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Días después

— ¡Pa! — gritó el pequeño en cuanto vió entrar al rizado

— Hola, mi vida — saludo con una media sonrisa. El castaño lo notó

— Hazz — saludo — ¿Porque tan temprano?

— Hola, amor — se acercó a besar los labios del castaño — Emm, me desocuparon del trabajo — habló con una mueca en su rostro

El castaño se lanzó a envolverlo en sus brazos. Se había quedó sin trabajo ¿Y ahora? ¿Que iban hacer?

— Vamos arriba

Ambos subieron, el rizado tomando al castaño de la cintura con una mano y con la otra cargando al pequeño. Entraron a su hogar. Esas cuatro paredes eran la casa de ambos. El rizado se sentó en la orilla de la cama mientras el niño bajaba de él para correr y tirarse entre las almohadas. El castaño estaba parado frente a su novio

— Tranquilo Hazz, todo estará bien — ánimo al par de que daba un beso en la cabeza del ojiverde

— No sé que voy hacer, Lou — habló frustrado — Tengo tantas cosas que pagar. Gente que depende de mí. Mamá necesita su medicamento, Hassa necesita más cosas, su leche, pañales — suspiró — Hay que pagar servicios aquí. La despensa, los materiales de la universidad, la gasolina del carro, tus necesidades, las de nuestra pequeña familia — dijo demasiado rápido — ¿Que voy hacer? — habló casi en un susurro

— Oye no — regaño — Sé que quieres aportar en todo, pero no, no lo voy a permitir. De Hassan me encargo yo.  Lo mío yo lo pago, los servicios de aquí los pagamos entre todos, la comida es algo en lo que aportamos todos. Creo que sí no vamos aportar por un tiempo económicamente, lo justo es qué, si Lott o mamá nos van a mantener, nosotros hagamos la comida, limpiemos la casa, cooperemos con algo como eso. Te despidieron del trabajo, pero no se te ha cerrado el mundo

— Pa ¿i a mi guesa? — interrumpió el pequeño

El rizado quedó en silencio. Ahora no iba a tener ni para comprarle la comida favorita a su ranita

— No, amor. Hoy no podemos comer hamburguesa — habló tranquilo — ¿puedes esperar un poco más? Te preparo papitas ¿Está bien?  — preguntó en dirección a su hijo

— ¿Sapas? I ¿mi guesa? — preguntó. No había entendido lo que su Mor le había dicho

— Puras papitas. No habrá hamburguesa, bebé. — explicó con toda la paciencia y amor que tiene por su niño — ¿Puedes entenderlo?

El castañito simplemente asintió. Eso apachurro el pecho de su pa'

— Cámbialo, amor. Vamos a ir a cenar — ordenó el rizado parándose de la cama

— Hazz, no. Hassa ya entendió que no hay para su hamburguesa

— No voy a limitar a mi hijo solo por mis desgracias. Arreglense mientras, me bañaré — habló en medio de un suspiro cansado

El rizado se adentro en el baño mientras el castaño quedaba suspirando. Tomó a su hijo en brazos y lo llevo a su recámara para que escogiera su ropita y poder cambiarlo, lo había bañado hace un rato, así que solo lo arreglaría para la salida que tendrían. No estaba de acuerdo en que Harry gastará pero tampoco quería hacerlo sentir mal o comenzar a limitarlo. Agradecía que solo eran ellos ¿Que sería si tuvieran otra pequeña boquita que alimentar?  De momento estaban bien ellos solos con la pequeña ranita aunque sus planes de vivir juntos, se hubieran ido para abajo con la situación que ahora tenía el rizado, pero como son una pareja, la situación era de ambos.

Ambos castañitos estaban listos, esperaban al rizado para poder irse. Lo vieron bajar las escaleras con las llaves del carro y su cartera en mano. Les regaló una media sonrisa, los guío hasta el carro y los ayudo a subir para poder salir con destino al restaurante favorito de su niño. Él iba feliz, era ajeno a la realidad, él solo quería su hamburguesa con papas y todo estaba bien para él. La pequeña gran familia cenaba tranquilamente, el rizado hundido en sus pensamientos, quiere y ama mucho a Louis, sabe que no lo va a dejar, esto es solo una prueba que van a superar juntos. El castaño no es un interesado como Adrien se lo había hecho creer. Iban a estar bien, ambos sabrían cómo salir adelante. Él sabría cómo sacar a su familia de ese bache donde habían caído

ᴘᴀ' |•| ʟꜱ ᴍᴘʀᴇɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora