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— ¡Pa'pá! Pa'pá — habló fuerte el menor en cuanto vio que el rizado entro a la casa
— No Hassan, tío Ha.. Ay ya. Dile cómo quieras — soltó cansado
— Pa-pá pap..á — intento hablar de corrido. La felicidad de ver al ojiverde lo hacía querer gritar. Estaba más que feliz, sus piernitas se movían con fuerza y sus bracitos de alzaban en dirección al mayor
— ¡Hola ranita! — saludo besando la mejilla del niño
— ¡Pa-pá! — dijo atacando la barbilla del rizado
— Que rico beso, que bonito recibimiento — sonrió en dirección al bebé para después desviar la mirada hacia el castaño — Hola Lou
— Hola Harry
— ¿Cómo estás? ¿Cómo están?
— Bien, todo bien. Te esperaba más tarde
— Si, me vine antes porque se descompuso el carro y lo deje en la casa
— Oh. Entonces ¿Cómo se supone que iremos al hospital? Hassan tiene la cita a las seis y media
— Pues nos iremos en cualquier transporte público
— Am ¿Cómo?
— Si, apúrate, se nos hará tarde
— ¿Okey? Hassan nunca se a subido a un autobús, solo ha viajado en tu carro o en taxi
— Bueno pues hoy será la primera vez que lo haga ¿Verdad ranita? — Hassan sólo sonrió y se abrazo al cuello de Harry
— ¿No iremos en taxi?
— Louis, estás perdiendo el tiempo, no llegaremos a la cita
— Okey, sólo era una pregunta. Me iré a bañar
Louis trato de hacer todo lo más rápido posible para que no se les hiciera tarde. Salieron de la casa en dirección a la parada del autobús. El castaño esperaba que el viaje le callera bien a su hijo. No quería desgracias en el transporte público. Para su buena suerte, Hassan se durmió en el hombro del rizado en cuanto llegaron a la parada. El viaje fue demasiado bueno y tranquilo. No había hablado mucho con el rizado ya que les había tocado en asientos separados. Llegaron a la clínica casi corriendo, casi rozando la hora, unos minutos más y la consulta hubiera sido cancelada, pero gracias al cielo, habían alcanzado a llegar. Hace unos minutos habían salido de la consulta. Louis le había dicho a Harry que iría a pagar y está vez el rizado no se ofreció a pagar. El ojiazul era un manojo de nervios. No llevaba suficiente dinero, y para ser sincero, no sabía cuánto cobraban la consulta. Desde que su bebé venía en camino, Harry se habia encargado de todos los gastos, el rizado fue quién consiguió hospitales y doctores para que atendieran al castaño durante su embarazo y en el nacimiento del pequeño ojiazul había buscado pediatra para que lo atendiera. Y ahora Louis estaba ahí, con la cabeza gacha, lleno de vergüenza, le hacían falta doscientos pesos para poder pagar ¿Esto era lo que Harry siempre había pagado? ¿Tan cara costaba la atención médica para su bebé? No sabía que hacer ¿Dónde conseguiría el dinero faltante? ¿Harry no traía dinero? ¿Porque no se ofreció a pagar como siempre lo hacía?
— Mm, Harry — dijo acercándose al rizado que jugaba con su bebé en brazos
— ¿Si?
— Me faltan doscientos pesos para pagar la consulta — hablo en voz baja, sentía vergüenza, nunca había andado pidiendo dinero
—¿Cómo?
— No sabía que costaba tanto la consulta de Hassan. Tu eres él que siempre paga y yo solo me traje trescientos pesos
— Perdón Louis. No traigo dinero —habló apenado
— ¿Que?
— Perdón, mi mamá estuvo enferma y no pude trabajar tiempo completo, me descontaron de mi sueldo
— No te preocupes. Voy a llamar a mi mamá. Gracias — Habló en un tono bajo, estaba apenado, la situación lo hizo sentir mal
Jay recibió la llamada y en cuanto Louis le dijo que el problema era por dinero, supo que el rizado había tomado su consejo. No dijo nada, simplemente le transfirió el dinero faltante a su hijo. Más tarde hablaría con él.
