues sí. Si lo piensas bien, vivirías rodeada de Jungkooks, qué felicidad.

— Estás loco. — Niego con la cabeza.

— Por ti. — el chaval se sitúa delante de mí y envuelve mi cintura con sus manos. — ¿Bailamos?

EUPHORIA II, jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora