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— Pa' — susurró casi audible
— Hola, mi vida — habló con una sonrisa en su rostro — ¿Cómo te sientes, ranita?
— Ie. ¿Y a mi mor i mi bé? — preguntó con un gesto de curiosidad
— ¿Eh? Mor está en el baño, hijo y ¿el bebé? ¿Cuál bebé, ranita?
— Mi bé — puchereo
El rizado quedó en silencio ¿Que había dicho su niño? ¿A caso es como en las películas, que después de la anestesia dicen incoherencias por su efecto? Pero Hassan no había estado anestesiado según él
— Pa ¿i mi bé?
— ¿Cuál bebé, hijo?
La puerta se abrió dejando ver unos ojos azules que aún mostraban temor, pero volvieron a brillar en cuanto los ojitos que tanto amaban conectaron con ellos
— ¡Mor! — trato de gritar y alzó sus bracitos en dirección a su padre
— ¡Mi vida! — corrió hacia él — ¿Cómo estás, mi amor? ¿Cómo te sientes? ¿Estás mejor?
— I ¿Mor i mi bé? — volvió a preguntar. No sé daría por vencido
— ¿Que? — preguntó desconcertado
— Mi bé, mor — puchereo
— ¿Cuál bebé, mi vida?
— Mi bé — volvió a repetir
— Así ha estado desde que despertó — intervino el rizado
— No tengo idea de que habla
— I mi bé — volvió a decir mientras enterraba su carita en la almohada y comenzaba a soltar pequeños hipidos
— ¿Cuál bebé, mi amor? No hay ninguno — se acercó a su niño para poder consolarlo. Ya se encontraba llorando
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— Ya dieron de alta a Hassa — dijo poniendo su mirada en el niño que estaba dormido — hay que pasar por la receta y las indicaciones del medico
— Si, está bien ¿Te puedes quedar con él? Iré por la receta
— Si, Lou
— Gracias Hazz — sonrió
Louis salió con la intención de ir a pagar la deuda que había dejado el que Hassan pasará la noche en el hospital. Se topo con la sorpresa de que ya estaba liquidada y ya lo esperaba el doctor con la receta y las indicaciones. De primero no tenían que sacarlo, debía estar en su casa, no debía darle el sol y tenía que seguir en cama, no podía volver a su vida diaria, no sin antes estar seguros de que estaba libre de la bacteria. Además debían tener mucho cuidado de ahora en adelante con la comida del pequeño y la higiene entre ellos y al preparar sus alimentos. Debían esterilizar el agua que iba a beber, todo alimento debe de estar bien limpio y cocido, el pequeño no debe ingerir alimentos crudos o de vendedores, no podía ingerir bebidas con altos niveles de azúcar y deben lavar las manos muy seguido. Después de que quedará claro todo, se despidió y agradeció al doctor. Se encamino a la recámara donde estaba su niño. Entro y puso su mirada en Harry
— No debiste pagar — habló con sus manos en su cadera — Ya hablaremos en casa
El rizado no dijo nada, simplemente sonrió y sin esperar más, salieron con el niño en brazos directo a casa de los castañitos, sin decir ni una palabra. Ya estaban de regreso las dos castañas que hicieron el aseo en la casa y lavaron todo lo que él pequeño utilizaba y prepararon una fiesta sorpresa de bienvenida para que el niño estuviera feliz. Ese regreso a casa se sintió muy bien
