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-Papá

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-Papá.- mi voz se quebró, no podía llorar frente a él.

.-Hola hija.- me dio la mano con apenas la fuerza que tenía.

Mi papá, un hombre tan fuerte y valiente por lo menos la última vez que lo vi, ahora estaba tirado en una cama de hospital, con un suero y cables por todos lados, luchando por su vida, mi corazón se rompía en mil pedazos.

-Papito, mira cómo estás.- le toque con cuidado su cara.

.-Voy a estar bien Hija, te prometo que cuando mejore vamos a recuperar el tiempo perdido.

Esas palabras eran como apuñaladas en mi corazón, hablé con el médico y dijo que no hay vuelta atrás, que no hay tiempo. De igual manera ahora con los mejores doctores y tratamientos que existen, hay que intentarlo, la esperanza y la fe es lo último que se pierde.

-Obvio que si pa, así va a ser.- le besé la frente y salí de ahí, no puedo verlo así.

Me desplomé en el pasillo del hospital, llorando en silencio, sintiendo como mi pecho se cerraba, no puedo creer como de un día para otro todo cambia, hace tan solo unas horas estaba pasándola bien con mis amigos y mi novio, y ahora estoy acá, viendo como mi papá se me va. No puedo soportarlo, cuando creo que todo está bien llega un golpe más fuerte que derrumba lo que hice.

Enzo:- Amor, porfavor, quédate conmigo. Tu papá va a estar bien, ahora tiene los mejores médicos y tratamientos, vas a ver que si.

-Enzo, no puedo verlo así, pensé que nuestro encuentro iba a ser distinto, no de esta cruel manera.

Él me abrazó en silencio, consolándome como lo venía haciendo las últimas horas, no se como puede soportarme, lo amo demasiado, y no hay nada más lindo que tenerlo en mis peores momentos, que este para mi, eso es más que suficiente.
Estuve toda la noche entrando y saliendo, mirándolo en silencio mientras me acompañaba el llanto, con mi mamá ni siquiera hable, no sé ni dónde está.

Enzo:- Vamos gorda, vamos a dormir un rato y venimos, no podes estar sin dormir.

Le hice caso, me quería bañar, comer y dormir, necesitaba un descanso para después estar nuevamente con mi papá.
Fuimos a la casa de mis viejos, me bañé, mientras Enzo me cocinaba algo, comimos y él se fue a bañar, yo me acosté. Por suerte tengo una cama de dos plazas, mi habitación sigue tal y como la dejé.
Enzo salió del baño y se acostó a mi lado, me abrazó y me hizo unos mimos hasta que me pude dormir.

...

Eran las 7 de la mañana, me levanté, comí algo y dejé a Enzo durmiendo. No iba a despertarlo, se que también está cansado y no es su obligación acompañarme.
Me tome un taxi para ir al hospital, llegue y mi papá estaba despierto, me senté a su lado.

-Hola pa, cómo estás?.- le di la mano.

.-Estoy bien hijita, que haces tan temprano?

-Siempre me levanto temprano, y te voy a venir a ver siempre.- apreté su mano.

Imposible - Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora