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Sus bocas se buscaban con desesperación. El rizado pedía permiso para que su lengua explorara la del castaño. Quería probar todo de él. Lo tenía debajo, estaba a horcajadas. El ojiazul estaba estático, no se movía mucho y eso preocupaba al mayor. Le había dicho que si quería, pero ¿Porque no respondía?
— Amor — dijo buscando la mirada del castaño — ¿realmente quieres esto?
El castaño no respondió
— Bebé, necesito que me digas algo. No puedo seguir si no es lo que tú quieres, nunca voy hacer algo que te dañe
Y todo cayó con balde de agua fría en el castaño. Él no estaba ahí para terminar en la cama de Harry. Fue para hablar y acabar con sus dudas de una vez por todas ¿Porque Harry actuaba de esa manera? ¿Porque se hace el bueno? ¿Se comporta de esa manera para llevárselo a la cama? No puede pensar mal de él aunque sus ojos hayan visto esos mensajes. Harry se comportaba diferente a como lo había hecho en los mensajes que leyó. Tiene que hablar de una vez por todas.
— Amor — llamó de nuevo el rizado — ¿Que pasa?
— Mejor, no Harry — dijo separandose por completo del rizado
El rizado sentía su pantalón apretar. Estaba demasiado duro pero no podía hacer nada en ese momento
— Está bien bebé, no pasa nada. Quiero que estés tranquilo, nunca te haría daño, no te sientas mal. ¿Quieres comer? ¿Algo de tomar? ¿Que necesitas?
— Si, si. No pasa nada, todo bien. Em — habló nervioso
— Dime ¿Que pasa? — habló sonriente
— Vine acá para que habláramos — finalmente lo miró
— Si, claro. Te escuchó — lo miró atentó